Restauración de los viejos ascensores porteños dejará sus máquinas a la vista de los usuarios

Por Mauricio Silva, El Mercurio.

Adjudican consultoría de diseño para el Concepción (1883), Cordillera (1887) y E. Santo (1911):

Ministro de Obras Públicas afirma que se inicia “un nuevo ciclo de vida útil en estos verdaderos íconos del puerto”.

En su origen, funcionaba con un sistema hidráulico de balanzas de agua. Próximo a cumplir 131 años, el ascensor Concepción (1883) sigue muy vigente: cada mes desplaza a más de 30 mil pasajeros entre calle Prat, en el sector histórico de Valparaíso, y el paseo Gervasoni, en el cerro que le presta su nombre.

En el año 2011 fue adquirido por el Estado junto con otros ocho históricos ascensores que estaban en manos de privados. El objetivo de la compra fue asegurar la sobrevivencia de este patrimonio porteño, pues el grupo de funiculares presentaba un cuadro general de decadencia.

Aunque es el ascensor en uso más antiguo de la ciudad puerto, el Concepción ha seguido funcionando con una alta demanda. Hoy integra una tríada entre los elevadores porteños de la que ya se puede tener una idea de cómo lucirán una vez que sean totalmente restaurados. Junto con el Cordillera (1887) y el Espíritu Santo (1911), acaba de ser asignado a la consultora BBATS, del arquitecto Cristóbal Tirado, para que se haga cargo del diseño y estudios de ingeniería destinados a su recuperación.

“Para rescatar y hacer funcionar el patrimonio industrial, propusimos mostrar las salas de máquinas que hoy están cerradas con tabiquería. La idea es despejarlas, de modo que al entrar a la estación superior se puedan ver a través de un vidrio cuando estén funcionando, jalando los carros”, dijo Tirado, al explicar la clave por la cual se adjudicaron la licitación pública a la que convocó la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas.

Su propuesta consiste, además, en potenciar la volumetría característica de estos funiculares: la verticalidad de la estación superior, la inclinación del plano de rodadura y los rasgos de túnel de su salida inferior. Otra cosa que distinguió su oferta es que la restauración no se agote en la entrada y salida del funicular. Que haya un tratamiento del pavimento, mobiliario urbano e iluminación que reflejen la fuerza que el ascensor irradia más allá de sus estrictos límites.

El ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, explicó que con esta primera licitación se inicia la etapa que permitirá rescatar su valor patrimonial y posterior recuperación para uso de los habitantes del puerto y los turistas.

“Todos sabemos que los ascensores son parte de la cultura de Valparaíso, indispensables en el quehacer diario de sus habitantes y son un gran atractivo turístico. Por eso, queremos rescatar y dar un nuevo ciclo de vida útil a estos verdaderos íconos del puerto”, expresó.

En las próximas semanas, el MOP deberá resolver las licitaciones del resto de ascensores, agrupados en tres grupos: Florida y Mariposa; Larraín y Artillería; y Monjas y Villaseca.

Mientras tanto, otra línea de trabajo busca rehabilitar el desmantelado ascensor Las Cañas.

La oficina de arquitectos porteños Plan Cerro prepara un concurso internacional para su diseño, que será resuelto en la Bienal de Arquitectura de 2015, por primera vez en Valparaíso.

$205 millones

provenientes del Fondo Nacional de Desarrollo Regional se destinaron a la consultoría para restaurar los ascensores.

280

días de plazo tiene el ganador para entregar su propuesta.

Nueve

ascensores compró el Estado para su rehabilitación.