Unesco pide frenar intervenciones en Puerto Barón de Valparaíso

© Flodigrip's world, vía Flickr.

En noviembre del año pasado, la misión enviada por la Unesco llegó a Valparaíso para conocer el estado del sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por el organismo. Recientemente se publicó el “Borrador de Decisión”, elaborado tras la visita, en el que se señala que “los proyectos de ampliación del Terminal 2 del Puerto y el centro comercial Puerto Barón pueden afectar al valor universal excepcional de la propiedad y pide al Estado Parte a poner fin a las intervenciones en Puerto Barón y la zona del puerto hasta determinar el impacto ambiental y patrimonial”.

Con esta resolución, la Unesco establece que el Estado deberá presentar el 1 de febrero de 2015 un informe en el que detalle los mecanismos de conservación que implementará en el lugar para que sean revisados en la 39ª Sesión del Comité de Patrimonio Mundial que se realizará en la fecha mencionada. Este plazo coincide con el que el organismo le dio al Estado para que fije las medidas de protección del entorno de las 16 Iglesias de Chiloé, también clasificadas como Patrimonio de la Humanidad.

Acerca de esta resolución, el Presidente del Colegio de Arquitectos de Chile, Sebastián Gray, escribió la columna “Los coscorrones de la UNESCO”, publicada este sábado en El Mercurio. Su columna fue muy compartida en las redes sociales y con justa razón, porque a pesar que los proyectos mencionados están dentro de las leyes vigentes, en el documento de la Unesco se concluye que “no existe una estructura de gestión específica para la administración del área inscrita como patrimonio mundial y su zona de amortiguamiento”.

El informe de la Unesco sobre Valparaíso y la columna de Sebastián Gray a continuación.

Algunas de las conclusiones de la Unesco presentadas en el informe son las siguientes:

– Los habitantes de Valparaíso y los visitantes perderán la oportunidad de apreciar los vestigios más importantes del antiguo puerto de Valparaíso. La Bodega Simón Bolívar es uno de los pocos edificios del antiguo puerto que pueden expresar la memoria de actividades humanas del pasado, de las tecnologías del puerto y de sus vínculos con el tejido social de la ciudad, su utilización y su entorno geográfico. Para mantener la significación cultural del área y, por lo tanto, para preservar el Valor Universal Excepcional del sitio, sería importante que se mantuviera la fachada de la Bodega Simón Bolívar de cara a una explanada libre de obstrucciones frente al mar.

– El nuevo estilo del mall Puerto Barón, a pesar de estar dentro de la legalidad según el Plan Regulador Comunal de la ciudad, significa una ruptura con el paisaje urbano de Valparaíso.

– Actualmente la Bodega Simón Bolívar se puede ver desde muchos puntos de la ciudad, y está alineada con el borde costero y el ferrocarril. La Bodega reproduce la forma del anfiteatro (una curva larga en la parte más baja), reforzando su naturaleza curva. Esta característica se perderá con el nuevo edificio del centro comercial, ya que su estilo se parece al de los bloques urbanos.

– A pesar de que ambos proyectos están dentro de la legalidad institucional, existe una clara y profunda disputa pública entre diferentes partes interesadas sobre su futuro. Los actores sociales tienen varias inquietudes sobre los impactos que los proyectos tendrán en la ciudad y en el sitio de patrimonio mundial, y muchas de ellas están principalmente vinculadas al rumbo que tomará el desarrollo de Valparaíso.

Los coscorrones de la UNESCO – Publicada originalmente en la revista Vivienda y Decoración del diario El Mercurio este sábado 3 de mayo.

En Chile nos enorgullecemos de ser ordenados, pujantes, innovadores y globalizados. Tenemos internet, televisión, celulares y autopistas. Malls por docenas. Tenemos tratados de libre comercio y nos sentamos a la mesa del club de los países ricos (la OCDE), aunque sea como espectadores por ahora. El mundo mira a Chile con interés y confianza. Pero para situarnos con autonomía en el escenario global, debemos actuar a la altura de las expectativas globales. Es por eso que los recientes informes de la UNESCO, lapidarios respecto al cuidado de dos sitios del Patrimonio de la Humanidad que existen en nuestro país –Valparaíso y 16 iglesias en Chiloé– son un balde de agua fría a nuestras pretensiones de modernidad y progreso.

Con respecto a Valparaíso, la organización internacional nos dice que nos hemos demorado demasiado en hacer poco, y que en todo caso no hemos logrado materializar una institucionalidad específica para las necesidades de protección y conservación del lugar. También nos dice que no vamos por buen camino. Prueba de ello es que aún se levantan torres de veinte pisos en el casco histórico y se promueve la construcción de un enorme centro comercial en primera línea frente al mar. En Chiloé, la aparición de un edificio de tamaño descabellado en medio de un paisaje urbano valioso y de pequeña escala, a escasa distancia de la iglesia más importante del conjunto, UNESCO nos dice lo obvio: que es inconcebible que haya ocurrido, que hay que achicar el monstruo, que hay que proteger mejor el resto, y que si no lo hacemos, arriesgamos perder la distinción.

El bochorno es nacional, no local. El Estado de Chile no ha demostrado asumir su plena responsabilidad al aceptar la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad en estos lugares, delegando en las autoridades locales, insuficientemente preparadas, sin recursos y desprovistas de instrumentos de planificación adecuados, la gestión de nuestro patrimonio. También queda claro que no podremos avanzar sin una sólida participación de la ciudadanía en las decisiones respecto a los lugares que habitamos. Hasta ahora, el concepto de participación ciudadana ha sido mal entendido en Chile, limitándose a plebiscitos sobre proyectos ya formulados, cuando en realidad se trata de involucrar a los habitantes desde el origen mismo del problema. Así se hace en el mundo al que aspiramos semejarnos. En este sentido, los coscorrones de la UNESCO nos ayudan a sensibilizar a la opinión pública y a las autoridades sobre lo que es moderno, y a ver con claridad nuestros desafíos y metas. Dentro de todo, un avance.

El informe completo de la Unesco se puede revisar aquí.