Estudio Fundación Mi Parque: “Sumar m2 de áreas verdes. La cuestión es dónde y cómo”

Mi Parque, fundación de la que ya les hemos contado y que tiene como misión mejorar la calidad de vida en barrios vulnerables a través de la recuperación de áreas verdes en conjunto con las comunidades, realizó recientemente un estudio en que se puede ver claramente el impacto de las intervenciones que han hecho.

Una de las grandes conclusiones de este estudio, realizado entre Marzo y Mayo de este año, es que al mejorar el espacio público, haciendo partícipe a los vecinos de la transformación de su entorno, aumentan los usuarios de la plaza recuperada y ésta vuelve a ser el lugar de encuentro barrial.

Además las intervenciones de Fundación Mi Parque logran mejorar el bienestar psicológico y las relaciones vecinales. Haciendo que los vecinos cambien la percepción que tienen del espacio público que los rodea.

A continuación un resumen de los resultados del estudio.

El efecto más concreto es el aumento de los usuarios. Tras la construcción de las plazas analizadas, situadas en la comuna de Renca, Cerro Navia y Maipú, la proporción de vecinos que le dan un uso alto1 pasa de ser un 24,3% a ser un 40%, porcentaje que supera el nivel de uso alto a nivel nacional, regional, y de las comunas de las intervenciones analizadas, según 1Lo que corresponde a usarla a lo menos una o dos veces a la semana

datos de la última Encuesta de Calidad de Vida Urbana del MINVU. A partir de esto se consiguen una serie de efectos menos tangibles pero más determinantes en la calidad de vida de estos vecinos.

Como señala Sofía Covarrubias, encargada del estudio, “la mayoría de los conjuntos de vivienda social en Chile se caracterizan por el abandono y la falta de identidad espacial y esto se traduce en una fuerte insatisfacción y una negación constante de la pertenencia al lugar y a la comunidad, lo que impacta la salud mental y las relaciones vecinales”. Es respecto de esto que la Fundación Mi Parque quiso medir el nivel de resultados que tiene el mejoramiento participativo del espacio público en el establecimiento de una relación afectiva con sus espacios compartidos, en su estado anímico, en la satisfacción de los vecinos con sus barrios, con su comunidad y en las relaciones vecinales, como indicadores de su bienestar a nivel psicológico y comunitario.

Así como los espacios personales son un elemento importante en la construcción de nuestra identidad individual, el espacio público es parte fundamental en la formación de una identidad de grupo. De aquí surge el concepto de identidad de lugar o place-identity en función de la cual las personas pueden establecer vínculos emocionales y de pertenencia a su entorno cotidiano, elemento vital para una vida saludable en términos psicológicos y sociales. Sin embargo, el significado valorativo y emocional que se le da a la pertenencia o a los espacios puede ser tanto positivo como negativo por lo que puede experimentarse de manera grata y saludable o ser fuente de contradicciones y negación, lo que se traduce en un constante conflicto identitario que nos impide desenvolvernos de manera plena.

Respecto de esto, uno de los más fuertes cambios se vio en la relación afectiva que los vecinos establecen con el lugar. Los sentimientos que decían sentir por la plaza antes de su remodelación eran mayoritariamente vergüenza, desilusión y rabia, cosa que para los profesionales de la fundación, lleva a que finalmente sus vecinos busquen hacer que el lugar no sea identificado con ellos, por lo que se repliegan al interior de sus viviendas y el espacio público pasa a ser tierra de nadie o es apropiado por el narcotráfico y el consumo de drogas. De aquí surge lo que se expande en nuestras ciudades como el valor de “no ser de calle” que hace que el uso de espacios públicos se asocie con valores negativos y antifamiliares.

Estos sentimientos que manifiestan haber sentido los vecinos hacia el lugar transmutan tras su remodelación hacia sentimientos positivos que pueden ser fuente de apego hacia éste y base para la construcción de un nosotros. La alegría, en primer lugar, y el orgullo en segundo, son los sentimientos que ahora marcan a la mayor cantidad de vecinos y este último, como sentimiento apuesto a la vergüenza, es la más activa fuente de apropiación y compromiso, ya que por aquello que me siento orgulloso se velará para que no desaparezca y podrá ser fuente de identidad compartida.

Cambio en los sentimientos hacia el lugar

¿Cuál de estos sentimientos le produce ver la plaza? ¿Y recordando qué sentía hacia la plaza como estaba antes?1 .

A su vez, este lugar –más querido que antes– hace que mejore la satisfacción con el barrio en general. Los resultados de la encuesta nos muestran que más de un 70% de los vecinos señala que tras la construcción de la plaza se siente más orgulloso de su barrio y más satisfecho de vivir en él.

Según los dirigentes vecinales entrevistados para el estudio, las fuentes de esta satisfacción son diversas. Por una parte, el hecho de haberlo hecho ellos mismos los hace aparecer ante sí mismos y ante el otro, como motores independientes de cambio. Por otro lado, con esto se logra vivir en un espacio que dejan de considerar indigno y que cumple los estándares que posee el resto de la ciudad por lo que se reduce la sensación de exclusión y finalmente porque en estos espacios se visibiliza y redescubre una comunidad con la que se comparte más de lo que se creía.

Respecto de los efectos en las relaciones vecinales, cerca de tres cuartos de los vecinos declara que tras la construcción de la plaza se siente más conforme con su comunidad, un 63% dice confiar más en ellos y un 64,5% dice ver mayor disposición en el barrio a trabajar en equipo. Para la Fundación, estos logros son especialmente relevantes al considerar que estos barrios se caracterizan por un alto nivel de desconfianza vecinal, por lo que experiencias exitosas de trabajo en equipo son importantes precedentes para nuevas iniciativas comunitarias que al renovarse vallan fortaleciendo los lazos comunitarios, ampliando sus redes y generando capital social.

Esto se explica, por una parte, porque las intervenciones logran ser una oportunidad donde los vecinos se conocen en un contexto de colaboración y alegría –de hecho, un 67,9% de los vecinos participantes dice que en las actividades tuvo la oportunidad de conocer a otros vecinos– pero también porque la nueva plaza pasa a ser un lugar de encuentro positivo y no confrontacional como era antes. Un 63,8% de los vecinos considera que antes en la plaza se daban conflictos entre diversos grupos de usuarios y de estos un 64,2% considera que han disminuido estos conflictos tras la intervención.

“[con la plaza] mejora todo, y mejora también que los vecinos se conocen, se comunican. De repente parecíamos como los departamentos, que uno vive al lado pero la gente no se conoce. Pero aquí en estos espacios, cuando llegas con los niños o con los nietos, todos comparten, todos juegan y la gente por lo menos se saluda y se ve a la cara y eso es importante”. Dirigente vecinal comuna Cerro Navia


Fuente: Evaluación de resultados Fundación Mi Parque. N=218. Margen de error promedio con un 95% de confianza 4,9 puntos porcentuales. Las preguntas textuales son: Producto de la construcción de la plaza, ¿usted confía más en sus vecinos?, ¿Usted se siente más conforme con su comunidad de vecinos? y ¿Se ve mayor disposición en el barrio a trabajar en equipo?

Como plantea la encargada del estudio, “el encuentro, cuando logra darse de manera positiva y no conflictiva, es fuente de una particular satisfacción, la de compartir y tener cosas en común con el otro. En un contexto donde la vida acostumbrada es la vida puertas adentro y donde el vecino es considerado demasiado diferente como para poder compartir algo con él, el uso compartido y de manera sana de espacios públicos permite a estas familias descubrir más en común con sus vecinos de lo que creían posible y liberarse de prejuicios que frenaban las posibilidades de trabajo conjunto”.

Los hechos concretos y sencillos que realizan las personas ahora de manera visible en la plaza son la expresión de valores compartidos y al irse acumulando día a día van haciendo que, como se ve en los resultados de la encuesta, los vecinos vallan sintiéndose más conformes con su comunidad y vallan generando más confianza entre si.

Finalmente esto se traduce en beneficios personales a nivel psicológico para estos vecinos y en la manera en que perciben su vida. Un entorno físico más agradable, con el que se está más conforme y del que se sienten más orgullosos, y un entorno social más tendiente a la cooperación y menos confrontacional, con más conocidos a los que se saluda, se estima y con los que se comparten experiencias positivas, genera una sensación de conformidad y felicidad que aporta a la reducción del estrés y la ansiedad. La encuesta nos muestra cómo este efecto se da de manera extendida entre los vecinos siendo casi tres cuartos de ellos los que consideran que se sienten más felices como efecto de la construcción de la plaza.

“Por ejemplo, ayer vi a un papá con la mamá y con su hija, y el papá andaba detrás de la niñita. Y esas cosas no las veía antes y que rico verlas así! porque eso le hace bien a la familia. Salir en familia, hacer cosas juntos. Y al resto también le hace bien porque esas eran cosas que antes no se veían, porqué? Porque estaba feo y daba lata ir a la plaza, mejor se quedaba uno en la casa”. Dirigenta vecinal comuna de Renca

“Cuando la plaza de barrio es el escenario de la discordia, de las peleas, de la droga, del abandono y la fealdad, esto pasa a ser para sus propios vecinos la expresión de lo que es su villa y la fuente de la insatisfacción y desilusión que la mayoría de ellos posee. Una plaza bien utilizada se transforma, en cambio, en el lugar donde se expresan y observan valores positivos, como pueden ser el gusto por la naturaleza, por lo bello, el descanso o el cariño familiar, elementos que pueden convertirse en el fundamento del vínculo vecinal” dice Sofía Covarrubias.

A partir de estos resultados la Fundación hace un llamado a insistir en la inversión en espacios públicos de manera participativa, por el efecto multiplicador de sus beneficios. En palabras del director ejecutivo de la Fundación, Martín Andrade, “los efectos positivos que tiene a nivel social la recuperación de plazas en comunidades de escasos recursos nos muestra lo mucho que podemos ganar si aprovechamos el interés actual por el medioambiente y lo transformamos en una oportunidad para mejorar la calidad de vida en barrios vulnerables. Un metro cuadrado más de áreas verde ayuda mucho al medioambiente, pero si hacemos que ese metro cuadrado llegue a los entornos de una comunidad de escasos recursos, será muchísimo más que eso”.

  1.  Las preguntas permitían nombrar 3 sentimientos aunque no era obligatorio. El gráfico suma estas tres menciones de los encuestados. Fuente: Evaluación de resultados Fuundación Mi Parque. N = 218. Margen de error promedio con un 95% de confianza 4,59 puntos porcentuales []