El esquema de lectura de la estructura del lugar

Escrito por Jorge Mario Jáuregui, Arquitecto de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina y Arquitecto Urbanista de la Universidad Federal de Rio de Janeiro. Autor del programa Favela Barrio de Río de Janeiro.

Es el paso previo para cualquier intervención proyectual. Constituye el diagnóstico general de la situación existente y es el punto de partida para la elaboración del proyecto.

En las áreas informales lo que interesa es su potencial de movilización productiva del territorio, que puede encontrar en el proyecto su agente desencadenante.

La cuestión es, cómo articular la ciudad de los flujos (de mercaderías, de personas, de información) con la ciudad de los lugares (los fijos). Como articular la ciudad global (inserción territorial de la mundialización) con la ciudad local (territorio productivo, enraizamiento).

Es necesario pensar y actuar desde una eco- concepción, esto es, desde la definición de un camino preventivo capaz de permitir reducir los impactos negativos de cada actuación sobre el medio ambiente, sobre el entorno y sobre las poblaciones, considerando los ciclos de vida de materiales y productos.

Desde el primer momento del análisis de un lugar, es necesario considerar las relaciones entre la ciudad, la urbanidad y el espacio público, y la forma en que cada edificación, como parte de un todo, se hará cargo de su “parcela” de responsabilidad urbana. El mirar debe tener en cuenta desde el primer momento el compromiso con nuestras ciudades y sociedades partidas, entendiendo esto como la tarea de articular los aspectos físicos, sociales, ecológicos, de seguridad de de los ciudadanos con las propias problemáticas del sujeto contemporáneo. Lo que a su vez implica articular lo ético con lo estético y lo político.

Considerando el magma de lo formal y lo informal como lo caracterizado por un conjunto complejo de factores entrelazados, donde lo que interesa son los elementos intermedios desde donde hacer surgir articulaciones mediante densificaciones, intensificaciones, reforzamientos y diversificaciones.

Se trata de articulaciones de estratos o de redes, mediante el encadenamiento de una variedad de elementos heterogéneos, donde el proyecto es un mecanismo de determinación; relaciones causales deben ser construidas.

Hoy existe la necesidad de una arquitectura y de un urbanismo que dialoguen con el entorno, y que a la vez sean capaces de modificar la ciudad.

La catástrofe que afecta a la mayoría de las metrópolis contemporáneas es la carencia de estrategias y de políticas urbanas, resultado de la fragmentación del territorio en una discontinua y descoordinada sobreposición de iniciativas.

El desafío de un pensamiento verdaderamente ético es reinventar sus propias normas frente a lo desconocido.

La dimensión cultural de la ciudad contemporánea implica enfrentar con eficacia el local desde una lógica que tenga en la idea de campo (como cruzamiento de fuerzas, tensiones, escalas, acciones y actividades) una situación incompleta a reestructurar. El lugar como un límite donde se trata de favorecer nuevos vínculos y conexiones a varias escalas. Las intervenciones deben agregar energía vital a un lugar.