“El nuevo aeropuerto podrá acoger a 44 millones de pasajeros al 2030 si la demanda lo decide”

Por Manuel Valencia, El Mercurio. (15/02/14)

Sergio Amunátegui, arquitecto del terminal aéreo que se comienza a construir el próximo año:

El hombre tras el diseño del proyecto estima que podrá recibir, sin ampliaciones, desde 38 millones de pasajeros anuales al 2030, lo mismo que planifica la Junta Aeronáutica Civil.

Su nombre, hasta ahora, era un misterio. Más allá del publicitado anuncio del nuevo aeropuerto de Santiago que realizó el Gobierno, poco se sabía de la oficina que elaboró el proyecto ganador del terminal aéreo, que se comenzará a construir en 2015. Y menos aún que se trataba de Sergio Amunátegui, el arquitecto que participó, junto a su socia Carmen Barreau y un grupo de profesionales en los estudios, diagnóstico y, finalmente, el diseño del moderno recinto, que triplicará la cantidad de pasajeros del actual.

Su firma está en proyectos ampliamente conocidos en la capital como el World Trade Center o el hotel Marriot, pero su sueño siempre fue participar del nuevo aeropuerto. Tal vez, porque también es piloto.

-¿Por qué el diseño del aeropuerto que se construirá es el óptimo para Santiago?

-Por varios motivos: reutiliza con fuerza lo existente. Tiene premisas medioambientales que son propias del momento en que nos encontramos en la edificación en el mundo. Es un diseño que tiene fuerza a raíz del espacio aéreo y la potentísima geografía circundante. Tiene una profunda base técnica para llegar al tamaño que se necesita y tiene un punto de vista muy chileno en el diseño. Alguien que entra no va a pensar que está en Dusseldorf, porque entre los materiales está representado el cobre y la madera.

-¿Qué aportes urbanos contempla la propuesta?

-Recoge el urbanismo en su mejor expresión. Hoy día las personas que vienen de un vuelo desde Europa en invierno, se tiran al pasto del hotel para asolearse. Tanto así que tuvieron que poner un letrero para que no lo hicieran. El diseño recoge eso e incluye espacios verdes en las terrazas. También tiene estacionamientos y espacios para las reparticiones públicas.

Recientemente, “El Mercurio” publicó un informe de la Junta Aeronáutica Civil (JAC) que proyecta 38 millones de pasajeros anuales para el terminal en 2030, ocho millones más de los que, según el Ministerio de Obras Públicas (MOP), recibirá el edificio ese año. Al respecto, Amunátegui precisa que el terminal está diseñado para recibir esos 38 millones de viajeros proyectados por la JAC y más.

“Parte de nuestra consultoría tiene una gatillo de obras complementarias dentro del proceso de licitación. Con eso, podrá acoger hasta 44 millones de pasajeros al año en 2030, si la demanda lo decide”, afirma.

-Más allá de las estimaciones, ¿los pasajeros podrán tener un terminal cómodo en 2030?

-No va a ser una cosa saturada como hoy. Y si nos convertimos en “tigres de América”, hay formas de hacerlo crecer a tiempo. Se puede ampliar el terminal 2 sin llegar a construir un terminal 3 dentro del plazo de concesión. Esto rompe con una idiosincrasia que hay en el país y que se tiene que ir revisando, para tener infraestructura no solo de acción y reacción. El encargo que nos hace la Dirección de Aeropuertos (DAP) es secuencial y se anticipa. Por eso, el edificio es totalmente modular y eso le permite seguir creciendo en forma orgánica y armónica”, explica. Ese crecimiento incorpora un sistema denominado MARS (multiple aircraft ramp system) que permite que una misma manga sirva a dos aeronaves. Con él, se pueden recibir 67 aviones y sin él, solamente 44. Si el recinto se amplía con más espigones, acoge hasta 60 aeronaves; y si se implementa el sistema, sube su capacidad a 89 aeronaves.

-¿En qué consisten las etapas futuras de este proyecto, que tiene como horizonte el año 2045?

-Hay un proyecto de expropiación de 600 hectáreas que se suma a las 1.100 hectáreas que tiene el resto de la concesión. Ahí se implementarán zonas de carga. También hay un tercer terminal que ocupa el espacio actualmente utilizado por el grupo 9 y la aviación corporativa, que se trasladan a otro sector. Además, hay una sugerencia, que es parte de los encargos de la DAP de construir una intermodal. Eso queda fuera de la concesión, pero llevar el metro al aeropuerto sería un aporte para el país. Se propuso una faja, con una servidumbre de paso, que permite un sistema de tren liviano que une el metro con el aeropuerto.