Política urbana, problema nacional

Por Miguel Laborde, El Mercurio. (11/05/2013)

Hacia un Santiago de calidad mundial.

Es un problema que atraviesa gobiernos enteros; luego de Bélgica, hace un siglo fuimos de los primeros en iniciar planes de “viviendas baratas”. Pero como la industria de la construcción era casi inexistente, se levantaron pocas y de calidad utópica, de estándar europeo, poblaciones con teatro, plaza y biblioteca. Recién ahora podríamos aspirar a algo así.

Después, la calidad fue disminuyendo mientras el número aumentaba. En el siglo XX se apostó por la cantidad, y en esto hemos llegado a ser un país modelo. El propio gobierno chino, que enfrenta un problema gigantesco, se interesó en conocer el secreto, pero, mirado de cerca, no es para celebrarlo. A la fecha, y a pesar de tanto avance, un 15% de la población nacional vive en condiciones “vulnerables”, como en Bajos de Mena en Puente Alto, donde 130 mil habitantes se hacinan en unidades precarias de 40 metros cuadrados, sin equipamiento ni servicios, sin Bomberos ni Carabineros; sin ciudad.

El invierno de 1997 dejó el drama a la vista, con las casas Copeva. Tras ello, en el año 2000 se exigió un nuevo estándar técnico constructivo y un equipamiento mínimo, que cambia según el número de viviendas. En 2006 se suma la integración territorial (para mejorar las localizaciones), pero los dueños del suelo, al conocerse esa política, subieron los precios; también se crearon Proyectos de Integración Social, pero fueron resistidos por las empresas, por incluir dos modelos diferentes -clase media y vulnerable- en un mismo conjunto. Los avances, entonces, han sido graduales. Como dijo el ministro de Vivienda y Urbanismo, Rodrigo Pérez, “esto es una posta” que al menos lleva medio siglo de operaciones relevantes, desde que Chile, en los años 60, industrializa la producción de vivienda social e, incluso, la exporta a otros países de la región.

El deseo natural de toda sociedad de ver la erradicación de la pobreza y sus secuelas habitacionales dejó un triste patrimonio que ahora se quiere ver desaparecer. Con unidades de muy mala calidad, no mejorables, el Minvu ya inició en Puente Alto un plan de demolición de las primeras 700.

Los habitantes del sector, enrejados en un clima de violencia -que explica tanta animita con velas encendidas-, sienten que la seguridad se hizo imposible en esa enorme ciudadela de 600 hectáreas. En un estudio del año 2000, el 65% declaró que se iría si pudiera, y cerca del 90% manifestó vergüenza de vivir ahí. No pueden solicitar línea telefónica o TV cable, porque nadie quiere acercarse.

La actual propuesta de Política Nacional de Desarrollo Urbano se verá enfrentada a ese horizonte, que se extiende por Chile. No basta el interés de este gobierno y del próximo; es el Estado de Chile el que debe tener una estrategia coherente de largo plazo. No podemos invertir millones de dólares en construir poblaciones que se deben demoler antes de veinte años.

De los cuatro ámbitos abordados por la comisión asesora, Chile ha crecido en los de conciencia del territorio, patrimonio y medio ambiente, pero el de inclusión social no está asumido; la convivencia entre desiguales no está en nuestro imaginario. Es un obstáculo insalvable, porque, como dijo Antonia Lehman, presidenta de la comisión, “la política será exitosa en tanto los ciudadanos la hagan suya”.

El PIB chileno no se condice con una realidad de más de un millón de chilenos viviendo en condiciones de marginación, en sectores donde todo falta, porque, como la mala educación, un mal barrio ahonda la inequidad. Los robos, la drogadicción, las violaciones, los homicidios, todos los índices son peores cuando falta ese contexto humano integrador, que permite entrar, realmente, a la sociedad de las oportunidades. Como se establece en el nuevo libro marco del Minvu, “Hacia una nueva política urbana para Chile” (2012), “la marginación social en el espacio no sólo es políticamente inconveniente, sino económicamente ineficiente y moralmente indeseable”

Todas las políticas urbanas del Ministerio de Vivienda: www.minvu.cl

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BAJOS DE MENA

Blocks de los sectores más críticos de esta urbanización serán demolidos por su mala calidad.

Equidad

El PIB chileno no se condice con una realidad de más de un millón de chilenos viviendo en condiciones de marginación, en sectores donde todo falta, porque, como la mala educación, un mal barrio ahonda la inequidad.