Chile: un país tolerante con los malos conductores

alta velocidadPor: M. Miranda, J. Herrera y B. Blanco.

Infracciones por exceso de velocidad aumentaron un 15% entre enero y septiembre. Superan las 140 mil multas. RLa sanción se aplicaría a quien, por exceso de velocidad, provoque la muerte de una persona.

Un choque frontal a 70 kilómetros por hora (km/h), es tan violento como caer de cara contra el pavimento desde un séptimo piso. Ese es el nivel de riesgo que corren quienes conducen más rápido que lo permitido, ya que en Chile el límite de velocidad en carretera es de 120 km/h, y en zona urbana de 60 km/h. Sin embargo, un estudio de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset) advierte que la opción de sufrir un accidente no está interiorizada en las personas.“Existe una muy baja relevancia de los accidentes de tránsito como tema público”, indica el documento junto con que hay poco conocimiento del impacto de este tipo de siniestros. Incluso, el gobierno envió un proyecto de ley en agosto para reducir la velocidad máxima a 50 km/h en zonas urbanas.

Alberto Escobar, gerente de Asuntos Públicos de Automóvil Club, asegura que en Chile “seis de cada 10 conductores van a exceso de velocidad, y cinco de cada 10 en carreteras. Y quienes lo hacen, exceden la velocidad máxima de 120 km/hora”.

Cifras de Carabineros, entregadas vía Ley de Transparencia, reflejan que entre enero y septiembre de este año se cursaron 140.856 infracciones por conducir sobre el límite establecido, esto es un 15% más que las multas realizadas en el mismo período de 2014, convirtiéndose en la tercera causal de infracción después de manejar sin la documentación o estacionarse mal. Estas tres variables representan el 65% del total de partes que se realizaron a septiembre.

Además, se registró un aumento de un 50% en las multas que se cursaron cuando se inspeccionó los elementos de seguridad en el auto, tales como tener el extintor o que los neumáticos no estén lisos. Escobar, añade que esto ocurre porque “esta tasa de infraccionalidad responde efectivamente a lo que se puede fiscalizar con el vehículo detenido, es decir, cuando están mal estacionado o aleatoriamente”.

Ambiente

¿Por qué ocurre esto? El académico de seguridad de tránsito de la U. Chile, Milton Bertín, señala que “las personas efectivamente tienden a andar a exceso de velocidad, sabiendo que están sobre el límite, porque no se trata de conocimiento, sino de actitud y, a su vez, la actitud del conductor refleja el ambiente de tolerancia que hay en el país donde conduce. Los chilenos mágicamente manejan mejor en Miami que en Santiago”.

De acuerdo a Alvaro Miranda, director de la Escuela de Transporte y Tránsito de la Universidad Tecnológica Metropolitana (Utem), “un buen conductor en este sistema apenas se nota en la calle. El hecho de conducir bien no garantiza mejor seguridad, porque está supeditado a la prudencia del resto de los conductores, y si ésta es deficiente, entonces no basta con ser bueno manejando”.

Alberto Escobar apunta a que faltan herramientas para fiscalizar, incluso apuntó a que la infraestructura no ayuda en esto. Como ejemplo, se refiere a las autopistas que no permiten controlar inmediatamente, porque “la fiscalización incluye controlar la velocidad y después interceptar el vehículo. Si Carabineros tuviera más instrumentos electrónicos, crecerían más las multas por exceso de velocidad”.

Sin embargo, Bertín argumenta que antes hay que “tener un marco conceptual de acción, con un diagnóstico adecuado y, a partir de ello, es posible saber las necesidades de tecnología, o si las que hay son suficientes o no”.

El académico de la U. de Chile añade que el tema de fondo es que en el país “ni carabineros ni el gobierno tienen una estrategia nacional de fiscalización de tránsito”. A su juicio, una buena política debiera seleccionar el ítem a controlar, el por qué se realiza ese control, qué metas se quieren cumplir, y cuán efectiva son las medidas que se aplicarán. “Si se va a fiscalizar por velocidad, hay que verificar con cifras que se está cambiando la actitud de manejar a más del límite, sino estaríamos fiscalizando por fiscalizar”, señala.

Este experto también apunta a endurecer las sanciones. La actual legislación define multas en dinero que van desde los $ 22 mil a los $ 134 mil (0,5 y 3 UTM al mes de noviembre), dependiendo del exceso de velocidad. Pero para Bertín “la percepción de que uno va a pagar la multa es mala. En Alemania, por ejemplo, los conductores manejan bien porque si comenten una falta o ilícito van a pagar por ello, y no habrá un amigo para sacarle el parte”.

Miranda, añadió que a esto se suma la mala educación vial y al hecho de que la mayoría de los conductores aprendió a manejar a través de un amigo o familiar, “pero pocas veces es un profesor dedicado a ello”, dice. Por otro lado, agrega, falta de fiscalización de las escuelas de conductores, ya que “muchos terminan sus cursos sin entender por qué el exceso de velocidad es un peligro. No asimilan ese tipo de conocimiento”.