Santiago, ¿Una ciudad invivible? Los tacos que vienen…

Escrito por Iván Poduje, en revista EnAltura

Si tiene la suerte de quedarse en Santiago durante febrero podrá disfrutar de una ciudad esplendida, con entretenidos panoramas, menos estrés laboral y 250 mil autos menos en las calles. El único problema será el brutal contraste que comenzará a sentir a medida que se acerque marzo y que será peor que en otros años, ya que el parque automotriz tendrá 80 mil vehículos más y se acercará peligrosamente al millón y medio de unidades.

Si usted piensa que con estos números el inicio de 2012 será traumático es mejor que se siente. En el 2022, si las tasas de crecimiento del parque siguen subiendo, Santiago llegará 2,4 millones de vehículos con un promedio de 3 personas por unidad, versus los 5,7 que existen hoy. Y, claro, como las calles no crecerán a la misma velocidad, la combinación será explosiva. Sufriremos seriamente de congestión: la velocidad promedio caerá a la mitad, lo que significa que si un viaje toma hoy 35 minutos, en diez años más se extenderá a casi una hora.

Para solucionar este problema no podemos confiar demasiado en el Estado. El MOP lleva seis años de atraso en su plan de autopistas urbanas y todo indica que muchas de las obras que se requieren hoy, no estarán listas en 10 años y algunas ni siquiera se construirán. El Ministerio de la Vivienda (Minvu) -con suerte- terminará la Costanera Sur, que es el único proyecto estratégico en carpeta; el resto son pavimentaciones o reparaciones de calles existentes que no producirán efectos relevantes. El Transantiago mejorará, pero su efecto no se notará ya que las personas se cambiarán al auto apenas aumenten su nivel de ingreso.

¿Significa esto que Santiago se transformará en una ciudad detestable e invivible? Afortunadamente no, aunque la transición será dolorosa y tendrá dos puentes de salida: los propios ciudadanos y el Metro.

Veamos el primero. Con una congestión de verdad –que, insisto, no es la que tenemos hoy- es indudable que las personas pensarán tres veces donde vivir y medirán con cronometro los tiempos de viaje a sus destinos claves, como lo hacen hoy con el colegio. Ello elevará la demanda por ubicaciones centrales y comunas consolidadas, disparando la venta de departamentos y casas usadas como ya está ocurriendo en el mercado inmobiliario.

Por otro lado, trataremos de ahorrar tiempo en nuestras compras de vestuario, hogar y supermercado, lo que hará que las grandes cadenas de retail reduzcan y dispersen sus formatos para que tengamos la mayor oferta posible a cuatro o cinco cuadras de distancia. Y lo mismo pasará con las oficinas. Ante el virtual bloqueo de los grandes distritos empresariales como El Golf o Sanhattan, se abrirán nuevos polos en barrios residenciales o comunas con mejor infraestructura, lo que revalorizará a Santiago Centro, como ocurrió en Londres o Madrid hace 20 años atrás.

El Metro será LA solución de transporte. Primero, porque, a diferencia de otros organismos, sí ejecuta sus obras en los plazos comprometidos, lo que permitirá agregar a la red 10 kilómetros cada 2 o 3 años. En segundo lugar, la gente lo prefiere por que es seguro, rápido y confiable. Y finalmente, y lo más relevante, es que al ir bajo tierra es prácticamente inmune a la congestión de la superficie. De hecho, el Metro será un verdadero túnel del tiempo en 2022, ya que permitirá viajar a velocidades razonables y saltarse los tacos, lo que lo transformará en un tremendo atributo de la ciudad del futuro.

Por eso, si hoy vive a 5 cuadras de una estación no venda su propiedad y si puede comprarse una en ese mismo radio, no lo piense dos veces. Será una garantía indeleble de plusvalía.