Quilicura en contraste: de polo industrial y tecnológico a epicentro de la violencia

Por Nadia Cabello, El Mercurio.

La comuna tuvo un explosivo crecimiento en las últimas décadas, pero sin planificación urbana:

Alta sensación de inseguridad y problemas del transporte público se mezclan con el mayor parque de fábricas del país y condominios de lujo.

Tiene el parque industrial más grande del país, este mes se confirmó que Google instalará su primera sede de Latinoamérica en la comuna y hay condominios con casas cuyo valor supera las 3 mil UF. El crecimiento de Quilicura en las últimas dos décadas ha sido explosivo, y se nota. Según los datos preliminares del Censo 2012, ésta es la cuarta comuna del país que más aumentó su población, llegando a los 203.946 habitantes, con un crecimiento de 61,4% respecto a las estadísticas de 1992.

Sin embargo, el desarrollo ha sido dispar y en la comuna también está la villa Parinacota, donde la noche del 11 de septiembre fue baleado el cabo segundo de Carabineros Cristián Martínez Badilla. Ésta, junto a las poblaciones Pascual Gambino y Silva Henríquez son algunas de las más peligrosas de la capital. En ellas viven 5 mil personas con temor constante por las usuales balaceras.

“Una comuna de contrastes”, reconoce el alcalde Juan Carrasco, donde pese al desarrollo inmobiliario y empresarial, la conectividad con el resto de la ciudad es insuficiente y la carencia de servicios hace que los vecinos deban trasladarse hasta Independencia o a Santiago centro para realizar trámites como pagar la luz o el agua.

“Hay servicios como supermercados, farmacias y ferias libres eso sí. Los problemas de locomoción son en las tardes. Lo peor son los tacos enormes, y los camiones influyen harto. También hay mucha delincuencia”, cuenta María Isabel Astroza, vecina hace nueve años de la Villa Padre Hurtado.

Los vecinos deben aguantar el ruido y la vibración que provocan los camiones que transitan día y noche por sus calles, cuya actividad industrial significa el 42% del presupuesto municipal.

Quilicura dio el gran salto en los 90, cuando su población se triplicó, pasando de 41 mil habitantes a 126 mil. Esto ocurrió principalmente por la construcción de viviendas sociales, entre las cuales se cuentan las conocidas casas Copeva de la villa Parinacota.

“Las poblaciones se formaron con comités que eran de afuera de la comuna y ha sido un problema la integración de ellos con los que nacieron acá. Hay un tema importante de identidad que venimos arrastrando”, dice el alcalde.

Hoy, además, el sector nororiente de la comuna se está poblando con jóvenes profesionales que están prefiriendo alejarse del centro de Santiago. Grandes condominios como Valle Lo Campino o El Alto de la Campiña son prueba de ello.

Pero la seguridad es una deuda que no se logra saldar. “Para Quilicura hay 200 carabineros destinados, es decir, uno por cada mil habitantes. El año pasado el ministro Hinzpeter estuvo acá, después del saqueo a un supermercado, y prometió mayor dotación. Todavía estoy esperando”, dice Carrasco.

“No se planificó”

El crecimiento de Quilicura ha hecho que el límite urbano de la capital crezca, pero el aumento de viviendas no ha ido emparejado con mejor infraestructura.

“Aquí no se planificó el crecimiento en los noventa, sino que se dejó crecer y eso nos genera los problemas de hoy. Por eso es necesario que ahora nos sentemos a planificar para que esto no siga pasando, considerando que la mitad de la superficie de la comuna aún está disponible para edificar”, asegura el edil.

El plan regulador vigente data de 1985 y recién hace tres años se contrató a un asesor urbano para que ayude a ordenar la comuna.

En el municipio esperan que, además, en el nuevo Plan Regulador Metropolitano de Santiago se consideren estas observaciones, que no sólo influyen en el tránsito, sino en la escasez de áreas verdes -3,17m {+2} por habitante- o los niveles de contaminación del aire que están entre los más altos de la Región Metropolitana.

”El atochamiento es nuestro estado permanente y es resultado del crecimiento de una comuna que no se pensó en la década de los noventa”.

JUAN CARRASCO – ALCALDE DE QUILICURA