Experto polaco rescatará valioso salón de la Casa Central de la Universidad de Chile

Justo hace un año, un grupo de tres expertos polacos en restauración patrimonial aterrizó en Santiago. Llegaron con la misión de asesorar el proyecto de remodelación de la Casa Central de la Universidad de Chile, uno de los hitos arquitectónicos más importantes del centro.

Pese a que el edificio estaba tomado por los alumnos, debido a las movilizaciones estudiantiles, los especialistas recorrieron cada una de sus históricas instalaciones. Un rincón en particular llamó su atención: un salón ubicado en el ala oriente de la Casa Central y que está recubierto por completo con muebles de madera desmontables.

Este mobiliario y también sus estantes fueron fabricados en Alemania a fines del siglo XIX. Fueron encargados por la orden de San Agustín para alhajar la biblioteca del convento, que estaba en calle Estado. En 1953, la congregación vendió parte de sus terrenos, demolieron algunos de sus recintos y vendieron las piezas.

Algunas de éstas las compró el plantel educacional y las instaló en este salón, que hoy es parte del Archivo Central Andrés Bello, la institución que guarda las colecciones bibliográficas más valiosas de la universidad. “Estos muebles la hacen parecer una biblioteca antigua, como del siglo XIX”, grafica la arquitecta Pilar Barba, directora de Pre Grado de la U. de Chile.

Los expertos polacos quedaron cautivados por su historia y belleza y por eso decidieron gestionar la asesoría de un experto en restauración de nobles maderas que ayude a rescatar y conservar este salón. Ese apoyo se concretará esta semana, con la visita de Krysztof Chmielewski, especialista en conservación de la Academia de Bellas Artes de Varsovia. En su curriculum destacan la recuperación de esculturas en madera hechas en Polonia en el siglo XVIII y de los murales medievales de la iglesia St. Elias Btina de Beirut, en Líbano.

La ligazón entre la casa de estudios y Polonia se explica porque Ignacio Domeyko, el tercer rector de la univerdad, era polaco.

Chmielewski aterrizó ayer en el aeropuerto de Pudahuel y permanecerá en Santiago durante dos semanas. Dictará charlas y conferencias, pero la mayor parte del tiempo la dedicará al valioso salón recubierto de madera. Ahí trabajará entre el lunes y viernes de la próxima semana.

El subdirector del Archivo Andrés Bello, Richard Solís, explica que el restaurador polaco analizará el estado en que se encuentra el mobiliario y luego lo intervendrá. Para eso ya solicitó los insumos necesarios, como productos químicos. “Nosotros queremos que también nos ayude a precisar qué madera son las que recubren el salón, porque no lo hemos podido determinar. Además, la idea es que nos entregue sugerencias acerca de cuáles son los parámetros más adecuados para su conservación”, sostiene Solís.

En general, el salón se encuentra en buen estado, pero algunos de sus elementos se desprendieron o están rotos y los barnices originales están desgastados. “Este lugar tiene cierto grado de deterioro y por eso las recomendaciones que nos haga el especialista son muy valiosas”, asegura Pilar Barba.

Las caracolas de Neruda

Los restauradores de Polonia que el año pasado visitaron el Archivo Andrés Bello también quedaron maravillados con los “tesoros” que guarda ese lugar. “Podríamos decir que aquí están los chiches de la universidad”, precisa Solís.

En los estantes del salón está, por ejemplo, la colección completa de los Anales de la Universidad de Chile, la publicación que desde 1843 recoge las reflexiones de sus académicos.

Aunque lo que más llama la atención es la colección de más de 7.700 caracolas que donó al plantel Pablo Neruda. Esta era una de sus aficiones y durante años reunió piezas de Chile, pero también de lugares más lejanos, como Oceanía y Asia. De hecho, una de las más famosas es una caracola que le regaló Mao Tse Tung. “Es muy rara y ya no existen de esas”, cuenta el subdirector del archivo. Algunas, incluso, tienen en su interior una etiqueta escrita por el mismo poeta, donde se señala su nombre científico, el lugar dónde la adquirió y su valor comercial.

Las caracolas se exhiben en un sala que lleva el nombre del escritor. Ahí también se guarda una colección de libros que obsequió a la universidad. Se trata de obras que le regalaban sus pares en los distintos viajes como diplomático, y algunas primeras ediciones de textos como La Histórica Relación del Reino de Chile, de Alonso de Ovalle.

El Archivo Andrés Bello está compuesto por varias salas distribuidas en cuatro pisos Ahí se ingresa a través de un acceso que está en calle Arturo Prat. Aunque está dentro de la Casa Central de la U. de Chile, no es parte de la construcción original, que data de 1872. El edificio que lo alberga recién se levantó en los años 60.