Veinte barrios céntricos del país han congelado proyectos en altura en los últimos dos años

Por Manuel Valencia, El Mercurio.

Informe de la Cámara Chilena de la Construcción:

La paralización de la construcción de edificios estaría dejando cada año en Santiago sin una vivienda a 80 mil familias que requieren una.

Hacia el año 2025 se estima que el Gran Santiago deberá generar proyectos habitacionales para acoger a 650 mil nuevas familias que buscarán vivienda en la ciudad.

El problema es que para materializar esa gran demanda de casas y departamentos solo quedan 2.000 hectáreas de terrenos disponibles en toda la capital, de acuerdo con un estudio encargado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) al Observatorio de Ciudades de la UC.

Además del rápido consumo de suelos y la dilación que implicó la tramitación del nuevo plan regulador metropolitano que expande el límite de la ciudad, el gremio ve con preocupación las crecientes restricciones que los municipios han fijado en diversos sectores y barrios para evitar la construcción de edificios en altura.

El viernes pasado se dio a conocer la última: el Diario Oficial publicó la postergación de permisos de construcción en cerca de 300 hectáreas, en las villas Bancaria, Santa Elena y Marathon, ubicadas cerca del Estadio Monumental, en Macul. Con la restricción, se bajó la altura máxima de 18 a tres pisos en este sector, que se ubica a un costado de la Línea 5 del Metro.

No es un caso aislado. Un informe de la CChC indica que en los dos últimos años se han congelado 20 barrios en comunas como Providencia (barrio Las Flores), Santiago (Matta Sur), Independencia (barrio Urbano y Domingo Santa María), Huechuraba (Bosques de La Pirámide), Viña del Mar (Recreo y Limonares) y Valparaíso (cerros Monjas, Ramaditas y O’Higgins), entre otras.

“Esto está obligando a expulsar a la periferia a las familias que quieren vivir en zonas más céntricas y no pueden hacerlo porque se restringe la construcción de viviendas. Así, se ven obligadas a vivir en Tiltil, Melipilla o incluso Rancagua, en el caso del Gran Santiago, que anualmente requiere satisfacer una demanda de 80 mil viviendas nuevas”, afirma Pablo Álvarez, gerente de vivienda de la CChC.

Agrega que la situación se contradice con lo que señala la Política Nacional de Desarrollo Urbano, promulgada transversalmente el año pasado, que establece la necesidad de propiciar la construcción de conjuntos de vivienda integrados socialmente cerca de servicios de transportes, como líneas de Metro o trenes. “Y no es lo que aquí está sucediendo”, acusa.

En su opinión, este déficit de terrenos, derivado de los congelamientos, puede resolverse con la creación de autoridades metropolitanas (como un alcalde mayor), que vele por las necesidades de toda la ciudad y no de cada comuna por separado.

Distinto piensa el edil de Maipú y presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades, Christian Vittori. Para él, las protecciones aplicadas por cada municipio dicen relación con la necesidad de resguardar la calidad de vida de los vecinos y el valor patrimonial e histórico de los entornos.

“No es oponernos por oponernos. No es algo antojadizo de los municipios regular la construcción en los distintos sectores. Lo que buscamos es conservar las condiciones y el desarrollo armónico de cada barrio. Si bien es cierto que la Política de Desarrollo Urbano insta a fomentar la integración social cerca de obras de transporte, esto no va acompañado con una entrega mayor de recursos del Estado a los municipios para generar esas condiciones”, sostiene el alcalde de Maipú.

80 mil familias requieren una casa o un departamento cada año en Santiago, según la CChC.

Tres pisos es el máximo de altura que, por lo general, fijan las zonas protegidas por los municipios.

”Esto está obligando a expulsar a la periferia a las familias que quieren vivir en zonas más céntricas y no pueden hacerlo porque se restringe la construcción de viviendas”.

PABLO ÁLVAREZ

GERENTE DE VIVIENDA CCHC