Calle Loreto: el nuevo polo del “carrete” juvenil en el barrio Bellavista

Por René Paz y Diego Villegas, La Tercera.

Hoy es una de las zonas preferidas por los jóvenes para divertirse, gracias a una veintena de restaurantes y bares, donde se realizan conciertos de grupos musicales independientes.

Como todos los jueves en la noche, el arquitecto Maximiliano Aguayo (26) emprende viaje hacia la calle Loreto, en el barrio Bellavista. Pese a que vive en Luis Carrera con Vitacura y se encuentra a pocas cuadras de locales de la comuna, como Bar Esquina o Teclados, prefiere ir a esta zona para escuchar en vivo grupos de música independiente y hacer la “previa” antes de que el “carrete” comience. “En Loreto no es necesario moverse tanto para encontrar buena música”, cuenta Maximiliano.

Como este arquitecto, los jóvenes han migrado desde los clásicos polos de diversión de Orrego Luco, Plaza San Enrique y Vitacura para hacer de esta calle recoletana el epicentro de la entretención nocturna y tocatas musicales en formato más íntimo. ¿Cuál es la causa de su auge?

Para Claudia Woywood, arquitecta urbanista de la ONG Territorios Sustentables, que postula al barrio Bellavista como Zona Típica, la razón pasa por el carácter multicultural de la zona. La inspiración cosmopolita de la calle comenzó a principios del siglo XX con la llegada de diferentes colonias. Precisamente, en esas casas y talleres textiles que en el pasado pertenecían a familias extranjeras, actualmente surgen los novísimos clubes de música en vivo y restaurantes.

“Existe una creciente oferta de locales de entretención. Son espacios tan distintos como El Toro y Onaciu. Es un barrio bastante mixto, en términos residenciales como comerciales. Esta variedad incide en la pluralidad y diversidad de residentes y visitantes”, explica Woywood.

En el número 435 de esta calle hay una pesada puerta que aísla el ruido proveniente de su escenario central. Es el Bar Loreto, que se instaló ahí hace tres años y hoy es reconocido entre los jóvenes por recitales de grupos y vocalistas, como Astro, Dënver, Leo Quinteros y Benito Cerati, hijo del fundador de Soda Stereo. Cada noche alberga a unas 200 personas. “Cuando llegamos era un bar clandestino. Ahora, la gente nos prefiere por las bandas que tocan casi todos los días”, afirma Andrés Sofia, su dueño.

Nuevos restaurantes también se han sumado al sector. Desde hace dos semanas, Palandino (Loreto 17) ofrece comida palestina fusionada con platos peruanos. “Nos gusta el flujo de público del barrio, que ha ido en aumento con el tiempo”, explica Federico Valencia, el administrador del local.

A este incipiente nuevo polo gastronómico de la capital también han aterrizado las grandes tendencias de la cocina internacional de la mano de locales como Vietnam Discovery, Fresco, Peruanísimo, Tren-Ünell, Chilango y Garlic.

Uno de los primeros bares en llegar fue Onaciu (Loreto 460). Hace siete años abrió sus puertas para crear un escenario de dos ambientes con Dj’s y bandas locales emergentes y alternativas.

Tomás San Martín, uno de los socios, cuenta que el lugar era una isla entre galpones textiles. Pero poco a poco el barrio se fue poblando de locales similares, como La Fonda Permanente -creada en 2010- o Mala Vida, especializado en rock. “La gente empezó a escoger estos espacios porque aprecia que les demos tribuna a nuevas bandas de música”, asegura San Martín.

En promedio, son 500 las personas que van por noche al Onaciu. Uno de ellos es el publicista Simón Crespo, que vive en La Dehesa y prefiere la oferta nocturna de Loreto por su fácil acceso, a pesar de estar a mayor de distancia.

“En Plaza San Enrique es muy difícil tomarse un trago tranquilo. La micro me deja muy rápido en Bellavista y es mejor andar a pie, sobre todo con la nueva ley de alcoholes”, señala.

Roby Quinteros, administrador del restaurante El Toro (Loreto 33), uno de los pioneros, aplaude la consolidación de la calle como polo bohemio. “Cuando llegamos en 1999, no había nada. En el barrio Bellas Artes no estaban los cafés y acá había academias de teatro, como la de Gustavo Meza, que ayudaron a potenciar Loreto”, remata.