Transmilenio vive uno de sus momentos más críticos

Por Sebastián Sottorff, El Mercurio.

A casi quince años de su creación:

El sistema colombiano de transportes que inspiró a Transantiago enfrenta por estos días la amenaza del colapso.

El optimismo parece ser una actitud inherente de casi cualquier bogotano.

Porque pese a los evidentes problemas que conlleva subirse a uno de los buses del Transmilenio, casi no hay quejas que no vengan acompañadas con un chiste.

“Esta ciudad colapsó hace un buen rato. Si no son los trancones (tacos), no te queda más que acostumbrarte al ‘transmilleno'”, dice José Javier García, mientras espera un bus en la céntrica avenida 26.

Son las 16:30 y casi todas las paradas ubicadas en esta importante avenida permanecen prácticamente llenas.

Es que el sistema estrella de transportes colombiano pasa por estos momentos por uno de los períodos más críticos de su historia.

Con andenes y paradas saturadas en horarios que no son punta, millones de bogotanos deben hacerle frente a un sistema de transportes que está a punto del colapso y que el próximo año cumple ya quince años desde su implementación.

¿Pero cómo es que el plan que inspiró a Transantiago está pasando por esto?

Jaime García Méndez, jefe de planeación de Transmilenio, cree que la inexistencia de otros medios de transporte le están pasando la cuenta a la capital colombiana, donde todos los días se realizan diez millones de viajes diarios.

De hecho, las autoridades recién están trabajando en el diseño de una línea de metro, ya que muchos expertos avizoran que sin un tren subterráneo Bogotá colapsará hacia el año 2018.

“Nuestro transporte en superficie tiene además complicaciones de tráfico y en nuestros buses realizamos 2,3 millones de viajes diarios. Eso es demasiado y por eso necesitamos con urgencia complementar el servicio con un metro”, explica Méndez, quien también asume que la lenta integración del sistema central con los buses zonales o alimentadores ha sido otra dificultad.

De hecho, la utilización de un solo medio de pago todavía no se concreta por completo y muchos bogotanos deben portar efectivo y más de una tarjeta.

“Por eso estamos trabajando en una integración efectiva con otros medios de transporte y en una completa renovación de nuestra flota”, puntualizó el directivo, quien espera que con la implementación completa del llamado Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá (SITP), que por ahora agrega más de 7.500 buses alimentadores, el Transmilenio se pueda por fin descongestionar.

DEMORAS

Un viaje de 40 minutos en Transmilenio puede extenderse casi al doble durante las horas punta.