En Valparaíso, damnificados levantan casas en lugares no aptos, se endeudan y alertan sobre lo engorroso de obtener los subsidios

Por Bernardita Aguirre, El Mercurio.

Recorrido, a 77 días del incendio que arrasó 2.491 casas en varios cerros del puerto:

El Gobierno, que diseñó seis tipos de ayuda, busca que los damnificados no reconstruyan en zonas de riesgo. Pero los vecinos ya se instalaron sin aporte estatal y las personas afectadas que sí tienen terrenos regularizados dicen que se ahogan en trámites.

A setenta y siete días del incendio en los cerros de Valparaíso que arrasó con 2.491 casas y dejó otras 165 con daños, mañana se cierra el plazo del primer llamado a subsidio habitacional y se estima que serán unas 200 las familias que postularán a la ayuda estatal.

El Gobierno diseñó seis tipos de subsidios para dueños de terrenos, allegados, arrendatarios y personas que viven en sitios irregulares (ver recuadro). Pero, en los cerros, los porteños enfrentan la reconstrucción a su manera. Los primeros en volver a levantar sus casas fueron los que vivían en campamentos y quebradas, que recibieron mediaguas y que hoy ya las están ampliando.

Hay familias que tienen terrenos propios y están a la espera de los subsidios para reconstruir. Éstas, debido a los trámites que demanda el proceso, no alcanzaron a postular en este primer llamado. Las familias que sí lo hicieron son las de allegados y arrendatarios que optaron a subsidios para viviendas nuevas o usadas, fuera del cerro.

Reconstruir en quebradas

En Valparaíso las quebradas se volvieron a poblar. De las 1.500 mediaguas que repartió la Onemi para enfrentar la emergencia, 468 se levantaron en zonas de riesgo, según cifras del Servicio Nacional de Geología y Minería.

“Los que tenían una situación no tan consolidada desde el punto de vista del dominio, prefirieron la opción de quedarse en los terrenos donde ellos habitaban”, cuenta el delegado presidencial, Andrés Silva, quien aclara que en el polígono incendiado hay 11 campamentos. Los principales son Las Torres y Sor Teresa, en Rocuant Alto, y El Vergel, en el cerro La Cruz.

Al consultarle por qué el Serviu construyó viviendas de emergencia en terrenos donde no había título de dominio, Andrés Silva aclara que las viviendas las entregó la Onemi, y la Municipalidad de Valparaíso estuvo a cargo de construir entre 350 y 400. El resto fueron autoconstruidas por las familias con ayuda de voluntarios.

Silva dice que para no terminar nuevamente con campamentos y casas en quebradas, se ha iniciado un proceso de ofertas de subsidio atractivas, con una campaña de difusión. Además, señaló que impedirán la instalación de casas en las quebradas, reconvirtiéndolas.

Pero las casas ya están ahí. Julio César Henríquez y su señora Miriam Jordana instalaron la mediagua en plena quebrada del cerro El Litre, en el mismo lugar donde tenían su antigua casa.

“Volví al día siguiente, cuando el suelo todavía estaba caliente y no me he movido de aquí”, explica Julio César. “Nos vinimos para proteger nuestro terreno y también porque acá llega la ayuda”, explica Miriam. Ella dice que piensan postular a un subsidio para tener algo propio, pero sabe que este demorará y por eso siguen estableciéndose en la ladera del cerro.

Unos metros más abajo de la misma quebrada, tres casas de dos pisos llaman la atención. “Usamos las mediaguas para reconstruir las casas. Con placas de masisa hicimos el primer piso y las mediaguas las usamos para el segundo. Por fuera las forramos con latón para que no se pase la lluvia y, de a poco, la vamos a ir forrando por dentro”, cuenta Jonathan Antivilo. Su nueva casa es más grande que la que se quemó.

La de su tía era de un piso y ahora tiene dos niveles, igual que la de su primo. Las levantaron con ayuda de una iglesia evangélica, aportes de familiares y préstamos. Calculan que gastaron $5 millones en cada una, y aunque saben que están en un terreno que no está regularizado, lo tramitarán para postular al subsidio. Si no se los dan, no piensan salir. “La casa ya la tenemos hecha”, dice Antivilo.

Andrés Silva insiste en que las viviendas definitivas no se quedarán en las quebradas y que se está trabajando con los vecinos para que salgan de esos lugares.

Pero hay vecinos que no quieren salir. Jorge Núñez y su señora Marianela Fernández ya armaron su mediagua en la quebrada Los Chonos. Mientras esperan el papeleo para postular al subsidio, están en plena ampliación de su mediagua porque aún no saben si podrán construir una casa definitiva en su terreno. “Dicen que el Serviu tiene que verificar que el terreno es apto para construir. Pero este terreno es duro, yo lo rompí con cango”, asegura Jorge.

Marianela se lamenta porque no quiere irse. “Nosotros somos de aquí y están dando casa para Placilla, Villa Alemana y Quilpué. Aquí todo esto es familia”, dice mostrando las casitas que ya se han levantado hacia abajo de la quebrada Los Chonos.

Autorizaciones entraban

Para quienes pretenden volver a construir su casa en su mismo terreno, existen distintos subsidios.

El primero está orientado a quienes comenzaron a reconstruir. Si hacen viviendas de menos de dos mil UF, podrán postular a un subsidio. Para iniciar el proceso deben tener permiso de la Dirección de Obras Municipales (DOM) y, al final, contar con la recepción municipal. Solo después de este papel se les entregará el aporte. Este punto de partida con el permiso de la DOM “no tiene que ver con una exigencia administrativa, sino con que es la única manera de velar porque la reconstrucción cumpla con un estándar que es básico, que es la seguridad”, aclara Silva.

A los damnificados que no cuentan con dinero para comenzar la reconstrucción, el Serviu les ofrece un subsidio con pagos por avance de obra. En el que, según el delegado presidencial, no hay que desembolsar plata porque el Estado les pagará 30% para partir.

Pedro Cornejo quiere optar por esta modalidad, pero se ha encontrado con trabas. Paseando entre las ruinas de su gran casa de concreto, dice que necesita reconstruirla con uno de los subsidios de autoconstrucción.

En un extremado orden va sacando papel por papel de su carpeta. “Este es el certificado de damnificado; este, el que certifica que no estoy en zona de riesgo, que se demoró 20 días. También tengo los informes previos que demoraron otros 15 o 20 días más”. Tiene todos los documentos, pero le falta un arquitecto que le pueda hacer los planos de su casa para presentar el proyecto a la DOM. Solo ahí podría obtener el permiso de obras, indispensable para postular al subsidio.

“Andrés (Silva) dijo que fuéramos a la municipalidad porque habría arquitectos gratis. He ido montones de veces a buscarlos y no están, dicen que andan en terreno. Son diez arquitectos para los siete cerros”, cuenta agobiado. Dice que no puede seguir esperando, que tiene dos hijas y que vive con su señora en casa de un familiar. Tampoco tiene para contratar un arquitecto, que le cuesta $1 millón.

Eso fue lo que le cobró a Cristián Ruz el arquitecto que contrató para que le diseñara los planos de su nueva casa, le gestionara los permisos y supervisara la obra. “Le tuve que pagar $400 mil de mi bolsillo por adelantado, y recién cuando la DOM apruebe el proyecto podré postular al subsidio. Si me lo dan, podré recuperar esa plata”, explica. El dinero dice que lo ha conseguido con ahorros y préstamos.

El riesgo del endeudamiento

“Por agotamiento la gente desiste del subsidio y termina arreglándoselas como puede. Hay gente muy ordenada, que tiene todos los papeles y, viendo que la tramitan y le ponen cortapisas, se endeuda”, denuncia un arquitecto que trabaja en el cerro Las Cañas apoyando con su trabajo a los vecinos.

Ricardo Ibáñez, abogado de Defensa Deudores, explica que Valparaíso es la tercera región con más endeudamiento. “En Valparaíso solamente en el mes de marzo han ingresado 3.391 juicios por cobros de pagarés de instituciones bancarias o financieras. Eso los pone en tercer lugar a nivel nacional, tras Santiago y Concepción”, dice Ibáñez.

En los meses de mayo y junio ha aumentado entre 5% y 10%, respecto del mismo lapso del año pasado, la cantidad de personas que recurren a Defensa Deudores en la V Región. Ibáñez advierte del riesgo de los subsidios de autoconstrucción con pago posterior, porque aumentarán las deudas. “Es complicado porque gente que no tiene cómo acreditar renta ni acreditar patrimonio, no es sujeto de crédito para el sistema formal. Podría terminar recurriendo al endeudamiento informal”, dice.

Las modalidades de subsidio

Subsidio para construir en sitio propio con pago posterior. Para propietarios de viviendas irreparables que reconstruyen con sus medios o quieren construir casas de hasta dos mil UF.

Subsidio con pago por avance de obras. Para propietarios de viviendas irrecuperables. Pueden optar a dos modalidades: autoconstrucción con proyecto propio o “vivienda tipo”, 45 opciones que serán ofrecidas por el Serviu la próxima semana.

Subsidio de reconstrucción en sitio propio con pago por avance de obras y densificación . Para propietarios de viviendas irrecuperables que quieran construir hasta tres viviendas en un sitio y conformen una copropiedad.

Adquisición de viviendas nuevas y usadas. Para propietarios, arrendatarios y allegados que quieran salir de zonas de riesgo. Ellos pueden comprar casas con subsidio en cualquier parte del país.

Construcción de nuevos proyectos habitacionales. Para propietarios de viviendas irrecuperables en zonas de riesgo, arrendatarios o allegados a los que el Serviu les ofrecerá nuevos proyectos habitacionales en Valparaíso.

Reparación de viviendas. Para familias cuyas viviendas son recuperables con daño mayor.