La zona poniente de la capital recibe el 95% de residuos peligrosos de la RM

vertederos residuos peligrosos Por Sebastián Sottorff.

Lampa, Quilicura y San Bernardo son las comunas con más establecimientos de este tipo:

Aceites industriales, baterías en desuso, chatarra electrónica y productos tóxicos se reparten en 59 recintos de Santiago.

“Todo depende del día. A veces hay ruido, a veces hay olores, o a veces van y vienen los camiones. Pero uno se termina acostumbrando”, dice Alejandra Salazar.

Ella, al igual que los vecinos del barrio El Mañío de Quilicura, saben que deben convivir con el quehacer de diferentes empresas a pocos metros de sus hogares.

Sin embargo, lo que muchos residentes no conocen es que varias de las compañías que se emplazan en el sector utilizan, manipulan o reciclan productos tóxicos o eventualmente dañinos. De hecho, según datos de la Seremi Metropolitana de Salud, en toda la RM existen 59 establecimientos destinados al manejo final de desechos potencialmente dañinos.

De ese total, el 95% se emplaza en la zona poniente de la capital y solo tres se ubican en La Reina, la única comuna del área oriente de Santiago que tiene establecimientos destinados a la recepción de este tipo de materiales.

Además de aceites industriales, baterías en desuso y chatarra electrónica, estos establecimientos se encargan de procesar envases y solventes de alta toxicidad.

Y pese a que todos los puntos que hoy funcionan en la capital cuentan con autorización, algunos se localizan bastante cerca de áreas urbanas consolidadas.

“Las empresas destinatarias de residuos peligrosos recepcionan solo los desechos que se encuentran autorizadas a recibir. Existen instalaciones que pueden recepcionar residuos que presentan las características de inflamabilidad, toxicidad, corrosividad y reactividad, como otras empresas que solo recepcionan inflamables”, explica Roberto Condori, jefe del subdepartamento de Control Sanitario de Emisiones de la Seremi Metropolitana de Salud.

El experto señala que para permitir el funcionamiento de estos lugares, la autoridad sanitaria revisa todas las etapas de manejo de cada uno de los residuos, desde la recepción a su disposición final.

“La Seremi de Salud desarrolla un programa de fiscalización de generadores y destinatarios de residuos peligrosos, con énfasis en aquellas instalaciones que manejan las mayores cantidades de residuos y que pueden representar un mayor riesgo para los trabajadores, la comunidad y el medio ambiente. También fiscaliza estas instalaciones cuando recibe denuncias de la comunidad”, agrega Condori, detallando que durante el año 2015 se realizaron 272 fiscalizaciones y se iniciaron 37 sumarios sanitarios a este tipo de establecimientos.

En tanto, en lo que va del año, se han ejecutado 206 fiscalizaciones e iniciado 52 sumarios sanitarios.

El vecino indeseado

Tres comunas de la capital son las que reciben la mayor cantidad de residuos peligrosos de toda la región Metropolitana: Lampa, Quilicura y San Bernardo.

Todas estas comunas tienen una población de casi 600 mil habitantes, que ya están habituados a la presencia de fábricas y recintos como los que se dedican al tratamiento de los residuos peligrosos.

“Tenemos bien claro que somos el patio trasero de Santiago”, sentencia Hernán Mora, residente de la villa Baldomero Lillo de San Bernardo.

A juicio de Luis Eduardo Bresciani, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, el problema no radica en que existan sectores o recintos de este tipo en la capital, pues, de manera inevitable, las áreas metropolitanas deben contar con áreas destinadas a estas actividades.

“La problemática de fondo está en la injusticia ambiental que implica para las comunidades de esos sectores convivir con estos recintos. Esas comunidades no reciben ningún tipo de compensación ni obras que mitiguen el potencial impacto negativo”, explica el urbanista.

En ese sentido, Bresciani agrega que lo que se requiere para disminuir las consecuencias negativas de estos establecimientos es una política integral urbana, que, entre otras cosas, incluya la elección de los intendentes para mejorar la coordinación en la ciudad y así establecer normas más exigentes.

“Necesitamos planificar ya, si es que estas actividades tienen que ser relocalizadas a sectores más distantes aún de las áreas urbanizadas”, agrega Bresciani.

Fiscalización
En lo que va del año, la Seremi de Salud ha iniciado 52 sumarios sanitarios a estos recintos.