Cómo hacer Ciudad: El Malecón de Guayaquil

En Guayaquil la cultura de la regeneración se ha instaurado desde una comprensión holística del concepto patrimonio. Las primeras piezas urbanas en ser concebidas dentro de la estructura urbana para un proyecto de regeneración fueron la red de áreas verdes y parques urbanos, levantando el valor del patrimonio natural para el desarrollo de la ciudad. Años después, el foco del verdadero potencial de transformación urbana se desplaza hacia el frente de agua. El Malecón 2000 se extiende en una obra de 2.5 kilómetros que conecta museos, jardines, muelles y miradores, como una estrategia para consolidar los límites de  una serie de barrios y al mismo tiempo construir un hito visible tanto para los guayaquileños como para el resto del mundo. El proyecto revela nuevamente el modo en que el espacio público induce a grandes transformaciones sociales y como de éstas depende el éxito de los proyectos.

En el historial de planificación estratégica en Guayaquil, hay un antes y un después de la construcción del Malecón 2000.  La obra articula grandes monumentos de la ciudad, museos, jardines, bares y restaurantes, miradores y muelles desde los que se puede abordar embarcaciones para paseos diurnos y nocturnos. A pesar de que a primera vista se reconoce su atractivo formal y la sugestiva experiencia que ofrece, el Malecón busca construir un capital social que le permita exportar una nueva imagen de la ciudad, más segura y renovada.

En los noventa, el alcalde Leon Febres Cordero fue el primero en impulsar los procesos de regeneración urbana, pero sin antes recuperar para los guayaquileños el autoestima por su ciudad. “Guayaquil vive por ti” fue su famoso slogan que dio pie a una seguidilla de intervenciones sobre las preexistencias, desde la regeneración de barrios hasta una estrategia de recolección de basura para cambiar la imagen que se percibe sobre su ciudad. Ya nada queda del Guayaquil que se conoció gris, menos de un metro cuadrado de área verde por habitante, víctima de un penetrador incendio a fines del siglo XIX, puerto estratégico saqueado por los piratas repetidas veces y foco de miseria.

La Fundación

La Fundación Malecón 2000 planifica, administra, financia y mantiene el desarrollo del malecón y otras áreas de Guayaquil que compongan la estructura principal del desarrollo social, cultural y productivo de la ciudad. Para esto, es fundamental hacer partícipe a la ciudadanía en las transformaciones que están ocurriendo en su entorno. En esta línea, su proyecto Manejo Integral de Desechos (MID), capacita y genera conciencia sobre la importancia de la clasificación, recolección y proceso de los residuos, a estudiantes y otros ciudadanos. La participación es un eje fundamental para trascender los límites de la intervención y generar cambios sociales estructurales que permitan extender sus beneficios a zonas con menos acceso a la ciudad privilegiada.

De manera complementaria, el diseño de un aeropuerto internacional, un plan de ordenamiento de tránsito y la implementación de un metrovía han construido una trama de movilidad más conectada, que facilita al turista a recorrer y permanecer, como otra más de las estrategias para revertir la tendencia a ciudad aeropuerto que caracterizó durante décadas a Guayaquil.

Vacíos y Lecciones

La relación entre las transformaciones físicas y los beneficios son evidentes, pero existe un ambiente escéptico frente al poder transformador en los intangibles frente a las principales estrategias implementadas. Estas han propulsado nuevas energías para el turismo, pasando de ser una ciudad de paso a una de destino. Muchos reducen esto a la mera construcción de turismo, que no se traduce necesariamente en construcción de ciudadanía. El proyecto ha atraído la mayor cantidad de inversiones y ha incrementado el orgullo entre los locales, pero es fundamental que detrás de la vitrina ocurra una consolidación de espacios que puedan ser apropiados y transformados al ritmo en que el cuerpo social se regenera. La intervención y participación de los ciudadanos en el espacio construido, ya sea desde una función cotidiana o comercial, es la garantía del éxito de grandes proyectos urbanos. El Malecón ha sido el puntapié de las más grandes transformaciones físicas, ahora es necesario que la respuesta social en su uso intensivo perpetúe el soporte de la obra, para realmente expandir la regeneración a zonas menos privilegiadas de la ciudad.