Santiago, no siempre acogedora

santiagoPor: Miguel Laborde.

Hacia un Santiago de calidad mundial
Ahora que se acerca el Día del Patrimonio, vemos que se amplía la oferta; desde el año pasado incluye recorridos de barrios. Nos va faltando, entonces, la gran escala de la ciudad.

Por ejemplo, de Gabriela Mistral. Si uno va a la esquina donde hizo clases en Cerro Navia, el interés es escaso. Si uno va a su casa del barrio Huemul, conocerá un entorno histórico, pero esos dos hitos aislados no dan cuenta de su áspera relación con Santiago.

Son tres los momentos. Primero, cuando llegó al pueblito de Barrancas, en la actual comuna de Cerro Navia, iniciando su carrera docente en 1910 con un grave problema; no tenía título profesional. Un examen ante la Escuela Normal Nº 1 de Preceptoras era todo su respaldo; un artículo de prensa la califica de “institutriz”. Al menos, allá en la esquina de Arturo Prat con Carrera en Barrancas, en una escuela elemental, vivió la ilusión de estar avanzando. Tratar a vecinos como Pedro Prado, cuya sala era centro de tertulias, debió compensarle.

De ahí siguió a las provincias, pero la guerra se declaró al volver a Santiago, en 1921, cuando concursó y la nombraron directora del nuevo Liceo 6 de Niñas, cargo muy ambicionado. Con ella a la cabeza se inauguró en Santiago Sur, calle Chiloé 1879, con seis cursos de Humanidades. Es el origen del actual Liceo Bicentenario Teresa Prats de Sarratea, ahora en General Gana, muy cerca. Ella gestionó su nombre, el de una Teresa muy capaz… y sin título. Como ella, la Mistral promovía el pensar independiente de las niñas.

Pero educadoras poderosas como Amanda Labarca la atacaron públicamente. Ella presentó su renuncia por la prensa, pero el ministro de Educación no la aceptó. En esos años habitaba una casa del barrio Huemul, calle Waldo Silva 2132, sector construido por el gobierno con la idea de multiplicarlo, pero con capilla, Caja de Ahorros, biblioteca, teatro, escuelas, maternidad y plaza con palmeras de las Canarias, su costo fue excesivo y no se replicó. Es Zona Típica, un patrimonio interesante.

Sola, la Mistral daría largos paseos por el flamante barrio -es de 1914-, mientras preparaba los poemas que aparecieron en un libro de título decidor: “Desolación”… Su energía comenzó a florecer, al abrir el liceo con clases para obreros, presentar a intelectuales destacados, iniciar una biblioteca de calidad y un Laboratorio de Física.

Se la llevaron pronto a México, donde tuvo una acogida muy superior a la que recibiera en Santiago. De ahí en adelante será una habitante del mundo. Ya en 1926, la vemos instalada en el Palacio Real de París, en las dependencias culturales de la Liga de las Naciones. En 1941, a un joven Eduardo Frei Montalva encarga la venta de la casa, su último vínculo con Santiago.

Tras su muerte, en 1957, llegaron sus restos. El funeral fue apoteósico, el pueblo inundó la avenida La Paz, los techos del Instituto Médico Legal; un fenómeno nunca visto. Las floristas, por primera vez, cubrieron su féretro de pétalos. Como ella quiso, ahora descansa en su valle, lejos de la capital.

Como vemos, es la articulación de los lugares lo que hace visible su sentido, lo que hace deseable la oferta de rutas que atraviesen varias comunas.