Columna: Ciudades, Cambio Climático y Primera Infancia

Por Juliana Gutiérrez R. Asesora Académica de La Ciudad Verde.

Imagen de ©Matus Benian vía flickr

Además de los efectos visibles y científicamente probados, el cambio climático genera impactos negativos en los diferentes grupos poblacionales. La primera infancia no es la excepción.

La primera infancia, es ese primer ciclo vital entendido desde la gestación hasta los 6 primeros años de vida. Diversos estudios muestran que el mayor desarrollo de un ser humano se da durante dicho periodo; esto explica la tendencia mundial a masificar programas públicos de atención a la primera infancia, que incluso ya tienen evaluaciones de impacto favorables, demostrando que una mayor atención en todas las dimensiones del desarrollo humano en la primera infancia, tiene mayores beneficios económicos, sociales y de salud en el largo plazo en un país.

Pero, ¿qué pasa cuando el cambio climático y especialmente la calidad del aire, impacta negativamente este primer ciclo de vida?

De acuerdo con un estudio del Centro de Epidemiología de la Universidad Nacional de Australia la exposición a un ambiente contaminado desde la primera infancia puede provocar mayores problemas de salud en el futuro, y prueba de ello es el aumento en la prevalencia del asma a nivel global. En otro estudio publicado este año en la revista New England Journal of Medicine, se afirma que la contaminación del aire evita que los niños desarrollen pulmones grandes y fuertes, perjudicándolos para el resto de la vida.

Por su parte, en estudios preliminares del BID en Brasil, se muestran evidencias sobre los efectos de los extremos climáticos sobre la gestación humana y la infancia.  Por ejemplo, el cambio en la temperatura o la exposición a la humedad extremadamente alta y baja están asociados a mayor muerte neonatal o al bajo peso al nacer; si bien el bajo peso al nacer tiene otras causas asociadas como la desnutrición, este es irreversible para el desarrollo cognitivo y la salud. Asi mismo, en los estudios del BID en México, han encontrado que a mayor exposición al cambio climático en la infancia, menor es la estatura de una persona, y hay una estrecha relación en el aumento de este fenómeno y la pobreza.

A esto se le suma la desproporción entre lo urbano y rural. De acuerdo con UNICEF más de 1.000 millones de niños viven en zonas urbanas, esto equivale a casi la mitad de los niños del mundo. Con el inminente avance de la urbanización, la mayor parte de los niños vivirán en zonas urbanas, que hoy concentran el 70% de las emisiones de carbono.

Con este panorama, ¿qué puede esperarse del futuro de las ciudades, cuando su población está en peligro desde antes de nacer? Garantizar el acceso a los servicios públicos, la protección, la alimentación y una adecuada estimulación, son algunos de los requerimientos básicos para una infancia sana, pero no puede dejarse de lado un adecuado ambiente, no solo dentro del núcleo familiar sino literalmente el ambiente.

Considerar las consecuencias del cambio climático en la primera infancia es crucial para el abordaje de las políticas públicas urbanas. Especialmente cuando el capital humano está en juego. Se necesita posicionar el tema en la agenda pública, especialmente este año que finalizará con un nuevo acuerdo climático para los próximos años, en el que las ciudades no estarán obligadas a reducir sus emisiones.

Fuentes

Australian National University. Is the global rise of asthma an early impact of anthropogenic climate change?* II National Centre for Epidemiology and Population Health.

University of New York. Climate change and urban children: impacts and implications for adaptation in low- and middle-income countries.

The New England Journal of Medicine, Association of Improved Air Quality with Lung Development in Children. 2015.

BID. Climate Change Impacts on Birth Outcomes in Brazil. 2014.

Long-Term Effect of Climate Change on Health: Evidence from Heat Waves in Mexico. 2015.

UNICEF, Estado Mundial de la Infancia. 2012.