Casi la mitad de la vialidad de las grandes ciudades chilenas necesita ser reparada

viabilidadPor: Manuel Valencia.

Estudio analizó cuadras de Santiago, Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Concepción, Temuco y Puerto Montt: Análisis de infraestructura crítica para el desarrollo cifra en US$ 2.560 millones la inversión que requieren calles y veredas.

Pese a la masiva urbanización de los últimos 25 años, las calles con hoyos, pavimentos irregulares o, incluso, vías de ripio y tierra aún son una realidad en las principales ciudades del país.

Fenómeno que queda patente en un estudio del urbanista Iván Poduje, de la consultora Atisba, y del especialista en Transportes Louis de Grange, para el informe de infraestructura crítica de la Cámara Chilena de la Construcción. El documento plantea que el 51% de las calles y veredas del Gran Santiago, Antofagasta, La Serena-Coquimbo, el Gran Valparaíso, el Gran Concepción, Temuco-Padre Las Casas y Puerto Montt deben ser reconstruidas o reparadas.

La metodología consistió en revisar cuadra a cuadra la calidad de los espacios viales y peatonales para verificar si estaban en condiciones óptimas, buenas o con alto deterioro, en relación con los estándares (dimensiones, por ejemplo) definidos en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción.

El estudio también aborda las calles o huellas peatonales de tierra que aún deben implementarse. Si se les incluye, se obtiene que el 40% de las calles y el 33% de las veredas requieren ser pavimentadas. “Este déficit es el más urgente y preocupa que casi un tercio de la vialidad esté en malas condiciones. Falta una política más eficiente y constante de mantención. Puede ser que en ello influya que esta responsabilidad esté radicada en los gobiernos regionales que, en general, tienen pocos recursos y competencias para hacerse cargo de una tarea de tal envergadura”, afirma Poduje.

Según el estudio, la mayor parte de la vialidad deficitaria se concentra en zonas vulnerables o periféricas de las urbes. “Esto evidencia una falta de equidad urbana propiciada por el Estado. Las comunas más pobres tienen una calidad de vialidad muy inferior que, en muchos casos, ni siquiera está pavimentada”, afirma De Grange, especialista de la UDP.

En total, el análisis estima que para reconstruir o reparar las calles y veredas se necesita una inversión de US$ 2.560 millones, un monto similar a las nuevas líneas 3 y 6 del Metro de Santiago.

Este tipo de desigualdades busca ser resuelto en el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, a través de estándares mínimos que se exigirá cumplir a las ciudades, “de forma de concordar las metas como país, priorizando los sectores más desiguales y vulnerables”, afirma el presidente de la entidad, Luis Eduardo Bresciani.

En cifras, las calles de las siete ciudades analizadas totalizan 33.170 kilómetros (equivalentes a un viaje ida y vuelta entre Santiago y Moscú). De ellas, 13.228 kilómetros (distancia entre Santiago y Estocolmo) deben ser reparados, reconstruidos o implementados. En el caso de las veredas, 3.506 hectáreas (equivalentes a Iquique y Alto Hospicio) deben ser restauradas o construidas.

Javier Hurtado, gerente de estudios de la Cámara Chilena de la Construcción, afirma que el alto deterioro de la infraestructura vial de las periferias se ha ido acercando a los centros. Con ello, estima que solo en Santiago hay tres millones de personas que viven en condiciones deficitarias de infraestructura pública. A su juicio, la mantención se relaciona también con aspectos políticos. “La calle es un activo y en la medida de que se deteriora cuesta más mantenerla en el tiempo”, asegura.

Mantención
Según los especialistas, se debe revisar el actual modelo de mantención de vías del Serviu y los gobiernos regionales.