En un mes, Tongoy vuelve a ser golpeado por el mar, y queda con cuantiosas pérdidas

tongoy Por Juan Castellón S., El Mercurio.

Localidad ubicada a 50 km de Coquimbo:

Hoy será restablecido el servicio eléctrico, y el municipio sigue con labor de remoción de escombros.

El cerro La Virgen y el cementerio alojaron a gran parte de los ocho mil habitantes de Tongoy tras el maremoto del miércoles. Las olas en las playas Grande y Socos avanzaron hacia el centro de la localidad unas siete cuadras y destruyeron todo a su paso.

Por un momento, la península de Tongoy se convirtió en una isla, por el avance de las aguas.

La avenida Fundición se convirtió ayer en el epicentro de la tragedia, donde el Ejército, Carabineros, Bomberos y personal municipal removían escombros desperdigados por el mar.

El cuadro era desolador: con vehículos al interior de inmuebles, cerros de maderas y ladrillos, alumbrado público en el suelo y personas escudriñando para salvar pertenencias, con palas y picotas.

Los habitantes de la localidad ubicada al sur de Coquimbo aún no lograban recuperarse de las intensas marejadas del 8 y 9 de agosto pasado, que destruyeron 167 embarcaciones de pescadores artesanales y dañaron la producción de ostiones. Antenoche, el mar volvió a la carga por ambas playas para destruir el comercio, casas y restaurantes ubicados en el borde costero.

Dos restaurantes, dos pubs, una discoteque, un hotel y un hostal resultaron completamente destruidos, confirmó el director de la Corporación de Turismo de Tongoy, Raúl Sanders.

“Hoy (ayer) inauguraba mi nuevo local. Tuve que vender mi moto para costear la inversión, y lo perdí todo”, contó Adrián Elorza, quien planteó que no había nada que hacer, pues la estructura de hormigón también colapsó.

Con dos hijos a cuestas, Víctor Solís se afanaba en recoger sus pertenencias en una casa que había construido junto a la única comisaría del lugar. Su hogar, levantado antes de las marejadas, nuevamente fue destruido.

El mar dejó todo bajo el lodo. “Perdí todo. Tengo impotencia, porque trabajaba doce horas al día. Ahora me quedé sin nada, y mi familia quedó en la calle”, expresó Solís.