1,2 millones de santiaguinos reside en barrios postergados

bajos de mena puente altoPor Marjory Miranda, La Tercera.

Según estudio de la CChC, en estos sectores falta infraestructura básica, servicios públicos y privados, y tienen una alta densidad poblacional.

El 22,5% de la población del Gran Santiago, más de 1,2 millones de personas, reside en zonas donde no hay infraestructura urbana básica: carecen de veredas, luminarias y áreas verdes; las viviendas son de material deficitario y existe una alta densidad poblacional. Además, escasean los servicios públicos, como establecimientos de educación, salud y carabineros, también bancos, supermercados y farmacias.

Así lo reveló un estudio de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), presentado ayer en el marco de la “Cuarta Conferencia Internacional de Ciudad: ReGeneración Urbana”, donde se identificaron 68 distritos censales con parámetros de calidad de vida críticos. La mayoría de estos se concentra en comunas periféricas de la ciudad, como La Pintana, San Bernardo y Renca, entre otras (ver tabla).

Javier Hurtado, gerente de estudios del gremio, explicó que se trata de barrios que se deterioran con el tiempo, con residentes que quieren seguir viviendo en ese lugar, pero con una alta población que decide migrar a las zonas céntricas. “El problema es que quienes se mueven son los estratos socioeconómicos más altos, dentro de un área de bajo estrato socioeconómico. Se segrega aún más ese sector, porque si bien la gente quiere seguir viviendo ahí, y lo haría si hubieran mejoras, la calidad de vida no es buena y el que puede pagar algo mejor, se va”, detalló Hurtado.

La CChC también identificó zonas en las comunas de Valparaíso y Concepción, donde el 26,7% (657 mil personas) y 21,7% (715 mil personas) de la población, respectivamente, vive en las condiciones de rezago descritas en el estudio.

El gremio entregó algunas recomendaciones para generar una renovación urbana en estas zonas, tales como incorporar en el diseño de las políticas públicas el entorno y calidad de vida; que los planes reguladores sean instrumentos para lograr mejoras; sumar proyectos de servicios a obras de envergadura, y generar acuerdos con privados para potenciar los barrios.

La especialista en urbanismo de The Economist Group, Roxana Slavcheva, añadió que “se debiera buscar ejemplos de otras ciudades que están trabajando en esto, también es importante preguntar a la comunidad afectada, qué es lo que necesitan, cuáles son sus prioridades, e involucrarlos en el proceso de toma de decisiones. La particularidad de Latinoamérica es que el mayor porcentaje de la población quiere ver más transparencia y responsabilidad pública en la forma en que se gastan los recursos fiscales”.