Laguna del Maule y Lago Laja llegan a nivel crítico y agua se ‘disputa’ entre riego y energía

Agricultores reclaman que cuando las generadoras sufren problemas, reciben menos cantidad de recurso. Tranques se acercan a niveles más bajos desde 1999.

por El Mercurio

Los embalses Laguna del Maule (VII Región) y Lago Laja (VIII Región) están entre los más grandes del país. Pero debido a la sequía se encuentran en una crítica situación.

El primero está al 32% de su capacidad máxima, mientras que en el Laja el agua está al 26% (ver infografía).

De esa forma, el Laguna del Maule llegó a su cota más baja desde 1999, mientras que el de la VIII Región se acerca a lo registrado en febrero de 2011, cuando llegó a 1.351 millones m3, el mínimo en 12 años.

El escenario es particularmente complejo, pues ambos tranques se usan para riego y generación eléctrica.

Juan Tapia, regante de la Asociación Canal Maule, explica que, en un año normal, a los agricultores les correspondería un caudal de “52 m³/sg, y ahora, debido al déficit hídrico, estamos recibiendo sólo el 80% de esa cantidad. Sabemos que a contar del 15 de febrero en adelante sólo contaremos con el 75%”.

El embalse está regulado según un convenio de 1947, suscrito entre el departamento de riego, hoy Dirección de Obras Hidráulicas (DOH), y Endesa.

El acuerdo fija la operación del tranque dependiendo de los distintos niveles que éste tenga, asegurando una cuota especial para energía eléctrica de 250 millones de m3 por año calendario.

El panorama actual ha obligado a restringir el agua de riego y también impacta en la producción energética.

Según el Centro de Despacho Económico de Carga del Sistema Interconectado Central (CDEC-SIC), las 3 generadoras de la empresa Pehuenche -dependiente de Endesa- que usan agua del río Maule, han disminuido la entrega de electricidad.

El seremi de Energía para Maule, Biobío y La Araucanía, Rodrigo Torres, precisa que los embalses de Maule y Biobío puede generar hasta 3.000 MW.

La autoridad asegura que habrá “problemas” si la central Nueva Renca, ubicada en la Región Metropolitana, falla en invierno. Ello porque durante los meses fríos la demanda energética se incrementa.

En el Lago Laja la sequía generó una situación similar. Un convenio de 1958 entre Endesa y la DOH regula el uso del agua del embalse. Las 20 asociaciones de canalistas y empresarios turísticos de aguas abajo dependen de la cantidad que la eléctrica libere al río Laja.

“Ellos (Endesa) liberan agua según la orden que da la CDEC, y ahí lo que pasa es que el río Laja tiene más derechos otorgados que la liberación que hace Endesa”, asegura Patricio Sabag, usuario del canal Zañartu.

Según Sabag, Endesa mantiene un flujo en torno a los 90 m³/sg, cuando la demanda supera los 120 m³/sg.

La situación en la zona es vulnerable también a las fallas de las cinco generadoras del sector.

Sabag recuerda que hace dos semanas su canal se secó durante una hora porque una central tuvo problemas.

“Esta gente cortó el agua del lago ‘nomás’. Estuvimos súper complicados, porque en las aguas de nosotros tenemos instaladas pisciculturas”, afirma el agricultor.

En el Salto del Laja la situación de escasez es evidente. La asociación de empresarios turísticos del lugar ya solicitó reunirse con la comisión de turismo de la Cámara de Diputados. Se reunirán el 20 de marzo.

12.156 MWH

aportó la central Pehuenche, que se abastece de agua del Maule, en noviembre pasado. Un mes después produjo 5.010 MWH.

449 mills.
de m3 tiene el embalse de Laguna del Maule, su nivel más bajo desde 1999, cuando alcanzó el punto crítico de 256 millones de m3.

337 mills.
de m3 alcanzó en 1999 el tranque Lago Laja de Biobío. En 2011, terminó con 1.428 millones de m3, sólo 77 millones más que a comienzos del año pasado cuando registró su nivel más bajo en 12 años.

Agricultores acusan más de US$ 600 millones en pérdidas

La peor combinación que podía esperarse: heladas y sequía. Los agricultores han visto afectados sus cultivos por partida doble. “En porcentaje, el cultivo más afectado a nivel nacional ha sido el Palto, con una pérdida en superficie de producción de cerca del 30% a nivel nacional (alrededor de 11 mil a 12 mil hectáreas), los cítricos en 5% a 7%”, afirma Sergio Matta, presidente de la Asociación de Agricultores de las provincias de Quillota y Marga Marga.

Aún no existe una cifra oficial, pero los diferentes gremios de productores ya están sacando las cuentas. La sequía mermaría alrededor de US$ 400 millones menos en paltas, US$ 30 millones de pérdidas en el Valle de Copiapó, alrededor de US$ 36 millones en la producción de La Araucanía. A esto hay que sumarle los US$ 100 millones que los productores de uva de mesa de la Región de Atacama reportan haber perdido producto de las últimas heladas.

Pero éstos serían sólo los primeros efectos. Según Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile, el principal efecto de la sequía en la producción de frutas, en todas las regiones, se verá en la próxima temporada (que va de julio de 2012 a abril de 2013). “El principal efecto de este proceso será sin duda el menor tamaño de los frutos y, por ende, menor producción y menores retornos”, agrega.

El impacto en la capacidad productiva de algunos sectores podría incluso durar más tiempo. Es el caso de los productores de palta. Para reducir el consumo de agua, muchos han cortado los árboles hasta a un metro de altura. Con esto consume cantidades mínimas de agua. Pero la producción decrece a niveles mínimos y para que el árbol se recupere deben pasar unos tres años. Lo anterior genera problemas en la exportación, ya que el fruto debe tener ciertos estándares generales para poder salir del país.

“Hay que dividir entre árboles cortados y otros que están a medias, lo que significa que van a tener bajos calibres, baja producción y que no se van a poder exportar. Yo diría que cortados son unas 700 hectáreas de un total de 10 mil”, asegura Gregorio Correa, presidente de la Asociación de Agricultores de la Provincia de Petorca.