Una oportunidad para el diseño del espacio público

© Guy Wenborne. Vía Santiago Cerros Isla

Por Rodrigo Gil Camps. Arquitecto de la Universidad de Chile y Master Arquitecto de la UPC Barcelona. Socio de TNG Arquitectos, ha desarrollado su práctica tanto en el diseño arquitectónico como en el ámbito de consultorías ligadas a temas urbanos y arquitectura de transportes. Ha sido profesor invitado en las Universidades de Santiago y de Talca.

Una de las principales falencias de la planificación urbana en Chile es que regula principalmente el suelo privado, con muy pocas herramientas para definir y diseñar el espacio público, de hecho es ya un consenso de que a nivel ciudad más que verdadera “planificación” lo que tenemos es “regulación” de suelo privado. Hay situaciones que pueden parecer insólitas pero son reales: los planes reguladores no pueden crear vías menores a la denominada vialidad estructurante, es decir calles menores a 20 m entre lineas oficiales y 14 m de calzada pavimentada. Trazar y construir calles de menos de 20 metros en nuestras ciudades esta solo reservado a la iniciativa privada. La normativa actual solo permite al municipio “reconocer” y “clasificar” las vías existentes de estas características.

Asimismo, existen rigideces que dificultan que los diseñadores urbanos puedan realmente actuar como tales: el perfil de las vías, que es la distribución interior de la misma entre calzada, vereda o eventualmente ciclovía o ciclobanda debe cumplir un estándar mínimo, absolutamente rígido definido en la OGUC y resguardado celosamente por el SERVIU. El tema de fondo es que cuando se discute qué hacer con la ciudad al planificar, se está discutiendo precisiones sobre lo que harán los privados en sus predios, pero poco o nada sobre lo que hará la comuna o el estado sobre el espacio que pertenece a todos, y donde finalmente se verifica la vida de la ciudad, que es en la calle y en el resto de los espacios públicos.

Actualmente está en discusión en el senado,  un proyecto de ley que repone las afectaciones a utilidad pública en los planes reguladores, el cual abre una ventana a la posibilidad de diseñar el espacio público. Si bien el debate se ha centrado en qué forma se resguarda o no los derechos de propiedad de los afectados por las declaratorias de utilidad pública, discusión completamente legítima por lo demás; poco se ha debatido, según muestra el informe de la comisión del Senado, respecto de las necesidad y formas de planificar el espacio de todos. No está de más recordar la relevancia y urgencia para nuestras ciudades de reponer las afectaciones, de hecho es casi de sentido común entender que el derecho privado debe limitarse cuando se trata de abrir calles… aunque esto que parece hoy evidente no fue entendido así bajo la mirada predominante hace muy pocos años, cuando ante un utópico escenario de rápida construcción de vías y expropiaciones pagadas se aprobó el equivocado concepto de caducidad para las declaratorias a afectación que hoy hace peligrar nuestros espacios públicos.

El punto interesante es que para resguardar los intereses privados, según el proyecto de ley las nuevas declaratorias debieran a futuro estar detalladas en Planos Seccionales “que permitan a cualquier persona conocer con precisión las porciones de terrenos que quedan afectas” . Lo beneficioso es que al ser ahora destinadas a “espacio público” como concepto genérico, más que a vialidad, se podría definir afectaciones para vías menores de 20 m de ancho, o para otros tipos de espacio público, como bordes costeros o de ríos sin circulación vehicular, por ejemplo. Y más importante, la figura de Plano Seccional podría ser útil para que la planificación comunal e intercomunal haga definiciones de verdadera planificación sobre las características que se espera tengan las futuras calles y espacios públicos, cosa que hoy está impedida de hacer aunque parezca increíble.

Ahora, es relevante que el plazo con que cuenten a futuro las comunas para generar estos Planos Seccionales del espacio público sea lo suficientemente extenso para que permita una reflexión sobre la calidad y tipo de espacios. Hoy nos encontramos con una discusión respecto a si los ciclistas deben andar o no en las veredas, tema que puede abordarse en un diseño cuidado del perfil de las calles. Otro tema relevante es la integración del transporte público en el diseño de las vías, oportunidad de hacer ciudad, que mal aprovechada pude traer negativas consecuencias como la que todos conocemos en el caso del corredor Transantiago de Av. Santa Rosa. En un contexto de saturación metropolitana como el actual, nos enfrentaremos cada vez con más frecuencia a la necesidad de asignar en forma equilibrada espacios en la faja vial que son limitados y que deben ser distribuidos en función del bien común.

Es importante también que esta discusión parlamentaria no agregue rigideces que entorpezcan los ya extensos procesos aprobatorios de los instrumentos de planificación. La modificación de la Ley permitirá también futuras modificaciones de la OGUC, de modo que el SERVIU actúe como organismo exclusivamente técnico (perfil geométrico, radios de giro etc.), reservando a los planificadores, a los municipios y a la comunidad expresada en procesos participativos, el rol de plasmar una visión de ciudad en sus calles.