Rayados, basura y tomas evidencian preocupante deterioro del Mapocho

Por Manuel Valencia, El Mercurio.

Abandono del cauce se agudiza en sectores céntricos de la ciudad:

El municipio de Santiago y el Gobierno solo tienen planes para mantener las riberas, pero no está en carpeta un programa para recuperar el principal afluente de la capital, lo que revela vacíos institucionales.

La historia de Santiago no podría entenderse sin el río Mapocho. Desde su fundación, el caudal ha marcado el establecimiento de las primeras viviendas, luego del centro histórico y, eventualmente, de las vías que definieron los ritmos de crecimiento de la capital.

Por esa relevancia histórica y cultural, cuesta entender por qué el río evidencia hoy un progresivo estado de deterioro. Basta recorrerlo en diversos tramos para notarlo. Por ejemplo, entre Pío Nono y las cercanías del Parque de los Reyes, abundan rayados en sus muros y desperdicios que permanecen en sus riberas e incluso en el mismo torrente.

“Se ve que es un río especial, está rodeado de árboles, pero esos rayados le quitan belleza”, dice David Williams, turista norteamericano, mientras fotografía el cauce, junto con un grupo de visitantes extranjeros.

Al igual que cuando se buscan responsabilidades en el arreglo de hoyos en las calles, la institucionalidad vigente no define con total nitidez si el municipio o algún ente estatal es responsable de la completa mantención del río, debido a que se trata de un territorio complejo: es una frontera entre comunas como Providencia, Santiago, Recoleta, Independencia.

¿Tierra de nadie?

Es, además, un recurso hídrico en el cual tiene injerencia el Ministerio de Obras Públicas y constituye un bien nacional de uso público que, por definición, es propiedad del fisco y, por lo tanto, del Ministerio de Bienes Nacionales.

En la Municipalidad de Santiago señalan que sí existe un trabajo de limpieza periódica del cauce. El director de Aseo, Álvaro Gómez, explica que en el río trabaja diariamente una cuadrilla de cuatro personas entre las 8:00 y las 15:00 horas “en ambas riberas y en un tramo que va entre los puentes Pío Nono y Alberto Hurtado, a la altura de avenida Independencia, donde se retiran alrededor de seis mil litros de desperdicios, equivalente a 882 kilos diarios, aproximadamente”.

Sin embargo, en el municipio deslindan responsabilidades a la hora de ser requeridos por la mantención de los muros, hoy cubiertos de grafitis y rayados. Afirman que esa es atribución de la Dirección General de Aguas (DGA) del MOP.

Consultado este ministerio, rechaza la responsabilidad. Aseguran que “el municipio correspondiente es el encargado de realizar las labores de limpieza y extracción de basuras y escombros del río Mapocho, ya que este es un bien nacional de uso público. En tanto, la Dirección de Obras Hidráulicas ejecuta anualmente un programa de conservación en el río, para la mantención y reparación de las obras fluviales que existen en las riberas”.

Para el urbanista y director Centro de Inteligencia Territorial (CIT) de la Universidad Adolfo Ibáñez, Luis Valenzuela, la situación del Mapocho es reflejo de la falta de una autoridad metropolitana que vele por espacios que van más allá de las divisiones administrativas de las comunas. “Hay una serie de instituciones que participan desde distintos ámbitos en el río Mapocho; pero, como cuerpo integrado y significativo dentro de la ciudad, no hay nadie que cuide de él y por eso muestra ese grado de deterioro. El Mapocho podría transformarse en un hito urbano muy interesante para la ciudad”, opina.

Protestas

Desde que los deudores habitacionales ocuparon el río, otros grupos han seguido la idea, amparados en la dificultad de desalojarlos si no hay desórdenes explícitos. De hecho, en el Gobierno anterior, la Intendencia logró concretar más evacuaciones por razones sanitarias. Este año, se han instalado funcionarios de Correos y trabajadores del supermercado Montserrat, que han puesto carpas, han colgado lienzos y prendido fogatas.