La historia de la villa ecológica hecha de botellas plásticas en Panamá

© Villa de Botellas Plásticas

© Villa de Botellas Plásticas

Cuando, en 2012, el jubilado canadiense Robert Bezeau llegó a la provincia de Bocas del Toro, en Panamá, se asombró. Pero no por la belleza del paisaje paradisíaco que había visto en las revistas y páginas de turismo, sino por la inmensa cantidad de botellas plásticas en el suelo y en el mar. 

Pero, en vez de irse del lugar, resolvió quedarse. El interés de Robert, ex fabricante de transformadores eléctricos, por la ecología lo había motivado a viajar al Caribe y no se iría de ahí hasta encontrar una solución para todas las botellas. Poco a poco, fue juntándolas y día a día pensaba en qué hacer con estas.

© Villa de Botellas Plásticas

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Desde 2014 hasta el momento, Robert ya ha juntado más de un millón de botellas. La cifra es un reflejo directo de la estimación de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza de que cada pañameño produce al final del día 1,2 kilos de basura, en su mayoría plásticos, lo que convierte el país en el que más genera residuos per cápita en Latinoamérica. En Chile, cada habitante produce, en promedio, 1,08 kilos de desechos al día, de los cuales 11% son plásticos.

Para ayudar a resolver este problema, en agosto de 2015, tras un sueño, al canadiense le vino la inspiración y decidió construir una aldea para vivir dentro de lo que se consume y se tira a la basura: una Villa de Botellas Plásticas (The Plastic Bottle Village, en inglés).

© Villa de Botellas Plásticas

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Su idea contempla, como se ve en el plano arriba, la construcción de 120 viviendas y, hasta ahora, ya existen tres en un terreno de 330 mil metros cuadrados. La idea de Robert es, con ayuda de los obreros del sector, construir unas 10 o más casas al año, dependiendo de la demanda de compradores, por lo que podrían estar todas listas en una década o menos.

Una casa de dos piezas puede llegar a reciclar hasta 10.000 botellas plásticas. El empresario asegura que el procedimiento es relativamente barato y sencillo: las botellas son llenadas con arena, se meten en estructuras metálicas, se cubren de cemento por los dos lados y así ya quedan listas las casas, las que, según Robert, son a prueba de terremotos y soportan la humedad ambiental, característica de esta zona geográfica.

© Villa de Botellas Plásticas

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Asimismo, recuerda que ese material reciclado también puede ser utilizado para construir un refugio temporal después de desastres, un espacio para los animales granjeros, piscinas, tanques de agua, drenajes de terreno, bodegas comerciales y carreteras. 

Esto ya se ha visto en otras partes del mundo. En Isla de Pascua, por ejemplo, se construyó una escuela de música sustentable, hecha con neumáticos, botellas y latas recicladas; en Rotterdam, estudian reaprovechar desechos para construir calles y en Hong Kong hicieron en 2013 un pabellón con 7 mil botellas.

© Villa de Botellas Plásticas

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