Coronel concentra la mayoría de las 365 viviendas que aún no han sido reconstruidas a seis años del 27-F

Coronel Viviendas 27FPor Sebastián Henríquez.

Ministerio de Vivienda busca culminar proceso este año:

Pese a que se ha completado el 99,8% del proceso en el país, ya sea iniciando la construcción o entregando subsidios, en la comuna de Biobío siguen esperando una solución definitiva.

Lilian Ormeño podría ser la última damnificada del terremoto de 2010 que reciba una vivienda definitiva en reemplazo de la que perdió. El sismo, que arrasó la zona centro sur del país el 27 de febrero de ese año, obligó al Estado a montar un programa de reconstrucción para 224 mil casas que, a seis años de la catástrofe, se encuentra prácticamente terminado.

Según el Ministerio de Vivienda, el 99,8% de las viviendas destruidas por el terremoto o por el tsunami que lo siguió están reconstruidas o con un subsidio asignado. Lilian forma parte del 0,2% restante: 365 viviendas que aún no inician el proceso porque no tienen un proyecto asignado.

“Llevo más de seis años acá, esperando”, dice la mujer con resignación desde el tercer piso del bloque de viviendas sociales donde vive en Coronel, la comuna con más casos pendientes en el país, con un total de 103.

La espera de Lilian no ha sido fácil. Ella, su hija de 14 años y su perro Newton siguen viviendo en el mismo complejo donde pasaron la noche del 27-F. Un edificio donde las huellas del terremoto se han agravado con la falta de mantención en estos seis años y medio. La mayor parte de las 32 familias que allí vivían se fue. Lilian es la única en su piso.

“Si siento pasos en el pasillo, me asusto. A los departamentos desocupados llegó mucha gente, a drogarse, a robar las cosas…”, cuenta. Y describe cómo delincuentes se robaron las cañerías, los medidores de agua y luz, e incluso los WC de las viviendas desocupadas. “Al final, la constructora tuvo que cerrar los departamentos con rejas”, recuerda.

La situación es peor en el primer nivel. Carlos Reyes es otro de los “pendientes”, y tuvo que aguantar años la inseguridad de ser el único vecino del piso. “Llegaba un montón de gente, acá se vio de todo”, afirma.

El abandono no solo lo aprovechan delincuentes. En uno de los departamentos un carretonero amarra todos los días su caballo, que se alimenta del pasto que crece salvaje en el patio, pero también de ropa. “Esa bestia no sé por qué está ahí. Pero como no hay nadie viviendo acá, la amarran. Si uno se descuida con la ropa tendida, el caballo se la come”, se queja el hombre.

La incómoda espera se ve agravada porque en el barrio ya se han construido varios complejos para otros damnificados.

Nueva normativa

Según el Ministerio de Vivienda, estos 365 casos corresponden a damnificados que tienen una complejidad mayor. Entre estos hay viviendas que no han podido reconstruirse porque cuentan con declaratoria patrimonial o porque están muy alejadas de centros urbanos. Esto último representa un sobrecosto que las constructoras no siempre quieren asumir.

“No se trata de conjuntos habitacionales, sino de soluciones individuales que hay que ir trabajando caso a caso, y eso demora las cosas. La mayoría son construcciones en sitio propio, personas que tenían la posibilidad de construir donde ya había un terreno, pero que están muy lejos para interesar a constructoras”, explica el seremi Jaime Arévalo.

A ello se agregan papeleos porque el dueño de la propiedad falleció y casos como el de Lilian y Carlos, que forman parte de un programa que busca reconstruir las viviendas acorde a la nueva normativa del ministerio.

“El bloque de nosotros es de 1996. La idea es que de tres departamentos, se hagan dos más grandes. Eso es lo que nos han dicho”, cuenta Ormeño. “Algunos de los que vivimos acá están listos con el trámite. A otros no los han podido ubicar para la firma, no sé bien, hay un papel que no sale”, agrega Reyes.

En este caso, el trámite faltante es el acuerdo entre las 32 familias del complejo para adecuar los departamentos a la norma vigente, reconvirtiendo tres unidades en dos más amplias. El proceso implica mejorar también el edificio, entregar subsidios de arriendo a los beneficiarios que se quedan y casas a los que se van.

Así y todo, Vivienda espera tener claridad con los 365 casos faltantes antes de fin de año. Esto es, al menos asignarles un subsidio. Será una buena noticia para Lilian, y en lo que respecta a vivienda al menos, el fin de la reconstrucción post 27-F.

COMPROMISO
Vivienda afirma que logró un acuerdo con constructoras para terminar estas viviendas, pese a su mayor costo.