Comienza construcción de Costanera Sur: Infraestructura y Equidad

758081532_portada.jpg

Hace mucho tiempo que venimos escuchando sobre la construcción de Costanera Sur, una vía par de la emblemática costanera norte, que conectará de manera más eficiente aún el sector oriente y poniente de la capital, y que estará además liberada de peaje. La semana pasada, el MINVU anunció que se comenzarán los trabajos de los primeros 2 kilómetros.

de la vía, que cuando esté concluida conectará las comunas de Lo Barnechea y Cerro Navia. Este primer tramo se desarrollará precisamente en el sector poniente de la capital, atravesando las comunas de Quinta Normal y Cerro Navia, entre las calles Walker Martínez y Balmaceda.

Si bien esta vía se desarrollará con un perfil a nivel de calle y no hundida, a tajo abierto o elevada, como la mayoría de las autopistas concesionadas, y si bien se trata de una obra de otra naturaleza al ser llevada a cabo por el Minvu y no por el MOP y una concesionaria, existen ciertos paralelos que pueden resultar interesantes discutir, sobre todo en esta primera parte del proyecto, cuando todavía hay tiempo de prever y preparar la manera de hacer las cosas.

La pregunta por cómo hacer las cosas radica en un tema casi obvio pero que muchas veces pasamos por alto; construir este tipo de vías significa una gran inversión, que en comunas pobres como Cerro Navia, representa posiblemente mucho más de lo que se ha invertido en años. En ese sentido, la construcción de infraestructura puede ser leída como una oportunidad clara de fuente de equidad en la ciudad, al permitir que ciertos sectores sean receptores de una gran inversión que, de la mano de un buen diseño, valorice y mejore la calidad de vida de las comunas. En el caso de Cerro Navia y Quinta Normal, aparece además una oportunidad particular, dada la posibilidad de que la construcción de esta infraestructura actúe como soporte para espacios públicos que conviertan al río en un valor para el territorio, contrario a lo que ha sido tradicionalmente.

Quisiera  hacer referencia a otro caso en la misma ciudad de Santiago; la construcción de la autopista Américo Vespucio podría haber sido, por ejemplo, una oportunidad al intervenir comunas como San Ramón, Lo Espejo, Pudahuel, La Cisterna, por nombrar sólo algunas. La construcción de la autopista dejó, sin embargo, un tajo y murallas que están lejos de dar valor a sus vecinos. Todos sabemos que esto es así hasta cierto punto ¿Cuál punto? Sencillamente, Grecia. El punto es así de explícito porque al llegar al sector oriente de la capital, el nivel de negociación ha sido mucho más alto que en el resto de la ciudad; esto debido , en primer lugar, al nivel de influencia de los vecinos, pero también se debe a que las consecuencias de la aparición de la autopista Vespucio para su entorno inmediato, eran por todos conocidas. En el caso de Vespucio, el haber partido por sectores vulnerable estuvo lejos de ser una fuente de equidad, ya que fue precisamente en estos sectores donde más brutalmente se tomaron las decisiones. Cuando llegamos a Vespucio Oriente, el espacio para la negociación existió, en parte, porque la brutalidad estaba a la vista.

La construcción de Costanera Sur está a punto de comenzar, precisamente en comunas socialmente homogéneas y vulnerables, para poco a poco avanzar río arriba; es de esperar que esto no tenga como consecuencia que las correcciones se vayan haciendo río arriba también, y que la oportunidad que presenta esta inversión se refleje desde la primera piedra. Partir por los más vulnerables, sí. Pero no como conejillos de indias.