Adquieren edificios antiguos para construir grandes torres en el sector oriente

venta edificios gran santiagoPor Lucía Adriasola C., El Mercurio.

Inmobiliarias ya han comprado construcciones en Vitacura y Las Condes:

Mientras convencen a los últimos propietarios, empresas han decidido dejar deshabitadas algunas edificaciones. Tendencia se daría en el sector oriente por la aprobación de nuevos planes reguladores.

De a poco comenzaron a desaparecer las plantas de los balcones y las cortinas de las ventanas. De pronto, no se encendieron más las luces, hasta que el edificio quedó totalmente vacío. Esta fue la realidad que comenzó a vivir hace unos tres años una antigua construcción de tres pisos, ubicada en la intersección de Vespucio con Colón, en Las Condes.

Según cuenta su cuidador, hace tres meses se fue la última familia del edificio luego de tres años de resistencia a hacerlo. En 2011, una inmobiliaria comenzó a golpear la puerta de cada uno de los residentes para ofrecerles alrededor de $190 millones a cambio de que deshabitaran el edificio de 12 departamentos y así, pudieran levantar una moderna torre de 14 pisos.

Hoy, la construcción luce vacía y -según confidencia el hombre que intenta mantener las plantas con vida para evitar el ingreso de vándalos- en dos meses más será demolida para dar paso a una construcción similar a las que priman en el barrio, es decir, edificios noventeros e, incluso, actuales, ya que a una cuadra del lugar se construye una nueva torre de departamentos.

Esta tendencia, según asegura el director de estudios de AGS, Esteban González, no es nueva. El ejecutivo explica que en Estados Unidos, esto también se ha observado, sobretodo en ciudades más nuevas, donde no hay un gran número de edificios declarados como patrimoniales, como sí ocurre en Europa.

“La ciudad es un cuerpo vivo y esto hay que verlo de manera positiva. A veces no solo se compran casas, sino que edificios sesenteros o setenteros, cosa que se ve más en el sector oriente. En el centro, por ejemplo, empresas han comprado edificios antiguos para reciclarlos y convertirlos en hoteles boutique u oficinas, no para demolerlos”, explica González.

Sin ir más lejos, y a 2,6 kilómetros de ese edificio, por mismo Vespucio al llegar a Las Hualtatas, en Vitacura, otra construcción se aprecia desierta. Coincidentemente, también es de tres pisos, pero a diferencia de la pequeña torre de Colón, esta luce con sus ventanas rotas y pasto seco. Según residentes, prontamente comenzará la construcción.

Así, otros casos se pueden encontrar en esta misma comuna, la que durante los últimos años ha despertado gran interés de parte de familias o de empresas por asentarse allí. De hecho, en el cotizado barrio Sanhattan, por avenida Vitacura, al llegar a la Rotonda Pérez Zujovic, un edificio de cuatro pisos está siendo comprado de a poco por inmobiliairias.

Actualmente, hay un departamento a la venta y sus propietarios lo venden a 11.000 U.F. sin importar si se lo queda una familia o una empresa, pues saben que ya tienen parte del edificio.

“En estos casos se paga un sobreprecio, que no es el valor de la tasación. Es un fenómeno de reciclaje urbano y tiene que ver con el alza del precio de los suelos, ya que estos se han disparado y esos edificios no quedaron ad hoc con el plan regulador”, explica González, quien agrega que un mismo fenómeno vivió en la década de 1990 los edificios y casas de Nueva Las Condes, donde hoy se puede observar un gran desarrollo empresarial.

“El beneficio social es tremendo. En el caso de departamentos, en un lugar donde vivían 12 familias, ahora lo pueden hacer 60. Es una democratización de la ciudad”, puntualiza el ejecutivo.

 ¿Demoler es progresar?Experiencias En septiembre de 2013, los habitantes de Tanzania, en África, se vieron enfrentados al dilema de botar sus antiguas construcciones para levantar torres que fueran acordes con el progreso y la población del país que iba en aumento.

No obstante, y pese al temor de sus residentes de vivir en una “selva de vidrio”, autoridades decidieron proteger edificios emblemáticos y así no perder la identidad del país.