Iquique, la única ciudad que crece sin brújula

Por Manuel Valencia, El Mercurio. (22/12/13)

Capital de Tarapacá lleva 32 años con el mismo plan regulador:

Escasez de terrenos, viviendas caras, segregación social y una creciente congestión son los efectos inmediatos que sufre la ciudad nortina por no contar con un instrumento actualizado.

Iquique no es una ciudad. Es, en realidad, muchas urbes que conviven en el mismo territorio. Hay un Iquique en las antiguas casas con corredores, lucarnas y balaustradas de madera de calle Baquedano, donde sobrevive algo de la ciudad peruana que crecía al estilo limeño, antes de la Guerra del Pacífico. Casi superpuesto, está el próspero puerto chileno que absorbía la abundancia de la fiebre del salitre, en construcciones como el afamado teatro municipal. Esa continuidad histórica tiende a cambiar hacia el sur: con el auge turístico del sector de Cavancha, en los 90, se apostaron edificios de 10 y 15 pisos que conviven junto a las imponentes torres de más de 30 pisos, construidas casi en serie hoy, a la luz del auge minero.

Lo que en otras ciudades puede constituir un conjunto de barrios diversos, en Iquique luce como un pastiche inorgánico que no tiene nada de casual. Coincide con los 32 años que la urbe ha vivido con un plan regulador tan obsoleto que parece inexistente: se creó el 25 de noviembre de 1981y se ha ido manteniendo actualizado con varios seccionales.

“Las condiciones geográficas de Iquique son las de una fractura del farellón costero que genera poca disponibilidad de suelo en la costa. Esto ha hecho crecer el precio del suelo y junto con el boom minero ha ocurrido un fenómeno de especulación constante de precios. Tampoco se generan las mejores condiciones para construir por las densidades de algunas zonas y las subdivisiones prediales que obligan a juntar muchos terrenos para generar un proyecto”, explica el urbanista de la UC Luis Fuentes, quien trabajó en una propuesta de carta reguladora.

Además de los edificios altos, que han ido bloqueando la vista a las familias más modestas que viven encaramadas en las subidas hacia los cerros de arena, la falta de “brújula” se nota en las calles: en arterias céntricas como Vivar o Lynch, las casas antiguas de fachada continua son interrumpidas por edificios que sobrepasan los 15 pisos. Las mismas construcciones se localizan en calles de una o dos pistas que, a toda hora, colapsan con el exceso de tráfico vehicular. En ninguna de las vías se ve que se esté resguardando una faja, a partir de una nueva línea oficial para un futuro ensanche.

La ausencia de un instrumento regulador también genera incertidumbre en los inversionistas. Según el presidente de la Cámara Chilena de la Construcción de Iquique, Enrique Guajardo, la ciudad ha perdido competitividad por la falta de un plan. “Iquique se expande en un 10% por año. La comuna quedó chica, ya no quedan terrenos y eso, junto con la escasez de mano de obra, hace que los precios suban. Y mucho. Todo se traspasa al valor final de la vivienda”, explica.

Ejemplifica la situación de las propiedades ubicadas en el sector de Cavancha: si en el año 2000 era posible encontrar un departamento de 60 m {+2} desde 2.000 UF, hoy pueden llegar a 10 mil UF. “De hecho, no bajan de las 3.000 UF en la comuna y, aunque sean unidades caras, se venden bien igual”. A su juicio, la situación genera segregación social, pues las familias vulnerables quedan sin opción de acceder a una vivienda en Iquique.

El “patio trasero”

¿Y adónde se van las familias vulnerables de Iquique? “Son verdaderamente expulsadas a Alto Hospicio”, grafica el urbanista Luis Fuentes. La vecina comuna que sus residentes llaman simplemente “Hospicio” pasó de ser un caserío, hace dos décadas a una ciudad receptora del “desborde” de la capital de Tarapacá. Según las proyecciones del INE, ya en 2020 sobrepasará los 190 mil habitantes, la misma población que tiene Iquique hoy.

El alcalde Jorge Soria señala que el municipio está terminando un plan regulador que permitirá ordenar la comuna desde el sector norte, a la altura del sitio donde se hundió La Esmeralda hasta el sector sur, en el camino al aeropuerto Diego Aracena. “Con eso le damos una orgánica a la ciudad, porque hoy día funcionamos con este plan regulador antiguo que hemos ido parchando a medida de que íbamos desarrollando la ciudad. Necesitamos un plan que permita desarrollarnos. Para eso, por ejemplo, estamos dándole mayor densidad a distintas zonas y a la vez estamos desarrollando un proyecto de viviendas sociales a través de cooperativas en un sector costero donde hay más de 20 mil inscritos”, explica la autoridad.

Paralelamente, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) genera un plan intercomunal para Iquique, Alto Hospicio y Huara. “Incorpora nuevos suelos urbanos permitiendo la localización ordenada de los distintos usos de suelo, generando nuevas alternativas de localización para viviendas sociales y también zonas aptas para el desarrollo de usos industriales e industria energética. Además, define nuevos trazados de vías de escala intercomunal que complementen la vialidad existente y permitan descongestionar el área urbana, especialmente en Iquique”, explica Pilar Giménez, jefa de la División de Desarrollo Urbano del Minvu.

Datos

35% crecieron las viviendas en Iquique entre 2002 y 2012. En paralelo, la población aumentó 9,3%.

57% de las ventas inmobiliarias son de primera vivienda. 30% son compradas por inversionistas (que las arriendan o las adquieren para vender a mayor valor en el futuro) y 12,70% corresponden a segunda vivienda.

8.495 inmuebles se levantaron en Iquique en los últimos nueve años