Costanera Center finaliza obra gruesa y alcanza su mayor altura: 300 metros

Tras seis años de labor, ayer se instaló la última estructura de acero, en la cima de la torre.

por C. Reyes y C. Palacios La Tercera

Ayer, a las 10.15 de la mañana, una enorme grúa comenzó a levantar la última pieza que corona la cima del edificio más alto de Sudamérica, el Costanera Center. Cuando la estructura de acero -que pesa cinco toneladas- llegó a la cúspide, la torre alcanzó finalmente su altura máxima: 300 metros.

De esta forma se da por terminada la etapa de obra gruesa del edificio, que comenzó en junio de 2006 y que, según los pronósticos, se inaugurará en 2013. El denominado “proceso de coronación” implicó la participación de 92 trabajadores, entre obreros, constructores y supervisores, quienes demoraron cerca de una hora en ubicar la estructura en su lugar.

Urbanistas y expertos dicen que la torre supondrá un cambio en el skyline de la capital. Pablo Allard, arquitecto y decano de la Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad del Desarrollo, cuenta que el edificio plantea dos discusiones: “Una estética y otra funcional. Desde el punto de vista estético, la torre más alta de Latinoamérica en Santiago generará un cambio importante en su imagen urbana”.

Según Allard, la ciudad siempre fue flanqueada por montañas y los puntos más altos eran los “cerros isla” (Santa Lucía y San Luis) y, desde la década de los 60 y 70, comenzaron a surgir edificios como la Torre Entel. “En su período fue el símbolo de Santiago, luego la Torre Santa María, seguida por el Edificio Telefónica, Titanium y ahora el Costanera Center”, explica.

Según él, esto cambia la fisonomía y el perfil de la capital: “Surge una relación más contrapuesta entre su arquitectura y su geografía”. “Si anteriormente se destacaba más por la geografía, ahora hay un diálogo por contraste. Cuando se circula por Américo Vespucio desde el norte, se puede ver la cumbre del Costanera Center sobre el San Cristóbal. Ha cambiado la postal de Santiago”, dice.

Sin embargo, asegura que desde el punto de vista funcional habrá problemas, especialmente respecto del impacto vial. “La cantidad de viajes que va a generar traerá tráfico a una zona que ya está saturada”, señala.

“La discusión está centrada en el hecho de que las mitigaciones viales no fueron hechas a tiempo, que la planificación en Chile no está a la altura de las demandas del sector inmobiliario y comercial. Habrá un antes y un después desde esta perspectiva: las complejidades para acceder a este sector serán más altas y la planificación futura tendrá que ser mucho más proactiva”, agrega el arquitecto.

Una opinión similar tiene el arquitecto y decano de la Facultad de Arquitectura de la U. San Sebastián, Cristián Boza. “La torre es un aporte a la ciudad, está diseñada con mucha elegancia y belleza. Será un hito urbano y destacará en un barrio en pleno desarrollo. En términos generales, considero que, como cualquier ciudad desarrollada, el tráfico debería ser subterráneo y así convertir la superficie en una plaza dura, peatonal, con cafés y librerías”, finaliza.