Desarrollo Humano en Chile 02: La cultura del consumo, el mall y el espacio público

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Foto Vía Flickr por billshields

La semana anterior inauguramos la serie de artículos que pretenden reflexionar en torno a los Informes de Desarrollo Humano que realiza el PNUD, entendiendo Desarrollo Humano como aquel proceso por el cual la persona se hace sujeto y beneficiario efectivo de los cambios en curso. Dentro de los diversos aspectos que determinan los cambios culturales que ha vivido la sociedad chilena y que determinan los procesos de subjetivación del individuo, los aspectos relacionados a los cambios en la producción cultural sin duda son uno de los más determinantes; lo interesante es que dentro de los informes de Desarrollo Humano se trata al consumo como un nuevo modo de producir cultura. Interesante, sobre todo considerando las repercusiones directas que este fenómeno puede tener sobre nuestras ciudades.

1. Consumo como Producción Cultural.

Para comenzar, habría que entender de qué manera el consumo es determinante en el desarrollo de las personas y su repercusión en la construcción de lo social o lo público.

“A veces no se percibe bien que la adopción de la “lógica del mercado” implica un proyecto cultural. Su característica principal parece ser la centralidad del individuo y, en forma más directa, una determinada concepción del individuo como actor autónomo, racional y aislado. […] Tal vez el rasgo más sobresaliente de la sociedad chilena hoy en día sea el acelerado proceso de individualización. El chileno tiende a romper los vínculos sociales y hábitos tradicionales que, a la vez, lo encerraban y lo protegían.”

El nuevo protagonismo del consumo sin duda determina la construcción de nuevas identidades informales y tentativas que nacen de este acercamiento al mundo público y privado, y es de esta manera que logra producir cultura, entendiendo cultura en términos generales, según la UNESCO, como las maneras de vivir juntos, y entendiendo la importancia de la cultura por ser parte constitutiva de un Desarrollo Humano. Esta idea toma fuerza al ahondar en el Informe del PNUD y ver cómo el consumo impregnaría esta manera de vivir juntos:

“En Chile, la conversación social, según los trabajos de PNUD, suele desembocar con facilidad en la evocación, enumeración y evaluación de lo que se ha comprado, se pretende comprar o se quiso, pero no se pudo comprar. Es decir, tiende a girar en torno a aspiraciones y frustraciones de consumo.

“Por los estudios cualitativos se sabe que el “consumismo” sería una de las presiones más agobiantes para el individuo de estrato medio. […] para el 80% de los entrevistados consumir es una forma de satisfacer un deseo.”

La penetración del consumo como parte constitutiva de la vida, en cómo nos relacionamos, en qué conversamos, en qué aspiramos, repercutirá en la constitución individual y colectiva de los chilenos, a la vez que determinará la forma del medio físico que construimos para desarrollar esta vida, tanto el que envuelve a cada individuo como aquel que construimos como sociedad.

“Llevado al extremo, el individuo “es” su estilo de vida, la imagen proyectada de su estilo. […] La cultura del consumo sería, así, una vivencia estética que no tiene palabras.”

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2. La vivencia estética y su formalización en la ciudad.

El espacio de consumo es sin duda la formalización más evidente de estos cambios culturales. Y dentro de los espacios de consumo es sin duda el mall el que de manera más contundente se hace cargo de esta tendencia. Es difícil referirse a los mall sin caer en una serie de clichés, por lo que parece interesante un acercamiento con validez estadística como el que hace el PNUD al respecto:

“Un chileno de clase media se siente tentado a considerar el mall como emblema del Chile actual. El centro comercial parece sintetizar la nueva combinación de consumo, esparcimiento y paseo público. Esta experiencia se consolida en los años noventa. En apenas cuatro años, el número de estos centros aumentó en 55%. No sorprende pues que, acorde a la encuesta del PNUD, sólo el 3% de los entrevistados no tendría cerca alguna plaza comercial. […] ¿Cuál es el significado del mall en la experiencia subjetiva de los chilenos? El más evidente es comercial. Pero sólo el 28% de los entrevistados va al mall únicamente a comprar”

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Plano de Santiago, densidad de equipamiento comercial, mall, y subcentros proyectados. Revista Foco 76 n. 5. Cartografía original OCUC, de José Rosas, Margarita Greene y Luis Valenzuela

Sin duda el diseño de esta vivencia estética repercute en la redefinición del espacio público, incluso si intentamos evitar caer en afirmaciones cliché y lugares comunes; la diversificación de los servicios prestados por el mall, las convierte en las centralidades que la cultura del consumo solicita; lo interesante es preguntarse de qué manera estos espacios diseñados de manera altamente eficiente en relación a la mencionada “lógica del mercado”, es capaz de hacerse cargo de la construcción del espacio público, tanto como esa vivencia estética que plantea la cultura de consumo, como aquel ” lugar de encuentro al cual todos los ciudadanos pueden acceder libremente” planteado por la teoría política. ¿La importancia de éste? Creo que se responde de manera precisa en el propio informe:

“Lo público es la casa construida y habitada por la pluralidad de ciudadanos. Sin ese mundo común, la diversidad no sería sino un conjunto de fragmentos.

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Foto vía Flickr por betta_design

*PNUD, “Desarrollo Humano en Chile Vol.1. Nosotros los chilenos: un desafío Cultural”. Eugenio Ortega R., Pedro Güell V., Norbert Lechner B., Rodrigo Márquez A., Soledad Godoy M. Santiago, LOM Ediciones, 2004.