Nanotecnología chilena apuesta por construir un país más industrializado y menos dependiente

nanotecnologiaPor: Arturo Catalán A. 

En busca de mayor inversión y nuevas políticas: La salmonicultura, contaminación, energía y minería son ámbitos económicamente relevantes en el país, en los cuales la nanotecnología podría ofrecer nuevas soluciones.

A nivel global, 80 países en el mundo ya poseen una iniciativa nacional en nanociencia y nanotecnología.

Dora Altbir, directora del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología, Cedenna, albergado en la Universidad de Santiago y que aúna a cerca de 50 científicos de diversas casas de estudios superiores en esta área de la ciencia, señala que es fundamental que el Estado otorgue prioridad y recursos a este tema desde los organismos especializados, de manera que se puedan generar las capacidades humanas, de infraestructura y equipamiento, que podrían ser compartidas por diversos centros o universidades; así como instancias de control, metrología y de manejo adecuado de productos.

“Los países desarrollados destinan importantes montos de recursos para el desarrollo de la nanociencia y la nanotecnología, y Chile está aún muy lejos de ello. De manera complementaria, es importante acercar la nanotecnología a las empresas, para que sus aplicaciones y utilidades lleguen directamente a las personas. Esto también puede hacerse a través de programas estatales que fomenten y regulen su uso en la empresa privada”.

En la misma línea, Carolina Parra, investigadora del Departamento de Física de la Universidad Técnica Federico Santa María y que trabaja en el tema de la nanotecnología, señala que Chile cuenta en la actualidad con excelentes científicos en distintas universidades que realizan investigación en diversas áreas de la nanociencia, tales como nanomagnetismo, nanobiotecnología, nanomedicina y síntesis de nanomateriales, entre muchas otras. “La transferencia tecnológica es algo que muchos de nosotros estamos aprendiendo en la medida en que nuestras investigaciones se aproximan a áreas aplicadas y contamos con socios industriales. Sin embargo, solo una mayor inversión y nuevas políticas para implementar mayores infraestructuras nos permitirán concretar el paso a un desarrollo económico y tecnológico competitivo basado en la aplicación de estos diminutos nanomateriales”.

Cadenna, centro que nació hace seis años en Chile, desarrolla la nanociencia y promueve su transformación en tecnología de avanzada.

Actualmente, se encuentran trabajando en proyectos relacionados con la remediación de aguas, removiendo arsénico y plomo; la remediación de suelos; la elaboración de envases plásticos para alimentos, capaces de absorber oxígeno y etileno; la creación de envases plásticos con capacidades antimicrobianas para la preservación de productos alimenticios; productos antibacterianos elaborados con extractos naturales (ecológicos); la producción de nanopartículas certificadas por su tamaño y dispersión; y diversos sensores de temperatura, presión, corrosión, entre otros proyectos.

Una gran apuesta que se presentó en sociedad recientemente fue el Centro de Excelencia en Nanotecnología del país (CEN) de la Fundación Leitat Chile. Cuenta con el apoyo del Programa de Atracción de Centros de Excelencia Internacional en I+D de Corfo. El centro permitirá el desarrollo de investigación en soluciones de nanotecnología y nanofibras para sectores económicos estratégicos para el país; como la minería, pesca, acuicultura, el agroalimentario o el sector forestal, entre otros. Participan también de esta iniciativa la Universidad de Santiago de Chile, la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad Politécnica de Valencia en España y el Knowlegde Innovation Market de Barcelona (KIM).

Por otro lado, el Departamento de Física de la Universidad Técnica Federico Santa María se acaba de adjudicar un proyecto Fondef, el cual busca encontrar una solución al fenómeno de la biocorrosión, como se conoce a la interacción de microorganismos con superficies metálicas, la cual provoca un deterioro que avanza cientos de veces más rápido que la corrosión electroquímica.

“Nuestra iniciativa busca generar una solución alternativa a la biocorrosión, que sea más eficiente y ecológicamente amigable en comparación a las ya existentes en el mercado. Logramos atacar el fenómeno a nanoescala de manera eficiente y este proyecto Fondef nos permitirá alcanzar la etapa de desarrollo de prototipo de un producto antibiocorrosivo basado en nanomateriales”, señala Carolina Parra, de la UFSM.

También ya hay empresas chilenas que están apostando fuertemente por la nanotecnología. Un claro ejemplo son Plasticopper y Nanotec Chile, que incluso ya están exportando productos.

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