Opinión: Transporte Público e Integración Social


Por Iván Poduje, Arquitecto, Magíster en Desarrollo Urbano.

En una entrevista en el diario La Segunda, el secretario de planificación comunal (Secplac) de Providencia, Nicolás Valenzuela, calificó el proyecto Teleférico Bicentenario (TB) como un “aparteheid del transporte”, por no contemplar un mecanismo de integración tarifaria con Transantiago.

Además dio a entender que era una moda traída desde Medellín, pero que a diferencia de esta ciudad colombiana, donde generaba integración social; en Santiago sería solo un sistema para unir “dos centros de negocios”.

Nuestra oficina Atisba participó en la formulación de este proyecto concebido por Clemente Perez y Guillermo Guerrero y en virtud de ello, quise desmentir las críticas planteadas por este funcionario, ahora que no tengo ninguna vinculación con el proyecto.

En primer lugar puedo afirmar que el Secplac estaba muy mal informado cuando decidió descalificar al TB como “apartheid urbano”, ya que este sistema siempre consideró la integración con otros modos, como lo comunicaron recientemente los ministros de obras públicas y transportes.

Además su finalidad no era juntar “centros de negocios”, sino que conectar dos núcleos de empleo de escala metropolitana, que atraen a miles de trabajadores desde todo Santiago lo que justifica socialmente la materialización del proyecto.

Quizás por esta razón los alcaldes de Huechuraba y Providencia valoraron el TB y hablaron de equidad territorial, no de segregación, ni menos de apartheid.

Cuando le hice ver al Secplac de Providencia que estaba equivocado, insistió en su tesis y puso como ejemplo el Metro, afirmando que este sistema “descremaba” y “segregaba” a sus usuarios antes de tener integración tarifaria con los buses en 2007.

Tal afirmación me pareció un disparate de marca mayor, considerando que previo a 2007, se habían construido líneas a Pudahuel, La Florida, La Cisterna y Puente Alto beneficiando a millones de habitantes de comunas populares.

Es cierto que la demanda de Metro aumentó luego del Transantiago, pero esto se debió al deficiente diseño del plan y la mala calidad de servicio de los buses, lo que generó una fuga de pasajeros que se mantiene hasta la fecha y que es insostenible en el tiempo.

Esto permite concluir que la integración tarifaria es una herramienta necesaria pero insuficiente para generar equidad, ya que muchos de los problemas de segregación que generó Transantiago, persisten hasta hoy pese a los billones de pesos que se han gastado.

Aún hay irregulares frecuencias, largos tiempos de viaje, incomodos e impredecibles, con corredores que deterioraron el entorno, paraderos mal diseñados o zonas pagas que luego de 7 años siguen siendo verdaderos corrales.

Por ello se equivoca el Secplac de Providencia cuando cifra todas las esperanzas en la mera repartición de subsidios.

En realidad la solución pasa por invertir decididamente en infraestructura. Por diversificar la malla de transporte con modos que entreguen certeza en tiempos de viaje, calidad de servicio, intermodalidad y dignidad espacial a los usuarios.

El proyecto TB se inscribe en esta lógica con sus atributos y limitaciones, y por esta razón consideré necesario desmentir las críticas infundadas realizadas por el secretario de planificación comunal, aun cuando las haya suavizado en una columna publicada en Plataforma Urbana.