Vecinos del oriente y norte de Santiago claman por veredas

Por Lucía Adriasola C., El Mercurio.

Algunas comunas afectadas son Lo Barnechea, Conchalí y Vitacura:

Alegan que cada día se beneficia al automovilista en desmedro del peatón y que, por lo mismo, han tenido que bajar a la calle y caminar junto a los vehículos.

“Se me ha dificultado la salida con mis hijos. Por ejemplo, andar en bicicleta, algo clásico cuando uno tiene niños preescolares, pero que aquí no se puede hacer porque las veredas se acaban, entonces tienes que tirar al niño en su bicicleta a la orillita de la calle y eso es penca , porque en el fondo uno no va tranquilo”.

En 2009, María Paz Carvajal llegó a vivir al tranquilo barrio de El Huinganal, en Lo Barnechea. Lo eligió para criar a sus hijos en un ambiente armónico y seguro. Sin embargo, con pesar descubrió que no podría hacer una vida típicamente de barrio, pues en su calle no hay veredas y todo lo ha tenido que hacer en auto.

“A los chicos les ha costado aprender a andar en bicicleta y yo no me atrevo. Yo creo que Lo Barnechea tiene todas las posibilidades de hacer ciclovías y senderos regulares de veredas (…), pero acá cada vez se le está dando más prioridad al auto y menos al peatón”, alega Carvajal y añade a modo de ejemplo que el año pasado ensancharon El Huinganal a costa de angostar las veredas.

Su realidad, no obstante, parece ser una tendencia transversal. En Conchalí, Domitila Álvarez vive la misma situación. Desde hace tres años que se acostumbró a caminar por las calles de la población La Pampilla, pues las autoridades comunales de ese entonces decidieron reconstruir veredas. Sin embargo, por algo que tanto ella como sus vecinos desconocen, nunca más se volvieron a hacer.

“La gente tiene que caminar por la calle… nos acostumbramos a vivir así. Después que las rompieron (las veredas) tuve que hacer yo las de afuera de mi casa; de lo contrario, saldría apenas a la calle. Ojalá las autoridades pudiesen hacer algo”, suplica Álvarez mientras barre el frente de su domicilio de calle Gascuña.

En tanto, en Vitacura, Andrés Rojas y Andrés Yáñez, dos trabajadores de la construcción que caminan por la calzada de Gran Vía, claman lo mismo. “Tomar la micro por acá es bastante incómodo, porque tenemos que andar pendientes de los autos que van subiendo y bajando. Además que ni siquiera hay lomos de toro ni pasos peatonales para cruzar, ojalá se hiciera algo”, dice Rojas, mientras su compañero agrega que “en las mañanas caminamos a 20 centímetros de los autos”.

Es que en esta calle hay veredas, pero se cortan y el peatón debe cambiarse a la acera de enfrente. La directora de Infraestructura de la Municipalidad de Vitacura, Cecilia Aros, dijo que la comuna trabaja para otorgarle comodidad a los peatones; no obstante, explica que Lo Curro es “particular” por sus laderas y por el canal que corre debajo de Gran Vía.

“De nuestro presupuesto municipal el 15% lo dedicamos a veredas y este año seguiremos avanzando en ese sentido, pero es difícil hacer veredas por ahí por los canales y quebradas del lugar, pero a medida que los vecinos lo soliciten lo haremos porque estamos preocupados por el tema”, dice Aros y agrega que el 98% de la comuna cuenta con aceras.

En Conchalí, en tanto, señalaron que trabajan en un programa para restablecer las veredas durante este año, mientras que en Lo Barnechea declinaron referirse al tema.

PRESUPUESTO

En Vitacura, el municipio destina el 15% de sus recursos a la renovación de veredas.