Transantiago: Datos del último año revelan que se reduce evasión y mejoran frecuencias

Por Francisco J. Fuentes, El Mercurio.

A trece meses de que se firmaran los nuevos contratos con los operadores

La evaluación indica, además, que bajaron los costos y el déficit del sistema de transporte.

Durante el verano de 2012, luego de cuatro años de millonarias pérdidas, de acumulación de rabia entre los usuarios y de un panorama de desorganización generalizada, el Ministerio de Transportes decidió hacer cambios al Transantiago.

La idea del ministro del ramo, Pedro Pablo Errázuriz, apuntaba a tres objetivos: mejorar el servicio, disminuir los costos y redefinir los roles de los actores del sistema.

Ello se lograría con contratos menos costosos para el fisco, un modelo de castigos más estrictos por no cumplimiento de las empresas, y un traspaso masivo de responsabilidades desde las manos del Estado a los privados.

A 13 meses de la puesta en marcha del nuevo modelo -que incluyó hasta un intento por cambiarle el nombre al Transantiago-, el sistema exhibe números que los expertos aún describen como “insatisfactorios”, pero que en general muestran mejoras en el desempeño.

El primero de los objetivos que se planteó el Ministerio de Transportes y que se cumplió fue reducir el costo fiscal que el Transantiago le significaba mensualmente al país. Si se compara el resultado operacional general del sistema en 2012 -durante los primeros ocho meses de vigencia de los nuevos contratos- con el ejercicio del año anterior, el déficit se ha reducido en torno al 7,5%, con una baja de las pérdidas cercanas al millón de UF (alrededor de $22.800 millones).

Del mismo modo, los pagos a los operadores también se redujeron en 1,4% en un año (ver infografía).

Otro elemento relevante, sobre todo para los usuarios, radica en la calidad de los buses y en la frecuencia del servicio. Las cifras apuntan a que hoy el Transantiago exhibe una flota con no más de tres años de antigüedad, mientras que la frecuencia de pasada de los buses aumentó en promedio 10% respecto de 2011.

Elementos como este generaron también otro efecto positivo inmediato, la valoración del público: desde 2011 al primer trimestre de este año, la aprobación de quienes usan el transporte público capitalino se disparó, saltando de nota 3,5 a 3,8 en 2010 y 2011, a nota 4,4 a fines de 2012.

Usuarios y problemas

En los ítems atención al usuario, a marzo de 2014 debería estar operando el nuevo corredor para buses de Alameda-Providencia-Apoquindo, con un diseño más amable con el tránsito de automóviles y peatones que promete comenzar a replicarse en otros puntos de la ciudad; y las nuevas zonas pagas electrónicas, que serán refugios más seguros, cubiertos y con una plataforma más expedita para que las personas puedan subir o bajar de los buses.

Ambos elementos permitirán al sistema asimilar ventajas y comodidades más parecidas al estilo de ciudades mejor organizadas en términos de transporte público como Curitiba (Brasil) o Bogotá (Colombia) y que ya viven plena madurez, desde su implementación a principios de la década pasada.

Sin embargo, aún persisten elementos que distorsionan el panorama futuro del Transantiago, como la evasión, que pese a haber bajado de 24,5% en abril de 2012 a 21% en el primer trimestre de este año aún se mantiene oscilante.

Al respecto, los operadores y prestadores de servicio siguen visualizando a la evasión como el tema más negativo del sistema. Por ello, exigen un mayor nivel de involucramiento del Estado en la ofensiva contra los usuarios que habitualmente no validan su pasaje.

Otro de los elementos que los privados consideran negativo son las exigencias operacionales, ya que si no cumplen con lo establecido en los contratos sufren descuentos monetarios en los dineros que reciben.

A juicio de dos altos ejecutivos del sector, que prefirieron no ser identificados, el carácter acumulativo de las multas podría poner en riesgo la estabilidad financiera del sistema, lo que afectaría a los pasajeros.