Se completa la pavimentación de 54 km en el tramo que inicia la Carretera Austral

Por Soledad Neira Farías, El Mercurio. (15/02/14)

Caleta La Arena:

Unas 600 personas viven en el poblado que surgió con la construcción de esta vía, que se empezó a abrir en los 70.

“Se va a terminar el calvario. No más tacos”, dice María Isabel Vargas, quien aún no se convence de que por fin, después de tantos años, tienen pavimento “casi” hasta La Arena.

Casi, porque con la pavimentación entre Chaicas y La Arena, solo restan unos 150 metros del enlace que empalmará la ruta con la rampa La Arena.

Una inversión de $3.827 millones para 13 km que faltaban para que el primer tramo de 54 kilómetros de la Carretera Austral, entre Puerto Montt y Caleta La Arena, estuviera completamente pavimentado.

La vía, cuya construcción se inició en los años 70 partiendo en Puerto Montt y ya llega a Villa O’Higgins, recorriendo más de 1.270 kilómetros, sigue siendo, en su mayor extensión, una senda de penetración, angosta y de ripio.

“Todos decíamos que nos íbamos a morir y no lo íbamos a ver”, dice detrás del mostrador de su negocio María Isabel, quien es tesorera de la Junta de Vecinos de Caleta La Arena.

La mujer cuenta que antiguamente solo se podía ir a Puerto Montt en bote a remos, unas 8 horas, o en lancha velera, los más pudientes, navegando 4 horas.

El camino a Puerto Montt se abrió en los 80, cuenta Carmelo Zúñiga, “viviente toda la vida aquí” y quien aún recuerda esos largos periplos a la ciudad.

“El camino llegaba a Quillaipe, a la mitad del trayecto, hasta que vinieron los militares del CMT (Cuerpo Militar del Trabajo), con los del Empleo Mínimo (Plan de Empleo Mínimo, PEM). Ellos fueron los que nos abrieron el camino, fue durísimo, porque esto es pura cordillera”, dice Carmelo, presidente de la Junta de Vecinos del sector.

Recuerda que “se demoraron como 5 o 6 años en abrir la senda, perforar, reventar esas rocas”.

Y pese al avance de la tecnología, la pavimentación de este último tramo sufrió incluso retrasos por las dificultades del terreno, que en la práctica es un desfiladero que bordea el mar en todo su trayecto.

Hasta que abrieron el camino, la mayoría de los niños del lugar se quedaban sin escolaridad, “a pesar de que estábamos al lado de Puerto Montt, porque era muy a trasmano”, dice Zúñiga.

Hoy en La Arena viven cerca de 600 personas. Tienen una escuela y locales comerciales que abastecen a centenares de pasajeros en tránsito por la rampa hacia el sur, a Palena o Aysén.

Jaime Bahamondes es conductor de bus y hace 12 años cubre esta ruta diariamente. “Era bien complicado. El camino era malo, en el invierno no se podía andar por el barro de ríos que cruzan la ruta en muchas partes”, dice.

Ahora, advierte, “el riesgo está en la velocidad cuando llueve, porque se pone resbaloso”.

Siguen sin alcantarillado ni agua potable y dependen de mangueras para traer el líquido desde un río cercano, pero el camino “nos cambia totalmente la calidad de vida”, aseguran.

“Nos maltratamos menos en los viajes y los niños van al liceo todos los días desde aquí mismo”, dice Zúñiga con orgullo.

Aún recuerdan en 1998, “cuando llegó la luz eléctrica y con eso refrigeradores, lavadora y otras cosas que antes no se pensaba que podíamos tener”, recalca María Isabel.

José Guaquin, su hermano Cristián y su amigo Óscar Bustamante disfrutaron recorriendo en bicicleta ese tramo que ahora, cuando siguen pedaleando y ya están en la Región de Aysén, es un buen recuerdo, “porque lo que venía después era duro”.