Nueva Los Leones: el patio trasero de Costanera Center

Por más de cinco años, residentes y locatarios tuvieron que soportar plagas y ruidos molestos.

por Lorena Leiva, La Tercera

Al frente, atrás y al lado de sus departamentos vieron cómo se levantó polvo constantemente. Si no era por el ir y venir de los camiones, era por las retroexcavadoras. Durante las 24 horas del día, los habitantes de Av. Nueva Los Leones 0145, el reconocible edificio de estilo neoclásico del 40 que alberga un total de 22 departamentos, escuchaban las órdenes de los capataces como si estuvieran en el living de sus viviendas y el roce de los fierros en su “patio trasero”. Durante los cinco años que se estuvo construyendo el mall del Costanera Center en los antiguos terrenos de la CCU, fue el panorama habitual para estos vecinos. Y eso que aún queda por construir el resto del megaproyecto.

Algunos arrendatarios y propietarios se acostumbraron; otros, decidieron partir. Myrta Albanés, quien vive con su hijo hace 55 años en uno de los dos departamentos subterráneos de este edificio, cuenta que cuando iniciaron la demolición de la antigua planta del sitio, comenzó el “tierral”. “Tenía que tener las ventanas cerradas todo el día. Fuera de eso, tuvimos una plaga de ratones y algunos trajimos gatos. Después de eso, vinieron los zancudos”, recuerda la propietaria. “Y todos los días, a la hora de almuerzo, nuestro antejardín y las escalinatas de acceso al edificio se llenaban de obreros”, reclama.

Si bien hace un par de años comenzó la transformación del barrio Suecia (esto, luego de que en 2007 la modificación del Plan Regulador Comunal en la zona de Andrés Bello permitiera la construcción en altura), en Av. Nueva Los Leones no ven aires de cambio. Ahí permanecen aún los edificios de baja altura, las antiguas casas de dos pisos arrendadas por oficinas y los pequeños locales comerciales ocupados por minimarkets y botillerías.

Según datos entregados por los propios vecinos, ni antes ni durante la construcción de la gran obra recibieron ofertas concretas de ninguna inmobiliaria, y si lo hicieron con algunos edificios de la vereda del frente, fue por montos que no superaban sus expectativas.

El director de estudios de GPS Visión Inmobiliaria, Esteban González, explica que el m2 de esa calle está sobrevalorado por los propietarios. “Algunos tienden a pensar que los precios del suelo deberían ser similares a los de la zona, que alcanzan cerca de las 100 UF por m2, pero acá está en torno a las 50 UF por m2”, asegura.

Eso no quita que ciertas empresas hayan invertido en la compra de algunos departamentos. Como es el caso de Quinta Anauco, que aparece como propietaria de tres departamentos del edificio ubicado en la vereda poniente, en la esquina de Av. Nueva Los Leones con Andrés Bello.

El futuro

Aunque la fecha de inauguración del mall Costanera Center (proyectada para hoy) fue pospuesta y aún no existe claridad de cuándo se realizará, los vecinos de la calle ya tienen decidido cuál será su futuro inmediato.

Mientras unos quieren aprovechar las nuevas tiendas del mall, otros seguirán esperando que aumente la plusvalía y aparezca un poderoso comprador.

Myrta mira para atrás y ríe. Dice que ahora que ya pasó el ruido de las máquinas y el polvo, le gusta la idea de tener a la torre más alta de Latinoamérica en “el patio de su casa”. Para ella, vender sería como matar la gallina de los huevos de oro. “Los arriendos han subido al doble acá. Además, si ya soporté el caos todo este tiempo, ahora quiero disfrutar del mall”, asegura.

Los ocupantes de las oficinas instaladas en las casas del sector tampoco se quieren ir. Siguen convencidos de que la conectividad y la amplitud de los departamentos (100 m2) los sigue beneficiando.

Algo similar a lo que les sucede a los dueños de los locales comerciales que ocupan las primeras plantas de los edificios. Incluso uno apostó por iniciar un negocio ahí. Felipe Velásquez, socio de la pizzería Little Pizza, abrirá a principios de junio. “Estar frente al centro comercial más imponente de todo el país, con 300 tiendas, supermercados, un amplio patio de comidas y un paseo gastronómico, fue motivo suficiente para instalarme acá”, dice. Sus colegas, pese a saber que perdieron a “sus clientes estrella” (los cerca de 5.000 obreros de la construcción), apuestan porque la clientela llegue por rebase. Una teoría que comparte Esteban González. “La distancia que hay entre la calle y el centro comercial, en la vereda oriente, imposibilita edificaciones de gran altura. Esto hace pensar que el desarrollo en esta calle se centrará principalmente en el comercio de los locales de los primeros pisos”, afirma.