Primer “rascacielos” de Santiago reabre restaurado y con tiendas de gran nivel

Por Nadia Cabello, El Mercurio

Edificio Ariztía, en el barrio La Bolsa:

La primera planta alberga ahora seis locales comerciales cuyo objetivo es transformar el paseo peatonal en un boulevard con tiendas de alto nivel.

Sólo falta un poco de pintura, instalar las lámparas y las manillas de las puertas y un poco de limpieza para que el edificio Ariztía vuelva a la vida.

El inmueble, corazón del barrio La Bolsa -zona típica de Santiago-, fue construido en los años 20 del siglo XX en la intersección de las calles La Bolsa y Nueva York y rápidamente se convirtió en ícono de la capital por su forma y altura. Con sus 12 pisos de altura, es considerado el primer “rascacielos” de Santiago.

Pero el paso de los años, el descuido de sus dueños y anteriores remodelaciones poco afortunadas hicieron que éste se deteriorara. Su actual propietario, Isaac Hites, decidió mejorar el edificio con la condición de mantener la estructura lo más fiel posible al diseño original.

Hoy, después de 18 meses de obras, los transeúntes ya aprecian la fachada mejorada y en el interior, trabajadores apuran el tranco para terminar los detalles.

“Lo malo de este edificio es que tenía una distribución de plantas buena para 1920, pero mala para la actualidad. Lo que hicimos fue invertir la ubicación de los ascensores y ocupar lo que era un patio interior para la escalera de emergencia, eso nos dejó plantas libres”, explicó el arquitecto Andrés Orezzoli, quien junto a Miguel Dulanto es responsable de llevar a cabo el proyecto.

Para traer el inmueble al siglo XXI se reforzaron los pilares, se instaló un nuevo sistema de electricidad y climatización y se remodelaron los espacios comunes. Se mantuvieron los elementos ornamentales y se trabajó con especial cuidado en ocupar, si no los mismos materiales, al menos los más parecidos a los de la edificación original.

Uno de los cambios más notorios será la apertura del portal de la entrada. Hasta 2009 se entraba al edificio por un pasillo oscuro. Ahora, la puerta se movió hacia adentro y se creó un espacio abierto por donde la gente podrá transitar.

Un boulevard

Lo anterior tiene un objetivo. “Queremos que la renovación de este edificio sea el primer paso para crear un boulevard en el barrio La Bolsa”, dice Orezzoli.

Por eso el primer piso está destinado al comercio con seis tiendas de primer nivel -Starbucks, La Fete Chocolat, Papelaria, Loake Shoemakers, Saville Row y Quijote Restaurant- de las cuales las cuatro primeras están atendiendo hace casi un mes.

Éstas llegan a acompañar a la fábrica de timbres y la florería Tivoli. La idea es que los edificios vecinos se motiven con esta iniciativa y promuevan la instalación de nuevas tiendas.

“Queremos que esto se transforme en un paseo, donde la gente no sólo camine apurada, sino que también viva la ciudad con una oferta variada y de alto nivel. Queremos que se hable de La Bolsa como se hace de Lastarria o las calles París o Londres”, señala Orezzoli.

En un mes más el edificio estará terminado y la idea es que a fin de año esté ocupado completamente.

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Quince

millones de dólares costó el proyecto, que incluyó una investigación de la historia del lugar.

8 mil

metros cuadrados tiene

la superficie total del edificio. Cada planta cuenta con 600 metros cuadrados.