Ante sequía, sanitarias compran agua a empresas y a agricultores
Ya no adquieren derechos, pues no garantizan contar con el recurso:
Todas las empresas sanitarias de Chile están comprando agua cruda, sin procesar. A agricultores, a empresas o a quien tenga, de modo de asegurar el abastecimiento de agua potable. También tienen distintos métodos para conseguirla, desde hacer pozos, tranques o estanques, intercambiarla con algún cliente o traspasar el recurso hídrico de una cuenca a otra, detalla Guillermo Pickering, presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Servicio Sanitario (Andess).
Según dicen las compañías del rubro, el agua está cara. Puede ir de casi US$ 1 el metro cúbico a US$ 8 en el caso de agua desalada en el norte del país. “Estamos comprando a todos los que nos quieran vender: agricultores que no están regando, industriales… incluso le compramos a la minera Enami”, señala Guillermo Ruiz, vicepresidente de Aguas Chañar, una de las empresas más afectadas por la escasez hídrica.
En la R. Metropolitana, Aguas Andinas ha gastado este año US$ 4,7 millones en adquirir agua para garantizar el suministro, el que almacenan en el embalse El Yeso, señala Felipe Larraín, presidente de la compañía. Normalmente, con el río Maipo sería más que suficiente para abastecer la capital. Pero la falta de agua hace que hoy se recurra más a El Yeso, que representa sobre 30% del recurso hídrico que va a consumo humano. “El directorio de Aguas Andinas decidió comprar toda el agua que nos vendan, en la medida que podamos embalsarla en El Yeso”, dice Larraín. A estas medidas se suman otras para evitar filtraciones y un programa de uso eficiente, que en total cuesta US$ 34 millones. Todo para evitar que el abastecimiento se vea afectado.
En el sector aclaran que compran agua y no derechos de agua porque, por la sequía, no hay garantía que al comprar la opción de aprovechamiento se cuente realmente con el recurso hídrico. En Copiapó, por ejemplo, solo el 10% de todos los derechos de agua tienen efectivamente el vital elemento.
Ante la escasez, las empresas sanitarias también han optado por traer agua de un lugar a otro. Esto se hace, por ejemplo, en la zona oriente de Santiago. “El río Mapocho es una cuenca colapsada, no hay agua y ésta se bombea desde el Maipo”, dice Felipe Larraín.
En la capital y pese a que no hay lluvias y tampoco nieve, no se prevén dificultades de abastecimiento para este año. Y es que el máximo consumo se da en diciembre -cuando la gente se ducha dos veces en el mismo día-, y en ese mes suele haber más agua disponible por los deshielos cordilleranos. Ahora, si no hay nieve y ni lluvias en ese mes, “siempre tendremos el Embalse El Yeso y los mil glaciares que dan agua al río Maipo”, precisa Larraín.
Donde sí hay problemas serios es en la V Región. El río Aconcagua presenta un déficit de 54% respecto de su nivel histórico y el embalse Los Aromos, de 92%, dice el gerente general de Esval, José Luis Murillo. Llevan tantos años de sequía que incluso están haciendo planes para educar sobre el consumo de agua, como en Arizona o Israel.
Este año en Esval y su relacionada Aguas del Valle invertirán US$ 33 millones en buscar nuevas fuentes de agua, habilitar pozos y hacer nuevas conducciones, entre Illapel y Choapa. También iniciaron los estudios para desalar agua de mar y así gestionar lo que califican como “sequía estructural”.
En Aguas Chañar cuentan que han invertido más de $30 mil millones (US$ 48 millones), transformándose en la empresa que más invierte por cliente. “El promedio de la industria sanitaria es de 1,71 UF/cliente y AguasChañar invierte en promedio 3,54 UF/cliente”, señala el director Sergio Icaza.
Para solucionar el problema a largo plazo, entre 2017 y 2018 tienen previsto que opere una planta desaladora, con una inversión de US$ 100 millones solo en la instalación. Por el impacto que tendría en la cuentas, la compañía está en conversaciones con el Gobierno para buscar opciones para bajar la tarifa.