Carta destacada de la semana: La Selva de los Carteles

En el último tiempo hemos visto una mayor preocupación, que viene tanto desde los ciudadanos como desde las autoridades, por la gran cantidad de carteles publicitarios en las calles, los que no sólo aumentan la contaminación visual en nuestras ciudades, sino que en algunos casos pueden ser hasta peligrosos, al quitarle la visibilidad a los automovilistas, por ejemplo.

Hace algunas semanas se anunció que en Vitacura retirarían, algunas de las gigantografías de la comuna. Por otro lado la poca normativa en torno a este tema, tiene a al MOP y a los municipios discutiendo por quién debiera hacerse cargo del problema.

La carta de esta semana fue escrita por Paola Mora, de la Facultad de Arquitectura y Arte, U. San Sebastián, al diario La Tercera y hace alusión a la columna escrita sobre este tema por Iván Poduje en el mismo diario.

Señor director:

El arquitecto Iván Poduje publicó una columna el 29 de noviembre sobre la publicidad en espacios públicos. Creo pertinente resumir algunos aspectos que no se tomaron en consideración en el texto impreso.

Es cierto que existen múltiples ejemplos de avisos publicitarios que afectan negativamente el lugar donde se instalan. Sin embargo, lo relevante es que quienes habitan estos sectores generalmente no son consultados. El espacio público que debiera pertenecer a todos pasa a ser territorio de una marca que generalmente no retribuye al lugar que sirve de soporte, descartando la posibilidad de “fidelizar” al ciudadano-cliente con estrategias más creativas que signifiquen un aporte al espacio urbano.

Sabemos que la normativa que regula la disposición de avisos publicitarios y gigantografías, tanto en el espacio público como en edificios, varía según la comuna. En el caso de edificios, el dinero que se obtiene por transformarse en escenario publicitario es invertido en mejoras en su propio funcionamiento. Del mismo modo, es de esperar que el espacio público no sea puesto en arriendo unilateralmente por parte del alcalde, ya que este no es su dueño, sino un representante de múltiples voluntades.

El municipio debiera velar por obtener mejoras en la calidad urbana de sus calles y plazas, cautelando no ir en desmedro de su imagen ni del bienestar de sus vecinos.

Paola Mora

Facultad de Arquitectura y Arte, U. San Sebastián