En el Valle de Lluta desconfían de su agua

Por Ramón Vásquez, La Tercera.

En Poconchile, en la I Región, la presencia de ársenico en el agua supera cinco veces la norma. Autoridades encargaron análisis propios para tomar decisiones.

Cuando le den un pase a un compañero tienen que moverse y pedir de nuevo la pelota”, les dice el profesor de educación física a los 12 alumnos que conforman el quinto básico de la Escuela General Manuel Baquedano de Poconchile.

Son las 9.20 y ya se siente un intenso calor en el único establecimiento educacional que existe en la localidad rural, ubicada en el valle de Lluta, a 27 kilómetros de Arica.

Entretenidos y agitados, los pequeños reciben la última lección de básquetbol y termina la clase.

Los niños corren al baño, a refrescarse y beber agua de la llave, la misma que cuenta con niveles de arsénico que superan en cinco veces lo permitido en nuestro país. Así lo indican los resultados de un estudio realizado por el toxicólogo Andrei Tchernitchin y encargado por el Departamento de Medioambiente del Colegio Médico.

Según las muestras de laboratorio, tomadas en noviembre de 2013, el líquido que ingieren en la zona contiene 0,0525 miligramos de arsénico por litro (mg/L), mientras que la norma chilena (NCh409) tolera sólo 0,0100 mg/L.

“Como Colegio Médico estamos preocupados porque la salud de la población del valle de Lluta está en serio peligro. Hace años venimos haciendo estudios y siempre encontrábamos altos niveles de arsénico, pero nunca elevados por sobre la norma”, explica el encargado del Departamento de Medioambiente del Colmed, Rodrigo Vargas.

El médico advirtió de graves enfermedades que podrían padecer en el futuro los habitantes de la zona (ver recuadro) y plantea que la principal causa de la contaminación de las aguas sería el acopio de desechos de la actividad minera.

“Creemos que hay una relación directa entre la minería y los niveles de arsénico en el agua. Hay estudios de la Conama y del doctor Tchernitchin que demuestran el alto nivel de este mineral en los acopios, el que está ingresando a las napas”, agregó Vargas.

“En mi casa todos tomamos agua de la llave. Hemos escuchado que está contaminada, pero seguimos tomando igual”, cuenta Jonathan Herrera Mamani, alumno de quinto básico de la escuela Baquedano.

Al establecimiento, que sólo llega hasta sexto básico, asisten 99 alumnos. Un 20% de ellos son extranjeros (peruanos y bolivianos). Todos viven junto a sus familias en Poconchile o en otros puntos del valle de Lluta.

En Arica hace años que la mayor parte de la población consume y cocina con agua envasada, dejando la potable para aseo personal y lavado. Sin embargo, en la zona rural las familias no cuentan con recursos económicos para tomar esas precauciones.

“También es un tema de costumbre. Yo vivo hace 25 años aquí y siempre he tomado agua de la llave. Nunca escuchamos que el agua pudiese estar contaminada, hasta que comenzaron a hacer estos estudios”, cuenta Marietta Henríquez, quien desde 1985 es la directora de la escuela Baquedano.

“Antes el agua era rica. Ahora es más salada. Estamos muy preocupados porque encontramos que no tenemos solución. Si sólo bebiéramos agua embotellada igual estamos expuestos, porque con esta agua cocinamos el almuerzo de los niños y también nos duchamos y el arsénico nos entra por los poros”, agrega la docente.

Un 50% de la población del valle de Lluta recibe el vital elemento en su casa a través de un sistema de Agua Potable Rural (APR). Es decir, la misma comunidad se organizó y entre ellos costearon y crearon el método. En sus casas tienen medidores y pagan una cuenta mensual según los metros cúbicos consumidos.

Conocedores de los niveles de arsénico, el Comité de Agua Potable del río Lluta creó una planta de tratamiento de agua por osmosis, que reduce los minerales contaminantes hasta los niveles permitidos por la norma chilena.

Por ley, las plantas de tratamiento deben estar asesoradas por la sanitaria más grande que tenga la región, en este caso, Aguas del Altiplano.

Según la seremi de Salud de Arica y Parinacota, Giavana Calle, los estudios del Colegio Médico se hicieron antes de que la planta entrara en funcionamiento.

“La planta está funcionando de manera integral recién desde hace dos semanas. Nosotros tomamos hoy (ayer) una muestra del agua al ISP y los resultados van a estar la próxima semana. Según como sean esos resultados, haremos un plan de vigilancia para asegurarnos que siempre se cumpla con la norma”, explicó.

Efectos aparecerían en décadas

Según el doctor Rodrigo Vargas, el consumo diario de agua potable contaminada con altos niveles de arsénico aumenta los riesgos de presentar cáncer de vejiga, de riñón, pulmón y hasta de piel, además de enfermedades pulmonares crónicas, como enfisema.

“Está demostrado que aumentan las tasas de estas afecciones. Más allá de reducir los índices, lo que se debe eliminar es la fuente contaminante”, aseguró el encargado del Departamento de Medioambiente del Colegio Médico.

Vargas agregó que los casos podrían empezar a manifestarse en las próximas décadas. “Los desechos tóxicos de la minería fueron acopiados a principios de los 80, por lo que casos de enfermedades crónicas o cánceres podrían manifestarse en 20 o 30 años más”, aseguró el especialista.

El estudio del Colegio Médico muestra los índices registrados durante el mes de noviembre del año recién pasado.