Columna “Hacia un Santiago de Calidad Mundial: Más allá de la avenida Matta”

Por Miguel Laborde, El Mercurio. (07/06/14)

Se ha elevado una torre al sur de la avenida Matta, más allá de la calle Victoria, en la cuadra del 1400. Ya sabemos lo que sigue, será la primera de muchas y todo el sector se va a densificar.

A catorce cuadras de La Moneda, con excelente conectividad, el barrio de baja altura, casi siempre de viviendas precarias, estaba llamado a desaparecer. Pero, ¿por qué una torre? ¿Por qué insistir en un modelo de edificios similares que nada aportan al paisaje urbano?

A pocas cuadras está el conjunto Comunidad Andalucía, de Fernando Castillo Velasco, internacionalmente premiado, que densificó a una altura media y con una estética ladrillera muy propia de este barrio, dejando una protegida área verde en su interior.

El nuevo Berlín también nos está demostrando cómo densificar con alturas medianas, logrando números similares de viviendas por manzana, para conservar una atmósfera que dialoga con la historia y, de paso, mejora la calidad vial y las áreas verdes.

Bloques de cinco pisos entrelazados generan ambientes aptos para una buena calidad de vida, sin ascensor. Este aspecto es interesante, considerando que tenemos varios edificios de la comuna de Santiago que han envejecido con sus propietarios, hoy jubilados, los que ya no pueden financiar el mantenimiento de los ascensores. Si al principio algunos jóvenes les hacían encargos y subían las bolsas por una propina, luego surgió un “negocio de matonaje”, en que deben pagar tarifas abusivas por el mismo servicio.

El que no estemos explorando tramas nuevas, como Berlín y antes París, refleja desinterés en la historia local y en las familias que hoy habitan este barrio, las que le dan carácter y atractivo a cada lugar.

Siempre hay un factor humano, en cualquier rincón. Aquí, en esta cuadra del 1400 de Zenteno, el líder barrial, algo como “el sabio de la tribu”, Raúl Fleming, ennoblecía el sector hace pocos años. Muy sociable y creyente en la república, mientras todos tenían tierra dura en su antejardín, él había hecho un minúsculo jardín donde la sombra de un solo árbol y el apoyo de un escaño le permitían observar cuanto sucedía en el barrio.

Jubilado, había estado ligado a la Escuela de Artes y Oficios, y por años, en distintas casas, sus manos arreglaban, construían y reciclaban. Su rostro tenía la dignidad de un ciudadano romano.

La calle, antes de llamarse Zenteno, era Gálvez. La única central que tenía tributo a un hombre de manos hábiles del siglo XVI, porque Gálvez fue el carpintero de las primeras casas de Santiago, en competencia con el alemán Blumen.

Esta calle, que llega hasta la Alameda, tenía al Ministerio de Defensa en su inicio. Y el Ejército, en el poder hacia 1980, le cambió de nombre por José Ignacio Zenteno, el que merecía un homenaje, como ministro de guerra impulsor de la Primera Escuadra Nacional, pero no a costa de una de las pocas calles que conservaba un nombre del siglo XVI.

Misión para Raúl Fleming, entonces. De puño y letra escribió su reclamo y, personalmente, lo llevó a la municipalidad. El simple ciudadano, voz de su barrio, contra el Ejército. Nada obtuvo y bajo su árbol tuvo que soportar ver el cambio de la señalética.

La pequeña historia es la que se interrumpe con las altas torres monótonas. Es un modelo hermético, avasallador, que arrasa con esa dimensión de familias locales que, justamente, eran el patrimonio intangible allá al sur de avenida Matta.

MATTA SUR

A catorce cuadras de La Moneda, con excelente conectividad, el barrio de baja altura estaba llamado a desaparecer.