“Los escapes motorizados nos están jodiendo, y a todos”

Ayer se publicó un estudio de la UNAB que midió las partículas ultrafinas presentes en las ciclovías más utilizadas de Santiago. El autor del estudio afirma que las conclusiones permitirían entregar información para que los ciclistas puedan trazar su ruta más conveniente. Pero, desde organizaciones ciclistas, la polémica ha derivado en que el enfoque con que se publicó el estudio en la prensa acaba por ser otra publicación más disuasiva sobre el uso de la bicicleta. El hecho de indicar las vías por las que el ciclista no debieran circular por asuntos de salud, relega a los pedaleros a sectores limitados de la ciudad, en lugar de empoderarlos en vías colonizadas por el automóvil, principal culpable de las emisiones.

Con el ánimo de exponer este necesario debate compartimos el PDF del estudio y el siguiente artículo originalmente publicado en arribaelachancha.cl

“Los escapes motorizados nos están jodiendo, y a todos”

“Hoy (ayer) apareció en La Tercera un artículo más que apunta al uso de la bicicleta desde una perspectiva negativa. “Estudio mide peligrosos niveles de contaminación en ciclovías de Santiago“. El estudio mencionado fue hecho por el Centro de Sustentabilidad de la U. Andrés Bello, usando un medidor de partículas ultra finas mientras pedaleaban por algunas de las vías de la ciudad que cuentan con infraestructura segregada para bicicletas.

Siempre es bueno contar con información y también es bueno que ésta sea consistente y pueda ser contrastada.

La primera falencia de este trabajo es que sólo se midió desde una bici, pudiendo haber sido desde la vereda caminando o desde un auto; mejor aún si hubiese sido desde los 3. La razón para haberlo hecho sólo desde la bici es antojadiza. Segundo, tiempo. No se contempló el tiempo de exposición que tendrían estas personas en sus distintos modos de transporte, de tal forma de poder al menos tener un indicador que permita realmente, de forma seria, ver quienes están más expuestos.

La pintura, los tachones y la sola existencia física de una ciclovía no concentran ni menos almacenan los gases, como si la ruta fuera una manguera invisible. Los gases no están sólo en la ciclovía, si no que en la vía completa y provienen de autos y en mayor medida desde los motores diesel, inexplicablemete fomentados en nuestro país. En simple, por los motores estamos expuestos todos a niveles altos de micropartículas.

Haber hecho la medición también en vías sin ciclovías, hubiera aportado aún mayor información.

Internacionalmente se han efectuado varios estudios, varios concluyen que la exposición de los automovilistas dentro de los autos es sutilmente mayor que la de los pedaleros en vías ciclistas segregadas. Uno de los más recientes, llevado a cabo por la Universidad de Utrecht, Holanda, concluye que en un viaje promedio de 7.5 km en bici, puede quitarte 21 días de vida a raíz de la contaminación del aire, pero los beneficios ganados al elegir pedalear y la actividad física que eso implica, permiten ganar en promedio 8 meses de vida, por lo que los beneficios del pedaleo superan casi en 10 veces sus riesgos.

Claramente esta medición es carnada fácil para la prensa, como moscas van y nos regalan titulares desmotivadores. Interesante sería que, apoyados por un trabajo académico sólido, los titulares fueran del tipo “Estudio concluye que los gases nos están matando, necesitamos más gente en bici”. Conocemos bien la fuente de los gases y la contaminación, sabemos que particularmente los motores diesel deberían ser erradicados, entonces la cosa aquí no es mover o desplazar las rutas ciclistas, se trata de implementar medidas rigurosas que limiten el uso del auto, ir por la fuente de la contaminación, no revestir en filtros a los ciudadanos y menos a aquellos que somos parte de la solución”.