Obras Reñaca-Concón provocan pérdidas a dueños de restaurantes

Trabajos en Av. Borgoño.

Son ocho los locales afectados y los operadores gastronómicos aseguran que ventas han caído en 50%.

Por Pierina Cavalli, El Mercurio.

“Excavación profunda” y “Desvío: Caleta Higuerilla cerrada” son los letreros que dan la bienvenida a los clientes de los tradicionales restaurantes ubicados en la Av. Borgoño, el borde costero de Concón, sector de caleta Higuerilla.

Son ocho los locales afectados por las obras de reconstrucción de los puentes caleta Higuerilla N° 1, N° 2 y N° 3, y los operadores gastronómicos aseguran que las ventas han caído en 50% desde el inicio de los trabajos, el 9 de mayo.

María Francisca Cruz, directora del Serviu de la V Región, aclara que los puentes cumplieron su vida útil y que “hay un riesgo latente para la comunidad si no se renuevan”. Los trabajos tienen una inversión de $434 millones.

“Tenemos una sola entrada y está desviada. La gente no se da cuenta de que estamos abiertos por las maquinarias y el barro que quedó por las últimas lluvias”, dice Catherine Gajardo, encargada del restaurante Bellamar. Cora Jara, dueña del restaurante La Gatita, dice que las ganancias han caído en 50%. “En un día de semana, teníamos 48 mesas al almuerzo, y ayer tuvimos 10”, dice.

Lo que le preocupa a Alonso López, dueño del restaurante Don Chicho, es que la gente no sepa que están atendiendo. “Están los accesos habilitados, seguimos con la mercadería de siempre y ahora hasta se puede estacionar en la calle”, explica.

El Serviu ha tratado de mitigar el impacto de los trabajos con una pasarela peatonal en el puente N° 2 y con letreros que señalizan los desvíos. Pero no han tenido los efectos deseados, según los propietarios de La Gatita y Bellamar. Ambos están entre el corte del puente N° 3 y la continuación de la Av. Borgoño rumbo a Concón.

El que ve en los trabajos una oportunidad es Francisco Figueroa, dueño del restaurante Calypso, quien cerró el local por los próximos dos meses y está invirtiendo US$ 100 mil para renovarlo. “Con mi mujer queremos que tenga un aire más moderno y sofisticado”, dice. Además, tendrá que readecuar la cocina, ya que estaba en parte de la vereda que es un bien nacional de uso público y que no podía ocupar.

“Sé que estos trabajos traen consecuencias, pero no hay mejor momento que en invierno para hacerlos”, dice María Francisca Cruz, quien se compromete a terminar las obras antes del 18 de septiembre.