Descubren el secreto del ingeniero inglés que diseñó la iglesia anglicana de Valparaíso

Por Mauricio Silva, El Mercurio.

Templo dedicado a San Pablo es monumento histórico desde el año 1979:

William Lloyd empleó en 1858 una técnica ferroviaria para levantar el recinto religioso y no habría dejado constancia de ello.

El arquitecto y profesor de Restauración Patrimonial del DUOC Rodrigo Lorca se percató de un detalle en la iglesia anglicana de Valparaíso, que hasta hoy había pasado inadvertido. Los arcos de estilo gótico y pino oregón, que desde 1858 sostienen su techumbre, no están hechos de una sola pieza, como aparentan. Están formados por láminas unidas entre sí.

El detalle es que la técnica del laminado en madera, hoy de corriente uso, fue patentada recién en 1901 para la construcción de edificios. Fue entonces que el alemán Otto Hetzer, gracias a la aparición de adhesivos sintéticos, registró el procedimiento. Lo hizo medio siglo después de que la comunidad británica porteña levantara, en cerro Concepción, su centro de culto religioso.

Lorca destinó los dos últimos años a desentrañar este misterio, al que llegó por casualidad.

Buscaba un tema de investigación para obtener su magíster en construcción en madera en la U. del Biobío cuando entró al templo anglicano un día de octubre de 2010. El encargado de limpieza usaba una escala telescópica para su labor y el arquitecto se unió a él, trepando hasta las llamativas estructuras que sostienen el cielo del recinto. Ahí notó que estaban formadas por láminas independientes y que la técnica fue disimulada pintando con aceite las figuras del veteado de la madera.

Rodrigo Lorca convirtió la solución a este enigma en el objeto de su tesis y la halló en la ingeniería europea de la primera mitad del siglo XIX, así como en la historia personal del inglés William Lloyd, que atendió el encargo de la entonces influyente colonia británica porteña de construir el primer templo no católico del país.

No había entonces libertad de culto y Lloyd optó por una arquitectura exterior sencilla, que se confundía con la de las casonas vecinas. Pero, al interior del templo, volcó toda la identidad anglicana. Para ello, diseñó a la vista las complejas cerchas o arcos que sostienen el techo.

“Dinosaurio viviente”

Lloyd era un ingeniero que llegó al país contratado por el Gobierno para construir el ferrocarril de Santiago a Valparaíso. Según la investigación de Lorca, para erigir el templo, Lorca recurrió al laminado en madera, que, desde fines del siglo XVIII, se usaba en los puentes ferroviarios. La técnica consistía en unir las láminas por medios mecánicos, como clavos y pernos, para formar arcos y estructuras curvas. A mediados del XIX, fue desplazada por el uso del hierro.

Pero en sus planos y en sus memorias, en las que dedica apenas un párrafo a la construcción de la iglesia anglicana, Lloyd la omite. “No quiso dejar constancia de que empleó una técnica ferroviaria en un recinto religioso”, especula el arquitecto Lorca.

William Lloyd no fue el primero en trasladar esa técnica ferroviaria a la construcción de edificios. Probablemente obtuvo la idea de la estación King Cross y del Cristal Palace, inaugurados en 1851 en Inglaterra.

Según la investigación de Lorca, el de Valparaíso es el único edificio construido con ese método que sigue en pie hoy, lo que le agregaría aún más valor a la condición de monumento histórico del que goza desde 1979. “Pertenece a una época perdida de la historia de la madera laminada. Estamos ante un ‘dinosaurio’ viviente”, asevera.