Carta de la semana: ¿Mitigar o planificar?

Las obras de mitigación que deben realizarse  en torno a nuevos proyectos, para no afectar el diario vivir de quienes habitamos en nuestras ciudades, han estado más que nunca en discusión debido a la cada vez más cerca apertura del Costanera Center. Pero junto con esto ha surgido otra valiosa discusión: ¿No sería mejor planificar bien y a largo plazo qué es lo que queremos para nuestras ciudades y no tener después que arreglar los errores ya cometidos? De esto trata la carta de esta semana enviada por Carolina Katz al diario El Mercurio.

A continuación la carta

Señor Director:

En estos últimos meses se ha hablado y discutido fuertemente sobre las mitigaciones que deberán hacerse para solucionar los problemas que causará el proyecto Costanera Center. Ante la magnitud de este ejemplo, creo que es la oportunidad de preguntarse, una vez más, si en la construcción de la ciudad se mitiga o se planifica.

A mi modo de ver, se debe definir a priori cómo queremos nuestra ciudad y sus barrios. Es decir, debe haber un proyecto de barrio y de ciudad que integre las diferentes variables urbanas —las alturas, las densidades, los usos, la circulación, entre otros— para que se complementen y funcionen adecuadamente los unos con los otros y respondan a las necesidades de la población. Este es el rol de los planes reguladores y seccionales, definir ciertas condiciones para que un determinado proyecto integrado de ciudad o barrio se realice en armonía. Es preocupante notar que hoy estamos en presencia del fenómeno contrario: se deja construir grandes proyectos para después reparar los impactos, a veces sin solución, que produjeron.

Las ciudades por esencia cambian todos los días, lo que está muy bien, ya que es sinónimo de crecimiento y de progreso. El punto es si la dejamos crecer en plena libertad para después reparar los problemas; es decir, mitigamos o buscamos planificar el cambio para lograr que se anticipen y solucionen en su diseño integral los impactos de crecer como urbe. Dejar construir para después mitigar es como romper la losa para después pegarla. Obviamente, queda mal.

Carolina Katz

Arquitecto