Saqueos y robos extienden el drama en el norte

saqueos Por V. Rivera, K. Rivera y M. Ponce, La Tercera.

Según vecinos y autoridades, turbas trataron de sustraer especies desde casas y supermercados en distintas localidades.

Las turbas robando casas y locales comerciales en distintos puntos de la Región de Atacama, evocaron una de las escenas más criticadas tras la catástrofe del 27/F: la seguidilla de saqueos en las zonas afectadas.

Ubicada a 150 kilómetros de Copiapó, la comuna de Diego de Almagro está aislada y no cuenta con combustible, luz ni agua, siendo ésta última la principal preocupación de sus habitantes. Los pocos litros que acumulaba el estanque del Hospital Base ya fueron utilizados durante la emergencia.

Al drama que azota a esta comuna, se suma la preocupación de las autoridades y vecinos por los saqueos ocurridos en distintos puntos del lugar. Luis Ascencio, habitante del sector, pasó de ser un damnificado a una víctima de la delincuencia. “No tenemos nada y más encima anoche nos entraron a robar a la casa. Nos robaron el plasma, el arroz y más comida. Esperaba que la gente fuera más solidaria. No lo entiendo”, lamentó.

Arturo Gómez, otro residente del sector, relató que “tenemos miedo, porque no sabemos en quien confiar. Creía que nos apoyaríamos unos con otros, pero lamentablemente eso no pasó”.

El alcalde de Diego de Almagro, Isaías Zavala, evidenciaba la desesperación de la localidad: “Necesitamos ayuda urgente, no pedimos que nos la regalen, ¡se las pagamos!, pero por favor vengan”.

El temor en los 12 mil habitantes de la comuna no sólo se relaciona con lo material, sino que también a la pérdida de vidas. Es el caso de Marta Opazo, quien sufrió la muerte de su hijo José Espinoza (40), fallecido el jueves luego que un muro lo aplastara. “Lo único que lamento de todo esto, es la muerte de mi hijo”, expresó la mujer. Las autoridades locales detallaron que, hasta ayer, habían 17 desaparecidos y dos muertos.

Al cierre de esta edición la ayuda del gobierno aún no llegaba a la comuna. Marco Gutiérrez, damnificado en la catástrofe, lamentó que “el Estado no me haya entregado ni una sola pala. Eso es lo que quiero. No quiero plata, no quiero que me regalen una casa, sólo quiero herramientas para trabajar y volver a levantar mi casa”.

Los intentos de saqueos no sólo ocurrieron en Diego de Almagro. En Tal Tal, el alcalde Sergio Orellana indicaba que “la verdad, hubo saqueos en los supermercados. Pero sólo fue por la desesperación de la gente, de no tener qué comer o estar sin dinero para comprar”.

Además, Copiapó también afrontó intentos de delitos similares (en la fotografía). Sin embargo, en esta localidad se sumó un segundo delito que mantiene en alerta a las autoridades: las alzas injustificadas de precios de productos de primera necesidad.

Maglio Cicardini, alcalde de la capital regional, reconoció ayer que “tenemos especulación de precios. Fundamentalmente en los negocios pequeños de poblaciones. Un botellón de agua de cinco litros, que costaba $ 2 mil, hoy está costando $ 5 mil”. La autoridad agregó que “en los supermercados se mantienen los precios, a pesar de que están desabastecidos (…). Hay desabastecimiento de alimentos y agua. Lo que se está especulando más es con el agua”.

El coronel del Ejército y jefe de plaza Copiapó, Marcelo Urrutia, dijo que “se han dado situaciones menores”. El uniformado explicó que “pillaron a una persona robando un televisor, pero no es una cosa generalizada (…). Carabineros está en la ciudad con patrullas”.

Patricio Segovia, jefe de gabinete de la gobernación de Chañaral, señaló que hubo un conato de saqueo a un “supermercado ayer, en el norte de Chañaral, que fue víctima de un intento de saqueo”.

Ayer, las calles de la ciudad mantenían una espesa capa de barro y en algunos sectores los vecinos se agrupan para desviar el torrente de agua que corría frente a sus casas. Su temor es “que la capa se endurezca y nos impida los accesos”, relataba Juan Ramírez, residente del Callejón el Inca, uno de los sectores más afectados.

Mientras, el balance, hasta el cierre de esta edición arrojaba 10 muertos y 19 desaparecidos.

La difícil compra de víveres

Los supermercados poco a poco han abierto sus puertas. A los tres que abrieron el jueves se sumó un cuarto en el centro de Copiapó. Eso sí, el acceso se restringe a grupos de entre 10 y 20 personas, lo que genera largas filas. La harina es uno de los productos más demandados, al igual que el agua, la cual se ha agotado incluso en los pequeños almacenes. “Ya estamos comprando sólo de litro. No encontramos bidones de 20 que era lo que veníamos a buscar”, indicó Sandra Arriagada, vecina del sector El Palomar.

Según la Seremi de Energía, se mantienen siete estaciones de servicio operativas. Una de ellas, ubicada en la salida sur de la ciudad está operativa sólo para vehículos de emergencia. Las bencineras permanecen custodiadas por personal de Carabineros y el Ejército y existe una restricción de 20 litros por vehículo.

En el Hospital Diego de Almagro, 26 pacientes fueron evacuados al albergue Liceo Nuevo. Se reportó anegamiento del hospital y se gestionó maquinaria para su pronta habilitación. Además, no cuenta con suministros básicos. En el Hospital de Copiapó, el servicio de Urgencia y SAMU funcionan en dependencias del Centro de Diagnóstico y Tratamiento.

El toque de queda que se implementó el jueves, desde las 23.00 horas y hasta las 6.00 de la mañana, se mantendrá.