Una mirada accesible al transporte marítimo en Chile. El caso de Chiloé

Ferry Interpatagonia en Canal de Chacao.

Ferry Interpatagonia en Canal de Chacao.

En los últimos 12 años hemos vivido un lento pero progresivo avance en las medidas de accesibilidad adoptadas en los transbordadores que operan en el canal de Chacao en Chiloé. En nuestros primeros viajes con una persona con discapacidad resultaba demasiado difícil e inseguro acudir a un baño, incómodo y nada accesible, con acarreos bajo un clima adverso y entre un laberinto de camiones, autobuses y autos con apenas espacio entre ellos para circular. Mucho menos a la cafetería. En aquellos días, los operarios ubicaban tu vehículo en el lugar más conveniente por aquello de la estiba y desestiba, quedando prácticamente secuestrados en nuestros auto con cero posibilidad de salir ante una urgencia fisiológica y con indicaciones del personal tales como “…salga usted por la ventanilla” o “…¿qué quiere que le haga?”.

Pero un día todo cambió, cuando el caballero que nos cobró el pasaje nos comentó que en la embarcación se contemplaba la ubicación preferente de vehículos de personas con discapacidad en un lugar cercano al baño y cafetería. Fue entonces cuando comenzamos a mostrar el símbolo SIA y la credencial en nuestro auto justo al momento del abordaje, lo cual no resultaba siempre lo efectivo que hubiéramos deseado puesto que podíamos llegar cuando la nave estaba casi llena y resultaba complicado lograr la ubicación deseada. En algunas ocasiones sí reubicaron algunos autos incluso buses para dejarnos libre este sitio.

Los primeros baños “accesibles” y mal llamados “baño minusválidos” (que después cambiaron a “baño discapacitados”, mal también) los vimos en 2012 en un primer intento de abordar algún tipo de comodidad para un número creciente de pasajeros que los requerían. Tenían un acceso acrobático mediante una doble rampa en forma de V invertida que salvaba la altura de la puerta, típica en un barco para evitar entrada del agua y se accedía a un baño que no calificaba en absoluto de accesible. Los pasillos de circulación cercanos a estas ubicaciones seguían siendo muy angostos y a veces con elementos que originaban desniveles e interrumpían o dificultaban el tránsito de los viajeros. Aún no se podía acceder a la cafetería.

2012 | Baño accesible (izquierda) y detalle señalética “minusválido (centro) 2013 | Zona circulación (derecha)

2012 | Baño accesible (izquierda) y detalle señalética “minusválido” (centro) 2013 | Zona circulación (derecha).

2013 | Acceso al baño (izquierda) 2014 | Señalética baños “discapacitados” (centro) y señalización correcta (derecha)

2013 | Acceso al baño (izquierda) 2014 | Señalética baños “discapacitados” (centro) y señalización correcta (derecha)

A finales de julio pasado pudimos observar más avances, encontrando demarcado el cupo preferente, pasillo de circulación algo más amplio y acceso a baños y cafetería. Sin embargo, aún no se consigue disminuir los desniveles interiores o considerar espacio libre anterior al barrido de las puertas para favorecer la autonomía de los pasajeros. En el baño, aunque se implementaron barras de apoyo fija y abatible, el modelo de lavamanos no permite la aproximación, el papelero ocupa el espacio de transferencia y el modelo de inodoro es muy bajo. En la cafetería, aunque se puede acceder, el modelo de mesa no permite su uso en armonía con acompañantes y el pasillo hasta llegar al mesón de atención sigue siendo demasiado angosto.

2016 | Demarcación espacio preferencial (izquierda) y pasillo circulación (derecha)

2016 | Demarcación espacio preferencial (izquierda) y pasillo circulación (derecha).

2016. Baño (izquierda y centro) y acceso cafetería (derecha)

2016. Baño (izquierda y centro) y acceso cafetería (derecha).

Los transbordadores de menor eslora que operan, por ejemplo, en el canal de Dalcahue o hacia la isla Lemuy, siguen sin contar con baño accesible y aunque el trayecto es corto (entre 5 y 15 minutos), la espera en fila para abordaje puede ser muy larga en determinadas épocas del año y fines de semana. Ni qué decir del transporte entre islitas por medio de simples lanchas o barcazas, muy difíciles para personas con movilidad reducida o con discapacidad y muy complicadas en caso de evacuación urgente o traslado a centros de salud cercanos.

En Puñihuil, uno de los principales atractivos de Chiloé por la visita a sus pingüineras, el acceso a las barcas es muy básico y complicado para las personas con movilidad reducida o discapacidad y riesgoso para todos. Con una adaptación de las barcas (acceso y alguna butaca fácilmente desmontable para espacio silla de ruedas) y otro diseño de carrito motorizado y con rampa, se podría mejorar sustancialmente la situación actual en seguridad y comodidad.

2014. Baños en transbordador canal Dalcahue (izquierda) y acceso a barca en Puñihuil (derecha).

2014. Baños en transbordador canal Dalcahue (izquierda) y acceso a barca en Puñihuil (derecha).

Chile es un país de lagos, volcanes y también de islas, con varios archipiélagos importantes. Nos consta que el transporte marítimo de pasajeros en los archipiélagos de Calbuco y Chiloé es aún muy precario, siendo la principal (y en muchos casos la única) vía de conectividad y para todas las personas.

Asistimos a pequeños avances normativos en materia de transporte de pasajeros terrestre y aéreo, sin considerarse a la fecha el transporte marítimo, con apenas mención en el Reglamento de Transporte Público de Pasajeros. Todo lo descrito se está realizando a través de la RSC de las empresas. Destacamos la licitación pública de la Ilustre Municipalidad de Puerto Montt para la construcción de un taxi marítimo accesible, lo que nos confirma que es posible lograr un transporte marítimo más amigable e incluyente.

Es por esto que instamos a todos los actores en la temática a avanzar también en este tipo de transporte de pasajeros (ajeno en muchas localidades de Chile y básico en otras) y en materia de accesibilidad, no solo para naves mayores como los transbordadores que mencionamos, sino también para naves medias y menores, de rescate, turísticas, transbordadores menores, lanchas, deportivas, barcazas e incluso algunos buques de la Armada, que realizan operativos civiles (principalmente de salud, como recientemente en Chiloé) o se convierten con el tiempo en museos u organizan jornadas de puertas abiertas.

Accesos, ruta accesible al interior, ruta de evacuación y medidas mínimas accesibles para circulaciones, baños, espacios preferentes, mobiliario y espacios de atención a público (cafetería, segunda cubierta), entre otros deben ser incluidos y consideradas en los diseños y arquitectura naval, aplicando los principios contenidos en  algunos artículos del Decreto 50, en tanto no contemos con normativa de accesibilidad más específica para estas embarcaciones. Protocolos y capacitaciones de atención a personas con movilidad reducida (adultos mayores) y con discapacidad deben ser fortalecidos a través de la RSC de las empresas navieras operantes. Es de suma importancia una información veraz y clara de estas medidas de accesibilidad a los usuarios, bien por medio de señaléticas en el exterior antes del abordaje (con un logo SIA y leyenda: avise al operario, por ejemplo), dentro de la embarcación y en las páginas web institucionales de las empresas navieras.

Tacos para abordar ferris en canal de Chacao. En Chiloé (izquierda) y en Pargua (derecha) Fuente: latercera.com (izquierda) y soychile.cl (derecha).

Tacos para abordar ferris en canal de Chacao. En Chiloé (izquierda) y en Pargua (derecha) Fuente: latercera.com (izquierda) y soychile.cl (derecha).

Si bien el trayecto en el canal de Chacao es de aproximadamente media hora y en canales como el de Dalcahue o a la isla Lemuy es más breve (10 minutos), en determinadas épocas del año se originan filas muy largas de vehículos en espera para el abordaje y la existencia básica de un baño accesible en la embarcación se hace más que necesaria para muchas personas (adultos mayores, lesiones medulares, cateterismo, niños chicos, entre otros).

Por otro lado, las rampas en los puertos son muy largas con pendientes que pueden superar el 12%, sin descansos ni ningún elemento de apoyo y con una superficie que no logra la homogeneidad. Pensemos en Cruceros que llegan a visitarnos cargados de turistas, también adultos mayores, niños, mujeres embarazadas y personas con movilidad reducida y discapacidad que desembarcan en estas rampas y que no brindan la mejor de las bienvenidas. Pensemos que aún tenemos islas cuya única conectividad se logra a través de un transporte marítimo precario e infraestructuras portuarias difíciles. Somos conscientes que reducir la pendiente de estas rampas, implementar descansos y un elemento de apoyo al medio de las mismas, y lograr una superficie homogénea y antideslizante a pesar de los efectos y fuerzas del mar, supone un gran desafío. Urge considerar estos puntos  en el proceso de actualización de la Guía para el Diseño, Construcción, Operación y Conservación de Obras Marítimas y Costeras de 2013.

Rampa en Puerto Marítimo Castro

Rampa en Puerto Marítimo Castro.

Instamos a través de este posteo al Ministerio de Obras Públicas, Dirección de Obras Portuarias, Armada de Chile, Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, Servicio Nacional del Turismo, Servicio Nacional del Adulto Mayor, Servicio Nacional de la Discapacidad, Astilleros, Maestranza, Navieras, Directemar, Colegio de Ingenieros Navales de Chile, empresas turísticas, puertos deportivos, consultorías y asesorías navales, y sociedad civil, entre otros a seguir avanzando en un transporte marítimo accesible para muchos chilenos que utilizan permanentemente.

Link de interés:

Guía de Diseño, Construcción, Operación y Conservación de Obras Marítimas y Costeras (MOP)

Columna inicialmente publicada en Corporación Ciudad Accesible.