Asmar proyecta la construcción de un tercer dique seco en Talcahuano

Es la primera obra de este tipo desde 1924:

El astillero busca expandir sus capacidades ante la ampliación del Canal de Panamá. La inversión requerida para habilitarlo es de US$ 300 millones.

Por Sebastián Henríquez, El Mercurio.

Cuando en 1924 se terminó la construcción del segundo dique seco en los astilleros de la Armada en Talcahuano, este puerto se consolidó como el único en Sudamérica con la capacidad para reparar los buques que cruzaban el Canal de Panamá, abierto hacía sólo nueve años.

Ahora que el canal centroamericano confirmó que ampliará sus esclusas en 2015 para permitir el paso de naves con hasta 50 metros de manga (ancho), en lugar de los 32 con que pueden hacerlo hoy, Asmar pretende ponerse a la altura con un tercer dique, capaz de recibir este nuevo tipo de barcos, denominados New-Panamax.

La idea rondaba en la maestranza desde hace tiempo. En 2008 se encargó un estudio a la consultora inglesa Haskoning UK, el cual estableció que la demanda por un dique aumentará hasta 40% en la próxima década. Además, el uso del actual dique es intensivo: tiene una lista de espera que promedia los seis meses y está ocupado 340 días al año.

Pero la devastación que dejó el maremoto del 27-F en Asmar obligó a reorientar los esfuerzos de crecimiento hacia la reconstrucción del astillero, que entonces evaluó sus pérdidas en US$ 360 millones (recuadro).

Los avances de las obras en Asmar y en la Base Naval reinstalaron la necesidad de un nuevo dique que, de construirse, será el mayor en la costa americana del Pacífico.

Esta posibilidad entusiasma al alcalde de Talcahuano, Gastón Saavedra, quien solicitó al astillero que presentara la iniciativa al concejo municipal. “Es un tema de sinergia”, dijo, porque “para nosotros es de carácter estratégico”. La idea de Saavedra es tomar parte en el proyecto, hacer notar la necesidad de este nuevo dique y conseguir los fondos para su construcción.

Con las nuevas capacidades del Canal de Panamá, se prevé un aumento en la llegada de naves de 245 metros de eslora (largo) y 43 de manga (ancho), aunque la iniciativa de Asmar contempla un buque tipo de 295 metros de eslora y 45 de manga. Esto, considerando la demanda futura que plantean las naves que transportan GNL (gas natural licuado) y los portacontenedores.

Si bien se barajan las posibilidades de construir un dique seco o incorporar uno flotante, la opción más probable es que sea el primero, tanto por su menor costo de mantenimiento como por su mayor vida útil. Además, el 27-F evidenció que mientras los diques flotantes sufrieron daños con la ola que arrasó Talcahuano, los secos resistieron el impacto del agua.

Factibilidad

Los estudios técnicos para determinar la viabilidad del proyecto, que se interrumpieron tras el terremoto y maremoto del 27-F, se reanudarán en 2013.

300

millones de dólares es la inversión estimada que requiere el nuevo dique.

28 millones

de toneladas de carga al año mueve Chile a través del canal de Panamá. Es el tercer usuario tras China y Estados Unidos.

Obras post 27-F renuevan la imagen de la Base Naval y de Asmar en Talcahuano

Tres personas murieron la madrugada del 27-F en las instalaciones de la Armada en Talcahuano. Si bien, pese a su intensidad, el sismo no causó gran daño en el astillero ni en la Base Naval, la ola del maremoto arrasó el lugar y causó daños por US$ 360 millones en Asmar y US$ 285 millones en el puerto militar.

El terremoto no sólo obligó a suspender los estudios de ingeniería para el proyecto de construcción de un dique seco. Como causó un cambió en el fondo de la bahía de Talcahuano, incluso las mediciones batimétricas debieron rehacerse.

Hoy, la reconstrucción de la Base Naval presenta un notorio grado de avance. Ochocientas personas trabajan en la reparación de los muelles dañados para convertirlos en un frente continuo de atraque de 2,5 kilómetros. La infraestructura de soporte vital, como la escuela y las instalaciones médicas, se reubicarán en la parte alta del terreno de la Armada.

Además, unas 480 mil toneladas de sedimentos serán removidos del fondo del apostadero de la marina, a fin de permitir la recalada de naves con hasta ocho metros de calado. Con este material se rellenará un sector contiguo al astillero.

La base, en tanto, tendrá espacio, una vez terminadas las obras, para la fuerza de submarinos, fragatas y parte del cuerpo anfibio.