Cómo se prepara el consorcio A-port para la relicitación del aeropuerto de Santiago

Por Carla Alonso Bertaggia, La Tercera.

La firma, formada por el Aeropuerto de Zúrich y la chilena IDC, negocia incorporarse a fondos de infraestructura. Su oferta busca bajar costos, aumentar ingresos y nuevas tecnologías para reforzar la seguridad.

CUANDO hace 14 años los operadores del aeropuerto suizo de Zúrich pisaron Chile en busca de negocios, pensaron en el aeropuerto de Santiago. En ese momento, la terminal estaba lejos de movilizar los 17 millones de pasajeros que mueve hoy día, cifra que según estimaciones oficiales se empinará a 29 millones al 2030.

Actualmente, el recinto es operado por SCL, firma ligada al grupo Urenda, cuya concesión termina en septiembre. El Estado ya llamó a una nueva licitación, que incluye la ampliación de las instalaciones, con el fin de triplicar la capacidad del recinto.

Se trata de uno de los proyectos más atractivos de la cartera de concesiones del gobierno, con inversiones por más de US$ 700 millones. Y pese a que ahora el concesionario deberá compartir al menos el 60% de los ingresos con el Fisco, hay nueve consorcios precalificados para quedarse con el negocio.

Con ingresos anuales por más de US$ 1.300 millones y un tráfico de alrededor de 25 millones de pasajeros al año, los operadores de Zúrich también están presentes en los aeropuertos de Curazao, Belo Horizonte (Brasil), Bogotá (Colombia), los chilenos Antofagasta e Iquique y los hondureños Tegucigalpa, San Pedro Sula, Roatán y La Ceiba.

Para el proyecto de Santiago, el operador suizo se alió a los chilenos IDC, de los empresarios Mariano Valle, Samuel Levy, Metin De Mizerahi y Jorge Ríos, padre del tenista Marcelo Ríos, en el holding A-port Chile. “Va a ser muy disputado. Las ofertas serán con rentabilidades muy ajustadas. La variable está en el monto de los ingresos que se le devuelven al gobierno”, afirma Valle.

Para esta licitación, el Estado quitó algunas de las obligaciones de mantenimiento, pero exigió compartir los ingresos. “Será más o menos atractiva que la anterior de acuerdo a cómo se comporten en el futuro el crecimiento del tráfico de pasajeros y la composición del mismo, en relación con la futura evolución de los ingresos comerciales”, sostiene el ejecutivo. Agrega que en Colombia, en el aeropuerto El Dorado, el concesionario comparte el 47%.

Después de asalto del siglo

Según Valle, el plan de A-port Chile es incorporar o otros socios a la licitación. Asegura que la inversión del proyecto no bajará de los US$ 850 millones y adelanta que están negociando con fondos de infraestructura y firmas chilenas y extranjeras ligadas al retail.

Actualmente, 50 personas, de distintas nacionalidades, trabajan en la propuesta que elabora el consorcio. Vienen en ello desde hace ocho meses. ¿Cómo darán la pelea? “Hay maneras de mejorar los ingresos y reducir los costos, basándose en la experiencia del terminal aéreo El Dorado”, adelanta Valle. Puntualmente, se refiere a mejoras en el diseño que permitan ahorrar costos.

Pero la contienda no será fácil. Valle explica que el principal reto que enfrenta el proyecto es que el nivel de competencia “será tan alto, que las rentabilidades serán bajas. El desafío será como cumplir con las condiciones y a la vez, ganar dinero”, afirma.

Respecto de la seguridad, que hace algunas semanas emergió como un grave problema del aeropuerto, luego de que un grupo cometiera un multimillonario asalto, el ejecutivo sostiene que “es, en general, una función del Estado, ya que es el único que tiene la autoridad legal para ejercer funciones policiales, como realizar inspecciones o detener, si es el caso”, pero añade que de ganar la licitación, ayudarán a desarrollar “una activa función de apoyo, introduciendo tecnologías y otras acciones y procedimientos que complementen y faciliten las labores policiales”.

Concesiones cuestionadas

Si A-port se adjudica el aeropuerto, el negocio se convertirá en su principal operación en Chile, concentrada en la explotación de estacionamientos subterráneos. Hoy, la firma genera ingresos por US$ 15 millones anuales, de los cuales US$ 10 millones provienen de los aeropuertos que ya maneja en Chile y los otros US$ 5 millones, de los aparcaderos. Pero con la relicitación del terminal “tendrá ventas que permitirían crecer por 10 veces”, sostiene Valle.

Esta relicitación del terminal aéreo de Santiago se da en medio de fuertes cuestionamiento al modelo de concesiones. Pero el presidente de A-port Chile asegura que no tienen temor de participar en el proceso.

Explica que el caso de los hospitales, donde se han concentrado las críticas al sistema, “es muy particular”, ya que la resistencia a las nuevas concesiones, por diferentes razones, “venía desde hace un tiempo, ya que estaba anunciado que estarían sujetas a un proceso de evaluación. Pero igual fueron asignados”.

Desde su perspectiva, esto no ha significado el cuestionamiento a las concesiones como tales.

Plaza Perú, Isidora Goyenechea y Lo Castillo: operación de estacionamientos

Más de 1.000 vehículos por día, en promedio, ingresan a los estacionamientos subterráneos de Plaza Perú, en la comuna de Las Condes. El promedio de estadía supera los 120 minutos y cada auto paga $900 la hora.

Esas son algunas de las cifras del negocio que maneja IDC, a través de A-port Operaciones, donde es socio del Aeropuerto de Zúrich. En total, la empresa fundada por Mariano Valle maneja 1.300 plazas, que se reparten entre Plaza Perú, Avenida Isidora Goyenechea, en Las Condes, y Lo Castillo, en Vitacura.

Plaza Perú, donde IDC administra casi 600 estacionamientos, es el más conocido y según Valle, “aumentó la plusvalía del sector, se convirtió en un ícono”.

Sobre las críticas a los precios de los estacionamientos, Valle asegura que son los más baratos del sector oriente. La tarifa es menor a las plazas de Lo Castillo, por ejemplo, que bordean $ 1.200 la hora, donde operan 310 estacionamientos. Además, construirán nuevos aparcaderos en Alonso de Córdova, donde manejan 345 estacionamientos de superficie, a una tarifa de $ 400 los primeros 20 minutos, a los que se suman $ 20 por minuto adicional.

El socio admite que es un buen negocio. En algunos estacionamientos, la rentabilidad es cercana al 10%.

“Es un negocio tranquilo, bastante parejo”, señala Valle. Pero se vio afectado por la Ley de Tolerancia Cero, asegura. “Plaza Perú tiene su segundo peak en la noche, y con la ley disminuyó la gente que toma auto a esa hora. Eso le ha hecho daño al negocio. Siguió el ritmo de crecimiento, pero bajó un escalón con la ley”, sostiene.